Translate

domingo, septiembre 29, 2019

Capitulo (61)


© MI MADRE Mónica.......... Capitulo (61)
“El Billar.”


La verdad que había pasado una de las peores noches de mi vida, tanto que no sabía cuál iba a ser mi reacción al verla a la cara de nuevo, ¿qué me diría? como actuaría yo después de verla frente a frente con ese viejo copulando. Cuando bajé a la cocina después de haberme dado una cálida ducha para terminar de despertar, mi Madre ya estaba desayunando como si nada hubiese pasado, vestida con unos diminutos shorts ajustados y una camiseta blanca de tirantes anudada al ombligo. Por un momento creí que lo de anoche había sido una pesadilla, un sueño horrible que se había llevado aquella mujer sumisa y ardiente para volver a dejar a la querida Madre de siempre.

Allí estaba ella como cada mañana, con mi Madre animada llevando acabo sus rutinarios ejercicios para reafirmar su cuerpo y su licuado nutritivo para mantener su figura estilizada, dedicándome palabras de cariño y amor como todas aquellas mañanas alejadas de estas pesadillas.

- ¡Hola mi amor.. dormías como un angelito que no quise despertarte esta mañana.

- He, hola Mamá.- le respondí desconcertado.

Como siempre Mamá parecía olvidar todo lo sucedido, es más, yo seguía con la idea de que todo había sido un horrible sueño. Y al ver que todo volvía a la normalidad, yo también me animé a seguir adelante, claro que el maldito viejo aún seguía aquí viviendo con nosotros y eso me ponía de mal humor en apenas las primeras horas de la mañana.

Cuando Mamá desapareció al fondo de la casa, me gritó que fuera a sacar la basura. Yo aún sentía la duda esa de lo que se dijeron en la noche, ¿qué pensaba ese asqueroso, casarse con ella y llenarla de hijos?.. Al levantar la tapa del contenedor pude ver tanto unas bragas de ella hechas añicos, como su blusa que el desgraciado le había tronado cuando se adentró en el escote a mi Madre. Entonces escuché unos pasos  que se acercaba y cerré el contenedor de golpe.

Era el desgraciado renco, el inmundo viejo que se había apoderado de la voluntad de mi Madre y de nuestras vidas, el que ya se creía dueño de nuestro propio futuro y que pensaba mudarse de la habitación que le había preparado mi Madre para irse a meter a la habitación de mis Padres. Me hizo pasar el segundo coraje del día. 

Cuando me observó pasó por delante mío echándome un vistazo lleno de prepotencia y valentonía. Me pregunté si el desgraciado pretendía hacer otra de sus perversas ideas con mi Madre y conmigo. No tuve tiempo de adivinarlo ya que escuché la voz de mi Madre llamándome desde la casa.

- ¡Mi amor.. ayúdale a tu.. al Sr Paul, a ir por sus cosas.

- ¿Quee? M-Mamá no pretenderás que ese Señor y tú.. noo..

- ¿Ya vas empezar, Pedro Tapia?..

- Mocoso has caso a tu Madre o te vas a ganar unos cintarazos..- me amenazó.

- No lo puedo creer, ¿es serio Mamá?.. no lo pudo creer..

Toda esa alegría de verla tan feliz y radiante durante esta mañana se me cortó de tajo. Esto era lo más humillante que me pudieran hacer pasar, no solo por el hecho de ir ayudarle a ese viejo discapacitado.. si no que ya abiertamente Mamá ya lo estuviera aceptado como pareja para vivir a su lado. Creo que ya las cosas estaban llegando a un punto en que me estaban haciendo tomar medidas más agresivas.

Lo cierto es que tener una distracción me vino muy bien porque ya no quería tener otra discusión en las que claramente llevaba todas las de perder con mi sugestionada Madre, quien ya se había dedicado por entero a llevar esa situación con ese viejo animal como normal. Lo que antes se dedicaba en exclusiva a tratar de sobrepasar su trauma, respaldada por esas malditas terapias de sicoanálisis, ahora ya quedaban en el pasado, solo era hacer lo que ese inmundo le decía, y lo que la hacía sentir cada que ves que se le acercaba.. esto me hizo replantearme a actuar aunque aún no sabía cómo. Así que decidí mantenerme al margen aunque el coraje me devorara e intentar llevar las cosas en calma en mi hogar antes de lanzarme a destrozarlo.

Afortunadamente mi “hogar” era una residencia enorme de dos pisos y mucho espacio, lo que me ayudaría a esconderme y no topármelo a cada minuto del día. Así que con mi ayuda, el viejo desgraciado empezó a mudarse a su nueva habitación de a poco.

Lo más desesperante fue que a la hora de llevar sus pulgosas cosas en una caja, donde claramente eran puras porquerías viejas, mi Madre me sonreía como si en verdad yo estuviera haciendo algo productivo al mudar a ese viejo hacía dentro de la casa para hacer todo lo que se le viniera en gana con ella ahora como su pareja o su puta.


No pude evitar sentir cierto morbo con remordimientos al ver cómo las tetas de mi Madre botaban escalando por el escote cada vez que ella le ayudaba a reacomodar sus garras en su habitación. Al cabo de unos segundos ella ya se encontraba sudorosa. Me fijé en que uno de los tirantes se le había resbalado por el hombro y aumentaba el hondo del escote, ahora perlado por algunas gotas de sudor. En esos momentos se oyó la puerta abriéndose junto al sonido de los característicos pasos del renco que aparecía.

- ¿Enserio vas a necesitar estas cosas mi amor?..

Pero el viejo haciendo de lado los comentarios que le hacía ella, solo estaba parado delante de mí tragándosela con la mirada. Sin importarle claro al mal parido que yo estuviera frente a él viéndolo.

- Hoy estás muy guapa.- le dijo examinándola con indecencia.

- G-gracias.

- Me gusta verte con esos shorts. Estás muy buena.

- Ay, gracias.- añadió con las mejillas sonrojadas por el acecho consentido.

- Son muy cortitos, y a mí me gustan cortitos. Son muy bonitos.- ella se los miró.- Se te entierran bien rico por detrás..

Mamá tragó saliva viéndome a ver que decía con los nervios a flor de piel. Estaba comportándose demasiado dócil ante ese viejo frente a mi presencia.

- Sí.

- ¿Apoco no?..- me atacó.

Yo me quedé paralizado, ¡El hijo de puta quería mi opinión de como a mi Mamá se le veían las nalgas.. Encogí los hombros para aparentar cierta ingenuidad.

- Date la vuelta, tu hijo quiere verlas?..

¡QUE!!.. Mamá solo se quedó seria con las mejillas sonrojadas pero sin darse la vuelta, lo que aprovechó el hijo de puta para meter la mano y darle un jalón a los shorts hacía arriba e incrustárselos hasta el fondo de la raja, a modo de calzón chino. El cerdo soltó un bufido al contemplar la delantera de los shorts metida entre los labios del chocho. Se transparentaba con claridad la división de su rayita, una delgada línea por dentro de los labios vaginales. Tuvo el descaro frente a mí de pellizcarse la zona genital y soltar otro bufido de excitación.

- ¡Mhm, mi amor, qué buena estás.. Date la vuelta.


Mamá se giró con obediencia dándose la vuelta para exhibir su trasero. Me quedé boquiabierto al contemplar las nalgas de mi Madre al desnudo, con la tela de los shorts metida dentro de la raja, dando la sensación de que fuera un cachetero. Ya no pude aguantarme ante tal descaro. Salí de la habitación furioso dejando a ese inmundo pervertido con la vista clavada en el carnoso culo de su ya destinada mujer. Pero no me alejé, me quedé escabullido en el pasillo escuchando lo que se decían.

- Mi amor, por favor.. ¡Ji ji.. no te comportes así frente a mi hijo.- dijo con picardía.

- ¿Y que tiene?,  que vea las nalgas de su Madre.. que sepa que es ahora mi putita y que yo la voy a ser feliz.

- Que cosas dices, ¡Ji ji..

- ¡Mhm, qué culo tienes, cabrona.. Ven acá.- Mamá se dio media vuelta hacia él para exhibir de nuevo las ocurrencias del viejo.- Te encanta mostrar el culo, ¿eh?..

- Sí.. pero solo a usted,- contestó con una sonrisa boba.

- Pues así tendrás que andar.. son las nuevas exigencias de tu Marido, ¡Je je je..- le dijo a carcajada abierta y soltándole una nalgada.

- ¡Ji ji ji.. Pero como voy andar así.. además ya lo tengo a usted, y no creo que usted quiera que otros me anden viendo así.

- Pues te equivocas primor, a mí me gusta que andes así de buenota enseñando las nalgotas.. es más, para celebrar que pronto formalizaremos esto, vamos a salir a la calle hoy. Normalmente quedo con unos amigos en el billar, un par de calles más abajo donde te llevé aquel día. Si les cuento por lo que no he ido estas semanas no se lo creerán. Es necesario ya que conozcan a mi mujer, no crees? ¡Je je je..

- ¿En serio me va a presentar con sus amigos? Bueno, déjame darme una ducha y vamos a ese lugar. Tal vez le apetezca ver sus caras cuando aparezca con su nueva Esposa del brazo. Me agrada que presumas de mí.

- ¿De veras?,- el viejo abrió los ojos incrédulo.- Quiero decir, ¿quieres que vayamos a contarles lo nuestro?

- Pues sí, ¿Le gustaría no?

- ¡Por supuesto.. Pero, para que sea más creíble, tendré que acariciarte delante de ellos. No me refiero a tocarte las tetas delante de todo el billar, pero no sé.

- Desde luego, mi amor,- contestó Mamá sonriendo,- Lo que tú quieras. Sólo te pido que me digas cómo quieres que me vista para ir allí. Aunque te aviso que no voy andar así, ya se lo dije, estás solo son tuyas, ¡Ji ji ji..- decía Mamá dándose media vuelta para enseñarle las nalgas, aun con el shorts metido en la cola.

- Bueno, pero supongo que alguna falda tendrás un poco indecente, ¿no?- se interesó el viejo.

- Creo que sí. Vamos al armario.- respondió Mamá mientras se sacaba el shorts de la cola.- A ver, ¿qué quiere que me ponga?

- Bueno bueno, para mi putita.. vamos a ver qué ropita te ponemos, que hoy vas a impresionar a todos, ¡Je je je..

- ¿A todos?

Estaba nerviosa ante la perspectiva de que llevara sus impulsos fuera de allí, pero no podía evitar sentirse embriagada por una morbosa curiosidad. Quería descubrir más, sentir más y dejarse llevar por todo aquello. La vergüenza que quedaba en su ser era solo un residuo de otro tiempo.

La encaminó por la habitación, dándole una pequeña nalgada en el culo hasta llegar a su ropa, donde abrió su armario y con insolencia empezó a revolver entre sus ropas. No tardó en encontrar lo que estaba buscando; destacaba entre las otras prendas mucho más sensuales.

- Ponte esto.. creo que estará bien para impactar a mis amigos.

Otra vez una falda muy cortita. Cubierta solo por eso se volvería a sentir muy expuesta, pero también se sabría admirada y deseada. Recordó el día anterior, caminando por aquellos rumbos malvivientes y aquel morboso puesto de ropa, en el que se había exhibido ante el voraz Compadre. Al tenerlo en sus manos le hizo recuperar aquellas sensaciones de desnudez al caminar por toda la urbe como si se tratara de otra más de aquellas prostitutas, embutida como un suculento manjar cuya degustación estaba al alcance de cualquiera. Un instinto de autoprotección la controló por un momento y abrió el cajón de su ropa interior, pero él la detuvo.

- No sé, sin nada debajo estaría mucho mejor.

Sus palabras directas, su tono imperativo, su desvergüenza y el modo en el que sabía despertar en ella sus instintos más profundos, la perdían.

- Sí, sí, esa falda está muy bien. Y podrías ir sin sujetador también..

- ¿Cómo?- Mamá se dio la vuelta y lo miró sorprendida. Después se lo pensó y respondió sonriendo.- Se lo he dicho que me dijera cómo vestirme, así que no te puedo negarle nada. Claro que sí, iré sin sujetador, sin bragas o como le dé la gana.

- Hombre, si no es mucho pedir de mi mujerzota, ¡Je je je..

- ¿Y qué les vamos a contar?- preguntó emocionada.

- Pues tú sabrás qué quieres contarles, aunque te aclaro que son muy mandados, ¡Je je je..

Supo por sus ojos en esos momentos como tendría que ir vestida para ellos, irresistible para cualquier hombre. Aquello hizo que se sintiera poderosa ante él, aunque fuera del todo incapaz de controlar aquella situación.

Mamá lo miró y no le vio muy convencido. Supuso que tendría que improvisar. Pero aun así, y animada por quererse lucir ante los amigos del renco se metió a la ducha. El renco cerró la tapa del inodoro y se sentó para verla cómo se duchaba. Mamá al ser su baño de cristal no tuvo reparo en ser observada por él y se duchó con cuidado. Se enjabonó despacio, especialmente los pechos y entre las nalgas. Cuando se estaba enjabonando, el viejo preguntó:

- Te lo jodí duro anoche, ¿verdad?


- Mi amor.. anoche me has cogido como nunca y la he pasado muy bien. No te preocupes, ya estaba preparada, lo mejor será que cuando lo hagamos por ahí me prepare muy bien. ¿Pero supongo que tendrá la intención de volverlo hacer esta noche?

- ¡Je je je.. Me adivinaste el pensamiento putita, claro.. claro que quiero volver a usar ese culazo.

- Bueno está bien.. solo procure que esta vez la puerta este cerrada, ¡Ji ji ji..- le respondió cerrándole un ojo.

Mamá salió de la ducha y empleó una toalla para secarse. El renco estaba fascinado con su docilidad y con lo que le decía, por lo que Mamá se le acercó dándole un sonoro beso en la boca.

- Echaba de menos su saliva.- le dijo.

Él la agarró de las nalgas con las dos manos y le respondía. Después se situó frente al espejo con el viejo detrás de ella.

- Procure no moverme mucho mientras me maquillo,- le dijo, mientras tomaba las manos del viejo y las colocaba en sus tetas.

La acarició suavemente todo el tiempo que ella tardó en peinarse y maquillarse. El muy cerdo le pasaba la verga por las nalgas, con la barbilla apoyada en su hombro, refregando su paquete contra esa zona tan carnosa. Cuando me di cuenta vi una mano de mi Madre acariciando dentro de su calzoncillo el culo de ese cerdo. Mientras se agasajaban trataban de rozarse removiéndose el uno contra el otro.

Mamá deslizo su mano izquierda por el lateral de los calzoncillos hasta meterla dentro de la delantera, agarrándole ahora la verga y los güevos. Desde mi posición, veía que la punta de la verga le asomaba por el elástico superior ante los duros jalones  que mi Madre le daba a ese viejo. Ya estaba fuera de sí, con su ninfomanía sugestionada encendida, dispuesta a demostrarle a su viejo lo caliente que podía ser.

Se giró para besarle, deslizó sus labios por la barba y sus bigotes de roedor, le lamió el cuello lleno de verrugas, le abrió la camisa de golpe y bajó con la boca hasta sus tetillas bofas, lamiéndolas, mordisqueándolas, pasando la lengua por encima del vello para pasar a la otra. El renco cerraba los ojos dejándose lamer el pecho, con los brazos pegados a los costados, concentrado en los tirones de verga que le regalaba mi Madre dentro de sus calzoncillos.

Le miraba como una sumisa mientras le lamía las tetillas. Como una cerda fue bajando con la lengua, lamiéndole la barriga, metiéndole la punta en el ombligo, hasta que fue hincándose poco a poco. El pervertido renco jadeaba con los ojos entrecerrados, mirando al espejo, con rastro de saliva por todo su asqueroso cuerpo.

Desesperada le bajó el calzoncillo hasta los tobillos de un jalón, como deseosa, y le sujetó la verga desde la base colocándola en horizontal para mamarla como una descosida. Soltándole fuertes chupetones en el mal oliente glande, comiéndosela y baboseándolo, sacudiéndosela sobre la lengua como una puta, con los pechos golpeando sus robustas piernas por los movimientos.

- ¡Ooh si, chúpala puta, chúpala con todas tus ganas.

¡Y sí que le daba con todas sus ganas. Qué mamada le estaba haciendo. Le lamió los güevos a base de pasadas y apartó la cara para mirarle, pelándosela deprisa.

- ¿Quiere que le chupe el culo?

QUE?.. Me quedé de piedra al escuchar tal petición.

- Sí, puta, chúpamelo. Chúpale el culo a tu macho.

Transpirando vi como el pervertido renco se daba la vuelta inclinándose ligeramente sobre la tasa del baño, apoyando las manos en la superficie. Mamá se mantenía hincada cuando pegó la cara al culo del viejo, incrustando su respingada nariz y los labios dentro de la repugnante raja, sacando la lengua para acariciarle el ano velludo con la punta.

Yo observaba atónito el comportamiento de Mamá. No despegaba la cara de la raja, sólo movía la cabeza con la cara metida entre aquellas nalgas sudorosas mamándole el ano mientras el viejo se la pelaba sobre su barbilla, concentrado en el continuo y húmedo cosquilleo de aquella cálida lengua.

Le acariciaba las nalgas velludas y planas mientras le mamaba, sin apartar la cara ni un momento ni para tomar aire. A los pocos instantes, el viejo se volteó de repente y la sujetó del brazo obligándola a levantarse. Mamá escupió algunos pelillos y otros se los quitó con los dedos. El renco le soltó unas bofetadas en la cara, no muy fuertes solo para reaccionarla., agarrándola por los cabellos y pelándosela con la otra.

- ¡Abre la boca, puta..

Mamá abrió la boca y recibió un grueso escupitajo en la lengua, luego espero que se lo tragara y le dio otras palmaditas.

- ¡Te voy a joder, puta. Que mis amigos te conozcan bien cogida.

La agarró en peso por las nalgas y la sentó encima del mueble del baño. Le metió el dedo índice en la boca para que la abriera y le escupió de nuevo, cayendo el asqueroso escupitajo bajo la nariz. Con ambas manos, le sujetó el escote y le rasgó la blusa rudamente hasta partirla en dos, abriéndola hacia los lados para apretarle los pechos como si fueran esponjas.

Desde mi posición observaban estupefacto la dureza con que la trataba, pero ajena a molestarle más la ponía. Le escupía las tetas y luego se las mamaba, volviendo a incorporarse para darle más palmaditas en la cara. La cogió por los hombros y la obligó a tumbarse hacia atrás, pegando la espalda en la superficie de la mesa. Le separó las piernas abriéndole la vagina. Mamá con el rostro sudoroso y rojo esperaba con la punta casi rozándole la entrada.

- ¡Vamos, dilo puta, te estoy esperando. Pídeme que te joda como una puta.

Mamá frunció el entrecejo, con la cara sonrojada.

- Jódame como a una Pu.. ¡Argh..

En mitad de las palabras le clavó la verga encajándosela secamente en el chocho, sujetándole las piernas por debajo de las rodillas. Comenzó a joderla contrayendo el culo gordo rápidamente, manteniéndole las piernas separadas y en alto, con los güevos apretujados cuando se la empujaba. Mamá comenzó a chillar como una loca cabeceando en el espejo y aferrándose a los cantos del mueble, con sus pechos meneándose como gelatinas, mirando hacia los ojos del viejo, que le destrozaba la vagina con fuertes embestidas, resoplando insistentemente con los dientes apretados.

Ambos estaban jodiendo sin impórtales ya que pudiera escucharles, con la puerta de la recamara abierta, y haciendo ruidos del mueble con cada empellón que se daban. El renco frenó en seco, llenándola de leche, varios chorretones abundantes que le inundaron la vagina, hasta el punto que la leche rebosó y discurrió por la comisura de la vulva, aún con la verga encajada y los güevos apretados.

Mamá trataba de recuperar el aire resoplando y cabeceando con los ojos cerrados. El viejo se mantuvo con la verga encajada un rato, luego la fue sacando despacio, embadurnada de esperma por todo el tallo, esperma mezclado entre sus pelos abajeños. Nada más sacarla del todo, manó leche del chocho de mi Madre escurriendo hacia la raja de sus nalgas.

- ¡Ven..- la ayudó a incorporarse y a bajarse del mueble del lavabo, con la blusa rajada y abierta como si fuera una bata.- ¡Arrodíllate aquí.

Mamá se arrodilló ante él con la cabeza casi dentro del inodoro.

- Te marcaré como mi hembra..

El pervertido acercó su verga, la apoyó en su labio inferior y un segundo más tarde comenzó a mear, a mearle la boca con un chorro flojo, un fluido grueso y amarillento que tanto yo petrificado distinguían desde mi escondite. Mi Madre no se esperaba tal cosa, su lengua pequeña y rosada ahora quedaba sumergida y dos fina hileras le resbalaron por la comisura hacia la barbilla, hasta que ese ser pervertido cortó el chorro.

Mamá rápidamente metió la cabeza en taza del inodoro y vomitó dentro todo el caldo caliente. De nuevo levantó la cara con la boca abierta y el desgraciado volvió acercarle la verga.

- Aun tengo un poco más..

Mamá con los ojos sin poderlos quitar de su mirada, de su acción perversa en la que la estaba convirtiendo. De nuevo abrió la boca y el viejo le inyectó otros dos pequeños chorros, apretándose el capullo para exprimirse hasta la última gota de su uretra. Y para agradarle y ante su mirada dominadora que no le apartó ningún segundo, esta vez sí se lo tragó, envuelta en un temblor fruto de las muecas de asco y las arcadas que le venían del estómago.


Se limpió la boca con el dorso de la mano y se levantó mirándose la blusa rota y sus pechos salpicados de un orín apestoso intenso. Se limpió la boca con el agua del grifo y se tomó un trago de enjuague bocal para quitarse el mal sabor, enjuagándose la boca y escupiendo. El viejo ya se había subido los pantalones y el cierre.

- Mi amor, esto es una barbaridad, yo no soy así.

- ¡Je je je.. Es una pasada no.  Con el tiempo te acostumbraras a ser marcada. Ponte otra blusa, quiero presumir a mujer, ¡Je je je..

La dejó en el baño limpiándose la boca, ensimismada, con la blusa hecha añicos y goteándole leche del chocho, tratando de entender cómo había llegado a convertirse en la cerda de un viejo. Pero le gustaba acatar sus órdenes, darle rienda suelta a sus perversiones, eso la llenaba y la hacía sentir plena.

Tuvo que ducharse de nuevo. Después se puso otra blusa, quizás más ceñida que la anterior y le preguntó si se marcaban sus pechos lo suficiente. El pervertido por supuesto, asintió y ella siguió vistiéndose con unas medias bastante altas, que casi alcanzaban la entrepierna, y una faldita un poquito abajo de sus prominentes glúteos. Los tacones era lo único a lo que el viejo no puso objeción, por lo que pudo elegir un modelo de aguja de entre los muchos que tenía en su armario.

- De veras que vas a lucirte en la calle delante de todos..

- Desde luego, no tendré intención alguna de platicar y lucirme con ellos. ¡Ya estoy, vámonos.- respondió sonriendo.

Antes de salir se miró en el espejo. Con esa falda tan ligera, tan corta y volátil, las medias, los tacones y los pezones marcándose sobre la blusa.. seguro que los amigos de ese desgraciado sufrirían un infarto al verla. Antes de salir de la habitación, el renco posó su mano en el trasero de Mamá que, como siempre, no hizo ademán alguno en retirarla.

- Que culazo te cargas, pero creo que hace falto algo.

Mamá quedo dudativa, que era eso que le dijo que podía faltar para que se sintiera mejor. Sin cambiar de postura, la hizo inclinarse un poco haciendo que la falda se subiera, él se fue a la cama y rebuscó. Volvió a ella con el plug anal en la mano. 

- Dijiste que te lo tenías que preparar.

La hizo inclinarse sobre la cama, y abrió los cachetes del culo con ambas manos. Echándose un escupitajo en su mano, echó un poco en su ano, y lo extendió con sus dedos alrededor del mismo. Cuando lo embadurnó todo bien, metió un par de dedos dentro para que se lubricara por dentro. Los dedos sin previa estimulación le escocían muchísimo, pero no dijo nada. Tras eso, de un empujón le metió el embonador metálico por el recto, con el adorno de diamante quedando de tapón. 

Le escoció muchísimo, pero tampoco dijo nada. Él podía hacerle cualquier cosa que quisiera, ya le había orinado la boca con anterioridad, esto era lo mínimo. Le ordenó girar la cabeza y sonreír, como si le tomara las medidas aun cuadro como de fotografía enfocando su culo en primer plano, de forma que se veía muy bien el diamante taponeándole el recto y su sonrisa.

- ¡Hermosa..- luego haciendo presión con los dedos para que se acomodase mejor y se pudiera enderezar, le hizo ponerse las bragas, para que no se me saliera el plug.

Luego le ordenó que agarrara las tiras laterales de sus braguitas con las dos manos y tirara con todas sus fuerzas hacia arriba, sin dejar de sonreír. La braga era muy fina, y ya de por si le venían muy pequeñas, al tirar de ellas se le clavaron en toda la raja del culo, y en sus labios mayores.

Si eso no fuera bastante aún más metiéndolo de forma que sus labios mayores cubrieran la tela por completo. El diamante taponeado, aun asomaba en su raja, mostrándose por los dos lados de la tira de la braga. Mamá volvió a sonreír y le hizo las señas como si le echara otra foto, en ella se me veía a Mamá sonriente, con los pezones puntiagudos, totalmente abierta de piernas, estirándome la braga hasta que desaparecía entre los pliegues de su entrepierna, y con el objeto diamante asomando de su culo.

- Ponte algo para taparte las tetas, no quiero que te hijo te vea tan puta y vámonos de aquí, te quiero fuera en cinco minutos.

El pervertido la quería sacar de nueva cuenta en esas fachas de ramera, menos mal que ahora si había pensado en mí y no me la había mostrado de frente en la mujer en la que ahora la había convertido. Se había excitado cuando le dijo lo puta que quería que fuera delante de sus amigos, así que pensó que le gustaría que se exhibiera por ahí, como una buena zorra, su pronta Esposa. 

Cuando se colocó un saco se vio al espejo y quedó satisfecha del resultado, el sacó apenas le cubría los pezones, mostrando toda la parte inferior de sus pechos. Tendría que andar con mucho cuidado si no quería que sus pezones asomaran por lo ajustada y traslucida de la blusa a cada paso. Con las prisas no me había dado cuenta de que aun llevaba el embonador metido dentro, pero al ir bajando por las escaleras, notó que le molestaba al caminar y le preguntó:

- Mi amor, ¿y él?

- Eso se queda ahí todo el día. Me gusta que estés lista..- su tono era de macho.

- Gracias mi amor. Por supuesto que se queda.

Ni siquiera tuvo la desfachatez de ir a avísame, me gritó desde abajo que más tarde volverían.

- ¡Hasta luego mi vida. Te quiero..- y salieron.

El viejo le pasó el brazo por la cintura, como si fuera su Esposa, y la condujo hasta la salida, momentos que aprovechó para bajar un poco la mano y palpar su apetitoso trasero, sentir ese estilizado cuerpo contra él, olerla, tocar a esa mujer tan flamante y tan buena. Ella echaba la cabeza sobre su hombro, sin percatarse del horroroso espectáculo del que participaba, sin evitar para nada esos descarados tocamientos.

La sacó de casa así vestida y bajaron hacia la calle con el sonido de sus tacones resonando por la cera. La tomó del trasero haciéndole caminar a su paso. Yo estaba preocupado porque algún vecino pudiera verla en compañía de ese viejo feo así arreglada y que sacaran sus propias conclusiones, pero el fraccionamiento estaba desértico.

Pensé que tomarían la camioneta pero no fue así, habían pedido un taxi. El viejo abrió la puerta y la ayudó a sentarse. Mamá apenas podía sentarse con esa tremenda faldita y lo inminente que llevaba en el recto. Eran casi las dos de la tarde. ¿A dónde era que la llevaba ahora ese desgraciado? ¿Y aquí otras situaciones perversas la expondría y la pondría en peligro. Con una mujer así y sus pervertidas ideas cualquiera podía abusar de ella, por muy pareja que quisiera ser con ella este desgraciado no la protegía. Decidí seguirlos, claro esperando un poco aquí se alejaran.

Desde la ventana les observaba dentro del taxi, dándole instrucciones al chofer, le pasó la mano abierta por encima del muslo, arrastrando la base de la falda hasta el vientre y dejándole el encaje de las medias y las bragas a la vista.

- ¡Hijo de puta.. no tenía el más mínimo recato.

Los seguí en mi motocicleta hasta aquel lugar alejado donde ese desgraciado seguro frecuentaba, no conocía su rumbo ni al lugar al que iban.. pese que estaría cerca de aquellos puestos de ropa pero no, era otro sitio. Se adentraron a una mal oliente cantina, tenía varias mesas de plástico, una tele de tamaño considerable y una barra con algunas gentes a pesar de la hora.

No le costó diferenciar a sus amigos que al principio se mostraron contrariados por su aspecto y su sensual acompañante. Eran tipos maduros y vulgares, pero que se podía esperar de este tipo solitario y que se encargaba del aseo como modo de vida.

En cuanto entraron toda la cantina se quedó mirando la extraña pareja en la puerta. Mamá no lo tenía muy claro, si lo que les llamaba la atención era su modelito, o el hecho evidente de que la mano de ese viejo permanecía en su trasero. Las caras de asombro fueron muchas, pero ninguna tan exagerada como la de los amigos del lisiado. Ninguno se atrevió a decir nada, de modo que un orgulloso y crecido Don Paulino tuvo que romper el silencio:

- Ya les había hablado de Mónica, mi prometida, ¡Je je je..

Obviamente ningún viejo sabía cómo afrontar las pertinentes presentaciones ante una mujer así, a las que Mamá tampoco sabía afrontar, ya que no sabía cómo llevar conversación con ese tipo de gente.

- ¿No me jodas que te vas a casar con este bombón Paul?- preguntó uno de ellos, tal vez el más aventado.

- Sí, bueno.. disculpen que no les haya hecho llegar la invitación, pero todo ha sido demasiado rápido, ¡Je je je..

Y antes de que el viejo saliera con una de sus respuestas más disparatadas, ella salió al rescate.

- Se ha portado muy bien conmigo y estoy muy agradecida.. Me apoyó en los momentos malos y después, sin saber cómo, una cosa llevó a la otra y pues.. Sí, nos vamos a casar.- lo decía muy segura.- Les parecerá extraño, pero gracias a que él está conmigo está haciendo que pase mucho mejor estos momentos.


El viejo se dio cuenta de que ella intentaba de cierta forma no dejarlo quedar mal y para él eso era perfecto. En unos días podía decir que ellos estarían casados y ya no importarían las críticas de nadie en torno a su aspecto con una mujer así. Le hicieron sitio a Mamá en su mesa, ante la mirada atenta de todo el local. Ella tomó asiento e inmediatamente después, una mano del viejo recorría su muslo. Los amigos lo miraban atónitos. Mamá permitió recta por su artilugio en el recto sin pestañear que la acariciara de tal forma.

- Entonces guapa, Paul y tú.. Ya sabes, ¿Ya..?- preguntó uno de ellos ante la carcajada del resto.

- Supongo.. ya dormimos juntos,- respondió ella simulando rubor.- Pero Señor, ese no es el tipo de preguntas que suelo contestar, ¡Ji ji ji..

- Ramón, ya viste que Paul ni la suelta, parece que hasta la pregunta sobra..- rió el otro curioso con otra sonora carcajada.

- ¿Ves, mi amor? Te dije que tal vez  no era la ropa apropiada para presentarme a tus amigos, ¡Ji ji ji..- Mamá increpó suavemente al renco.

Pero al ver la cara molesta del renco hizo una pausa y, continuó:

- No, perdona cielo, lo siento. Me vestiré como quieras, me encanta hacerlo, sólo que me preocupa que tus amigos se lleven una impresión equivocada de tu Esposa.

Efectivamente, todos miraron al renco con admiración, que se acrecentó aún más cuando su mano, ya no sólo recorría el muslo de la rubia, sino que se aventuraba debajo de la falda e incluso provocaba que ésta subiera sin pudor. El viejo pidió una botella para él y sus amigos, y a Mamá whisky doble. Estaban sentados en una mesa un poco apartada.

- ¿Es que quieres emborracharme mi amor?- le preguntó.

- Pues la verdad es que sí. Tú bebe y deja que estos perros solo baben por tu compañía.- le contestó.

Su tono era afable y muy tranquilo.

- Ya he visto que no me quitan el ojo de encima. Pero bien, me alegra de haber causado una buena impresión con tus amigos. Ahora si me disculpan, tengo que ir al tocador, con su permiso.

Ella se fue al servicio para que los viejos acompañantes pudieran observar sus rotundas curvas, recibir los agasajos de sus miradas mientras se alejaba.. los libidinosos viejos no se aguantaron el rascarse sus bultos al ver aquellas carnosas piernas y sus prominentes glúteos al ir caminando. Un silencio sepulcral reino en aquella cantina mientras ella se alejaba, jamás volverían a ver tremendo espectáculo en un lugar tan vulgar como ese.

- ¡No jodas pinche Paul.. no me digas que te andas culiado a tremendo bombón..

- Pus ya la escucharon muertos de hambre.. nos vamos a casar, y déjenme decirles que tiene rete harta lana. ¿Cómo les quedó el ojo?..

- ¡Pues a mí sí me gustaría verle el otro ojo, ¡Ja ja ja.. seguro que lo tiene chiquito y rosadito, ¡Ja ja ja..

- Como te explico.. ¡Je je je..

- ¿Pero cómo fue?, ¿qué fue lo que hiciste cabrón? Le vendiste tu alma al diablo, o que chingados.. ¡Joy joy joy..

- Nah, les dije pendejos, ya ven para que me servían todo eso que les contaba de las hipnosis.. muchas mujeres llegan ahí buscando consuelo.. y para consolarlas quien mejor que yo, ¡Je je je..

- Si como no.. un cojo y viejo como tú, si como no, ¡Je je je..- le decía otro.

- Nah, me vas a decir que la tienes hipnotizada pendejo.. para mí que esa vieja solo te está usando para dar celos.

- ¡Que celos ni que la chingada.. esas nalgas son mías, además es viuda y con harta lana. Ahora mismo vivo en una mansión, y tomando licor del bueno, no está basura que tragan pendejos.

- Y si ya te sientes rico, ¿qué andas haciendo aquí?.. yo con esa muñeca ni salía de su cuarto aquí me diera el sol, ¡Je je je.. hartos palotes que le estuviera echando.

- Para mí que te pusiste de acuerdo con ella solo para presumir.. no creo que una vieja así se fije en serio contigo.- le increpaban.

- Están bien pendejos.. y para que vean que no les miento.. y que es vieja es además de que va a ser mi esposa hace todo lo que yo le diga, ahora verán..

En eso regresó Mamá del baño, excusándose al a verlos dejado solos.

- Ya volví, disculpen mi tardanza caballeros.. ¿de que hablaban?

- Nada mi amor.. estos pendejos tienen dudas de que seas mi vieja y que haces todo lo que yo te diga.

- ¿Pero porque lo dudan? Ya les hemos dejado claro que nos queremos y que nos vamos a casar, ¡Ji ji ji..

- No creen que por ser yo viejo y cojo ande con una mamasita como tú.. ¿porque no les haces una demostración?

- ¿Demostración?..

- ¡Si, que nos la haga, ¡Je je je..- decía un viejo emocionado, viéndole descaradamente los senos.

- Bueno, no sé qué se les ocurre..

- Hay una manera muy sencilla.. queremos que vayas al baño. El caso es que nos gusta el vestidito que traes a medio muslo, hasta aquí todo normal, salvo que queremos que lo lleves sin ropa interior, nada debajo.

- ¿Eso es todo? ¡Ji ji ji..- preguntó mi Madre.

- ¡Sii.. Eso es todo, así de simple..- afirmó el otro.- Verte en esta cantina y saber que no llevas nada debajo nos va a aclarar todo lo que Paul dice sobre ti..

Y así fue fácil convencerla a salir sin ropa interior, no era la primera vez que lo hacía, aunque nunca se había encontrado en una vulgar cantina rodeada de viejos libidinosos con una faldita tan corta y su supuesto acompañante exhibiéndola como una cualquiera.

No opuso ninguna resistencia, pensando que con eso dejaría a su casi Marido quedar bien con sus amigos. Debió reconocerse así misma que le excitaba de sobremanera esta nueva situación, los cerdos que la rodeaban no le quitaban los ojos de encima a sus pechos, y ahora esto de salir sin bragas, seguro que sentiría como nunca satisfacerlos, cuando el viejo le expresaba sus perversiones siempre le pedía eso que hiciera y eso era algo que no podía dejar escapar.

Mi Madre volvió a abandonar la mesa, pudo ver a su espalda al grupo de viejos casi babeantes imaginándosela desnuda sin ningún tipo de prenda que la protegiera.. eso la excitaba, la hacía sentirse plena en su relación con su pareja. Los viejos no pararon de hablar mientras se ausentaba, hablando de sus piernas de su trasero y enalteciendo al viejo por su flamante conquista.

Cuando volvió, con una sonrisa que denotaba excitación, los tipos solo la miraban esperando su comentario. Allí, la jauría de viejos la asechaban a cada movimiento. Sus ropas eran sucias, sus torsos y sus cienes brillantes por el sudor y la falta de calefacción del lugar. Verla estar en tan deprimente sitio despertaba de inmediato sus lascivias fantasías haciéndoles olvidar lo patético que eran sus vidas.


Mamá sentía la culminación de todas sus fantasías y se sentía una diosa entre animales. Formaban un grupo variopinto al que estudié mientras ellos asimilaban con cuidado la anatomía de su cuerpo. Entonces le preguntaron que como se sentía, era una excusa para que ella sola rompiera el silencio.

- Como ven, he hecho lo que mi Marido me ha pedido..- les dijo a la vez que hacía señas a sus piernas para darles entender de lo que hablaban.

- ¿Y cómo sabemos que no llevas nada debajo, preciosura?- le preguntó uno de ellos, casi cerca del oído debido al ruido.

- Es evidente, no hay ningún tipo de costuras,- se giró ella en voz alta para que la pudieran oír.

Todos los viejos voltearon a ver sus piernas, el más valentonado se asomó por debajo de la mesa para lograr ver algo. Otro que se encontraban a su lado, a la izquierda casi babeando al ver la curvatura que hacía la falda.

- ¡Ya ven pendejos, mi mujer hace todo lo que yo diga.

- Sí.- admitió coqueta.

- Dilo.. diles de lo que tienes ganas esta noche.

- Tengo muchas ganas de ti mi amor..- les dijo entonces con seguridad, consciente de la provocación que suponían sus palabras ante esos animales.

Había comprendido que sentir vergüenza por sus deseos estaba despertando en ella una inquieta excitación y a pesar de lo peligroso de la situación, estaba dispuesta a disfrutarlo.

- Muy bien, mi amor.. así te quiero ver, bien decidida y hablando claro. ¿Les gustó pendejos? ¡Ja ja ja..

- Es la Mamasota más rica que he visto en mi vida.- dijo uno con su vozarrón.

- Pues yo aún no lo creo.. ¿a que sí?- inquirió otro con desvergüenza volteando a ver a todos.

- Necesitamos comprobarlo mejor.- le dijo otro y dicho esto notó como su mano acariciaba su trasero.

Aquello sí que no se lo esperaba, así que permaneció inmóvil sin saber qué hacer ni decir dejando que aquel cerdo le sobara el culo a merced, ante la atenta mirada de todos, además no sabía si por el alcohol o la situación de tener las manos de aquel viejo acariciándola se estaba calentando como nunca. Sólo cuando le introdujo la mano por debajo de la falda y en un intento de introducirle un dedo entre sus glúteos desde dicha posición, reaccionó y apartándose, le dijo:

- Bueno ya.. habrá comprobado suficiente, el único que me puede tocar así es él, mi Marido.

El renco contento por su actitud desinhibida la hizo sentar y de inmediato la atrajo hacía su ser a manosear, y no con eso, sino que cada poco aprovechaba para plantarle un beso baboso en la boca, para que les quedara claro que solo podía ser de él quien disfrutaba de esa diosa. El tiempo que duraron en la cantina sirvieron para que Mamá disfrutara viendo cómo crecía el ego del renco gracias a su cuerpo y belleza. Y, para qué negarlo, también le excitaba serlo. Como también le excitó.. (no pudo dejar de darse cuenta) ver decenas de ojos de todo el local masculino en ella. Le gustó vestirse así y captar la atención de todos esos hombres feos y sudorosos. Pero todo acababa y poco después de las charlas calientes, el renco les contó a sus amigos que tenía que irse.

Saber que le tenían tantas ganas aumentó aún más su deseo de que la miraran. Al fin y al cabo, ser el centro de atención de tantos viejos era también su fantasía.

- No me extraña, pinche Paul.. yo tampoco perdería tiempo aquí, estando empiernado con esta hembra, ¡Ja ja ja..

- Pues no se crea, ¡Ji ji ji..- respondía Mamá,- que no se imaginaran lo que le prometí si nos quedábamos en casa, pero él me dijo que deseaba presentarme a todos sus amigos para que vieran lo bien que va a estar ahora que pretendamos tener hijos.

Les contó todo, sin omitir nada, como este le había comentado que deseaba tener una familia, lo bien que se la pasaban, la ropa que se habían comprado. También le dijo, toda orgullosa, que aún llevaba algo en su cuerpo que ellos ni se imaginaban, obviamente el tapón metido en el culo, que no se lo había desprendido en todo el trayecto a pesar de que seguramente le dolía horrores cada vez que se sentaba.

Los tipos estaban sorprendidos, no comprendían como una reyna como esa mujer estuviera liada con ese viejo lisiado y tan feo. También les contó sobre su lencería y el tipo conjuntos que le encantaba.

- ¡Muéstranosla.. queremos verla.

Mamá se rió, y el renco le dijo que la sacará allí mismo. Con un poco de disimulo, abrió su bolso y las sacó con la mano. La mesa les tapaba, y nadie del bar se dio cuenta. Después de tanto tiempo con ese animal, parecía que ya era parte de su naturaleza actuar como una zorra pervertida.

Sus pequeñas braguitas estaban expuestas ante los ojos de esos viejos y tenía algunos restos de humedad que claro no perdieron el tiempo en hacérselo expresar. Uno de ellos tuvo el descaro de agárralas y llevárselas a la nariz ante la mirada de la jauría de viejos, era claro que en sus deprimentes días jamás tendrían otro como este. Notó esa sensación rara de exponerse sin más vulgarmente a esos viejos. Cuando el viejo notó que ya sus amigos empezaban a propasarse, le ordenó que las guardara para marcharse, esta vez con un tono más autoritario.

Afortunadamente no paso a mayores, y los dos abandonaron el local. Ella llevándose en el trasero  las miradas de todos los presentes, junto con la mano del renco que ondulaba a cada zancada que mi Madre daba al salir de dicha cantina. Cuando salieron, el renco dijo:

- Muchas gracias. De verdad. No sabes lo que me ha gustado pasar este rato.. ¿has visto las caras de esos pendejos?, ¡Ja ja ja..

- ¡Sí, las vi. Todavía lo están asimilando. Me alegro. Yo creo que los ha impresionado, aunque sí mucho no me equivoco, se han quedado comentando todo lo que hicimos, ¡Ji ji ji..- le comentaba orgullosa.

- ¿Has visto los ojos que pelaron al ver tus bragas?, eso es porque eres una cerda. Quiero que a partir de ahora te comportes así, te muestres a menudo y muevas más el culo..

- Cuando salí sin ellas, sentía que pronto mi juguete iba a salir botando entre mis piernas, que nervios. ¿Se imagina, que saliera de mí y cayera delante de todos sus amigos?

- Me hubiese encantado que sucediera, pero esos pendejos no se merecen una cosa así. Aunque tengo que aceptar que cuando ese pendejo te metió mano se me paró la verga.

- Ay sii.. créame que si lo desee.. pero solo si usted me lo permitía.

- Me parece bien, ahora que has aprendido a comportarte te sacaré más a menudo con ellos, ¡Je je je..

- Así lo haré mi amor.. perdóname por ser tan guarra.- le excitaba humillarse delante de él.

- Los pendejos se han portado muy bien contigo. No todo el mundo sería tan amable con una puta como tú. Deberías de agradecérmelo.

- ¿Quiere que tenga sexo con alguno de ellos?- le preguntó.

Sin decir una palabra alargó la mano que la llevaba por la cintura, y le dio una bofetada en la cara. No fue muy fuerte pero si le hizo daño.

- Ay que ver lo estúpida que eres.. que te lo tengo que explicar todo. A ver si entiendes. Tú eres mi puta, y solo tienes una prioridad en la vida: es complacerme. Si te digo que le agradezcas algo a alguien, lo haces y punto. Me importa una mierda si te lo jodes, o se lo chupas. Lo que quiero es a que te quede muy clarito que yo soy tu macho. ¿Está claro?

- Sí mi amor. Lo siento.

La estaba tratando como a una niña pequeña que no sabe hacer nada, pero eso a ella le encantaba. Le gustaba que él dictara las normas y estableciera como debía de comportarse frente a otras personas.

- Otra cosa, me ha gustado el detalle que platicaste de tener una familia, pero mantén el estilo. Quiero que todo el mundo al verte sepa que eres mi guarra, y que lo más te gusta del mundo es obedecerme. Me gusta esa idea, a partir de ahora iras siempre sin sujetador, marcando bien esos melones que tienes. Y si te pones bragas, que sean pequeñas, mejor que te rocen al caminar.

- De acuerdo mi amor. Entonces ya, ¿nos vamos a casa?, me parece que venir sin bragas y con lo que llevo dentro me tienen muy excitada.. vea como se dibujan mis pezones en la blusa. Estoy como loca por estar contigo, y por lo que siento a ti también, ¿o me equivoco?

Nada más al doblar la esquina, el viejo la repegó a la pared, levantó la blusa y se lanzó con su boca y con su mano a sus pechos, la escena de verla a ella vestida de esa manera agasajándose con un viejo en pleno callejón sin ningún tipo de pudor la hacían ver como una vulgar prostituta y ni que decir de su actitud, parecía no darse cuenta de la visión que estaba ofreciendo. Afortunadamente para ella no había mucho transeúnte por la calle, algunos viejos sin hogar dormidos en los callejones, lo que propició aquel viejo hiciera otro de sus pervertidos juegos.

- Ufff, mi amor.. no sé qué me pasa, a veces pienso que estoy loca.

- ¿Por qué?

- No sé, tengo un hijo y mira donde estoy ahora.

- Estás disfrutando la vida, preciosa.. eres una mujer en plenitud que busca todo eso que llevas dentro, solo eso.

- Si, pero siento que soy mala.

- No, lo que pasa es que tienes grabados en la cabeza unos conceptos erróneos. Todo el mundo necesita satisfacer sus deseos.

- Si, es verdad, pero no es eso solo..

- ¡Que, ¿te vas a empezar arrepentir?..

- No, no es eso. Siento que me gusta, pero..

- Tienes un cuerpo preciso.. y unas nalgotas, además una puta en potencia que desea salir..

- Sí, mi amor.. se de lo que me hablas, pero eso me da miedo..

- Pero te la has pasado de puta madre no?.. ya sabes.

- Está sacando de mí eso.. y lo comprendo.. solo que..

- Mira putita.. las cosas no siempre son como uno las cree.. Has llevado toda tu vida detrás de esa faceta de mujer perfecta a la que no perteneces.. El placer a veces está donde menos te lo esperas. Puede estar en un maloliente lugar o con un viejo lisiado como yo.

- Ji ji ji.. ¿tú?

- Si, sé que no lo crees.. pero yo puedo darte más placer en este callejón inmundo que toda tu lujosa vida enfrascada en una novela encerrada en tu lujosa habitación.

- ¿Qué me estás proponiendo? ¡Ji ji ji..

- Yo no te propongo nada.. tú ya has descubierto tu verdadero ser.. puedes hacer lo que quieras y probar de donde te venga en gana. Lo que te acabo de decir es cierto, solo te hacía falta un empujón.

Mamá estaba confusa, no sabía si el viejo estaba tratando de embaucarla o la estaba dando una lección de vida, pero lo que oía le estaba dando que pensar. Y pensó que tal vez tuviera razón, quien le iba a decir que la flamante viuda de Tapia algún día estaría en una mugrosa cantina rodeada de puros horribles viejos, quitándose las bragas y disfrutando de cada momento. Y por qué no experimentar más, no iba a ser peor de lo que había hecho ya, no se iba a sentir más culpable y además este horrible lisiado le despertaba esa sensual mujer y sería como si en verdad ahora estuviera viviendo.

Se decidió y agarrando de su callosa mano al lisiado lo metió en el callejón.

- Bueno, vamos a probar si lo que dice es verdad.. soy tuya, hazme lo que quieras, aquí, en este sucio callejón como la peor de las putas, no te diré que no a nada.

- Oh, no sé, tal vez nos vea alguien.

- ¿Ahora usted se vas a echar para atrás?

El pervertido miró hacia atrás, el callejón daba una calle más concurrida pero a esas horas no había ni un alma y la oportunidad que se le brindaba era irrechazable. Además él no tenía nada que perder. Así todo agarró a Mamá del brazo y la llevó más al fondo, hasta la esquina donde había unos contenedores y allí se refugiaron de cualquier posible mirada.

En aquella esquina, aislada y con un montón de bolsas y cartones esparcidos por el suelo, apestaba a orines, pero nada de eso le importaba ahora. El renco más tranquilo comenzó su ataque, apoyó a Mamá contra la pared y le subió la blusa dejando al aire aquellos majestuosos pechos. Mamá cerraba los ojos y disfrutaba del momento, la encantaba que la expusiera así, la ponía a cien estar en lugar como ese.

- ¿Eres mía entonces?

- Siiii, tuya.. haré todo lo que me pidas, cualquier cosa.

- ¿Estás segura?

- Si, completamente, así que aprovéchate.

- Bueno pues, muéstrate.. ve y calienta a esos pordioseros.. después ven aquí para joderte, démosle un poco de alegría a sus deprimentes vidas. Estás de acuerdo?

- ¿Que los caliente?

- Si, seguro que esos mendigos no han visto una mujer tan cerca en años.. has que se les pare, caliéntalos.

Mamá observó a los tipos, estaban sumergidos en su inmundicia, tanto que ni siquiera se habían inmutado con sus presencias. Y se atrevió a ir con ellos, con esa falda corta y sus largas piernas, cuando ella era de ir impecable, con esos vestidos de sastre perfectamente hechos para su cuerpo. Así que se detuvo a su lado, y se puso a rebuscar en el bolso, muy tranquilamente.

La orden era clara impuesta por el renco, días atrás jamás hubiese permitido que un viejo como este se le acercara o ella misma estar en un callejón tan peligroso vestida de esa forma, pero ahora estaba descubriendo nuevos horizontes de placer, descubriendo lo que su subconsciente ya sabía. Apenas esta misma tarde, tras un intenso morreo con el viejo, por la necesidad de alcanzar nuevos clímax empezaban a volverse enfermizos, tanto así que había permitido que ese degenerado le meara la cara, y lo peor aún, tragárselos para el deleite enfermizo de su mentor y el que pronto sería su Esposo si el rumbo no cambiaba.

Y lo único que la pobre Mónica Tapia lograba con esas órdenes enfermizas era sentirse cada vez más caliente. Se dio cuenta enseguida de que uno de los mendigo ya la había notado. Por muy concentrada que estuviera en sus propios manejos, no pudo pasar por alto la lasciva mirada que el sujeto sin hogar proyectaba en sus ojos amarillentos, oculto tras unas cajas de cartón tiradas en el suelo. Fue consciente de que sus travesuras estaban dando resultado, tal y como su mentor quería.

Enseguida pudo sentir como la observaban, no sabía a ciencia cierta si era con deseo pero la miraban, no pudo desaprovechar esa oportunidad así que colocó una pierna en una caja y la otra recta, quería que esos mendigos la vieran con las piernas abiertas y enfundabas en esas medias negras mientras rebuscaba el monedero y que pudieran verle un poquito la parte interna de sus muslos.

Si llegaba a saber que estaría en tal situación, se hubiese puesto las bragas, pero todo había sido espontáneo y el viejo por eso se lo había ordenado. Consiguió ver que uno de ellos se tendiera más en el suelo echando una pequeña vista a lo que llevaba expuesto. Y como simulando que todo había sido mal intencionado, sacó unas monedas y les dio dinero.. después se alejó, contoneándose de la manera más sensual que conocía, bastante excitada, pensando en lo que les había provocado.

- ¿Eso es todo?.. no putita, ni siquiera has hecho que se les pare..

Muy excitada y llevada por el reto de ese pervertido, pensó en qué hacer para ganar, quería hacer algo más, así que pensando y pensando se le ocurrió una alocada idea. Le dio el sacó al renco para que se lo detuviera, y decidida se abrió la blusa dejando muchiiiisimo escote y obviamente no llevaba sujetador, dejando que sus puntiagudos senos casi escaparan por la abertura.

Viéndola en esas formas juraría que no era mi Madre, durante toda su vida se había considerado una mujer recta y de costumbres sencillas, de una moral firme. Su disciplina, inquebrantable. O al menos eso era lo que siempre había mostrado. Al margen de lo que le estaba sucediendo en estos últimos años, Mamá siempre funcionó como una mujer ejemplar de familia, la favorita del Abuelo y la envidia de las mujeres, lo cierto es que la vida no le estaba dando como ella hubiera querido.

Con ese atuendo, acostumbraba a vestir con trajes elegantes y vestidos de diseñador, ahora habían sido sustituidos por esa falda corta, de vuelo, más corta de lo que nunca se había imaginado volver a usar. Además de no llevar braguitas, pues se las había desprendido unos minutos antes para iniciar este tipo de juegos. Iba con las tetas casi al descubierto, y una vez que llegó a donde los pordioseros, que obviamente ya la estaban esperando. Simulando nuevamente otra acción, fingiendo buscar su teléfono se inclinaba de modo que sus pechos se mecieran en el aire casi queriéndoseles salir.. el corazón le iba a mil por lo que iba a hacer así que.. armándose de valor y muy disimuladamente, volcó parte de su bolso en el suelo dejando caer unos bolígrafos y unos papelillos sin importancia, con cara de sorpresa.. y una vez echo eso, se agachó a recogerlos cara a los mendigos, ahuecándose más la blusa, justo en sus narices


El hecho de sentirse observada por esos malvivientes hizo que ella se sintiera algo más que excitada y decidió que debía darle a los pobres hombres marginados por dios un buen espectáculo. Quería que esas personas le vieran bien las tetas, quería que le dijeran algo guarro, algo caliente, que hicieran algo. Sus pechos estaban prácticamente casi colgando fuera de la blusa, se podían ver los pezones de ambos pechos sin problemas, así que rápidamente, levantó la mirada y ahí estaban, mirándola sin decir nada.. tenían una talla 95 colgando para ellos y no dijeron nada.

Recogió nerviosa lo que quedaba y bajó con la cabeza baja, muerta de vergüenza y excitada por lo que había hecho, pero eso sí, se llevó una grata sorpresa, porque al voltear de reojo, pudo por fin apreciar un bulto en uno de ellos e sus harapos pantalones. Se notaba que esos hombres llevaba mucho tiempo sin ver unos pechos así, y ella les había excitado con los suyos.. se retiró cachondísima al lado del renco.

- Mejor.. pero, aun no has provocado que se la saquen.

- ¿Q-que se la saquen?

- Si, esmérate un poco más.. tú puedes, muéstrate como lo que eres.. una mujer que no le importa sacar toda su putees con quien sea..

Mamá volteó a verles, ya ambos mostraban una sonrisa viciosa, y ya empezaban a frotarse los bultos. Se volvió animar, a ajustarse la falda de modo que le llegara a unos centímetros de su sexo, de hecho, la parte carnosa de sus glúteos ya asomaban por debajo del canto de su falda. Pues bien, decidida y con la misma sensualidad al caminar, fingió llamar y cuando estaba tan cerca, ellos ya estaban ahí hincados esperando el espectáculo..

- ¿No tendrá un billetito para comer chula?- le pidió uno de ellos.

Frustrada de que los mendigos preferían un par de billetes para comer que ver su especta-culo, se volvió su cuerpo y se colocó de espaldas a ellos simulando buscar un billete en su bolso, situando sus encantos al alcance de sus ojos. Una vez que se hubo asegurado que tanto su culo como parte de su chocho quedaban expuestos a la atenta mirada de esos pordioseros, empezó a rebuscar ostentosamente moviendo sus caderas de forma impúdica.

Mamá se sentía invadida por el morbo. Sabía que este sentimiento se debía a su nuevo despertar junto a su viejo. Conocía muy bien sus órdenes y tener estos morbosos jueguitos estaba entre ellos. Así que su cabecita enseguida comprendió que aquel placer añadido provenía de su propia mente. Se trataba de todos los oscuros pensamientos que siempre había reprimido en lo más profundo de su ser. Ahora trataban de aflorar, conscientes de cuál era la verdadera naturaleza de la “nueva” Mónica. Y por primera vez se sintió liberada, entregada por completo a su dulce esclavitud.

Sus abundantes carnes traseras que ahora asomaban por debajo de aquella pequeña falda tenían a los mendigos a punto de brincar sobre ella, la flamante exhibicionista se encontraba totalmente expuesta ante esos sujetos. Mientras movía sutilmente las caderas simulando encontrar aquel billete, decidió darle más emoción al espectáculo, miró hacía el frente, para ver que el renco estuviera al pendiente, y fingió poner su bolso sobre el suelo para ayudarse a encontrar lo que buscaba, la muy descarada lo hizo pero sin flexionar los rodillas. Los mendigos pordioseros se quedaron más pálidos que los días que llevaban sin comer, al percatarse que esa flamante rubia no llevaba calzones, además de dejarles a la vista su rajita depiladita y su imponente culo brillante también estaba adornada con un tapón diamante en el medio.

Tras esos segundos que para mi Madre fueron eternos, se escuchó a su espalda un quejido ahogado proveniente de entre las cajas. Mamá pudo ver por el rabillo del ojo como un mendigo se agarraba la verga con fuerza a través del pantalón viejo que portaba, en el que se distinguía una enorme mancha fruto de la reciente eyaculada de uno de sus excitados espectadores.

Pero ella sabía que el momento aún no había terminado, y que seguro que le viejo le reclamaría por el otro pordiosero, así que nuevamente debía improvisar y ser un poco más decidida pues el mendigo parecía más renuente a sus encantos. Así que quiso dar un nuevo giro al grotesco espectáculo que estaba dando, mientras abría las piernas con descaro mirando a su pervertido mentor directamente a los ojos. Éste permanecía inmóvil recargado en una esquina, disfrutando de la situación mientras que su sugestionada mujer ofrecía sus más secretos encantos ante la absorta mirada de ese otro andrajoso.

Y simulando un tropiezo, un pequeño grito de Mamá para alertar o animar al pordiosero a ser más decidió, la flamante rubia exhibicionista quedó de rodillas a cuatro patas en el sucio suelo de ese deprimente callejón. Lo que si sucedió. Instintivamente, unos de los pordioseros no perdió la oportunidad, la agarró para que se levantara, sus manos negras pintadas en basura vinieron directamente a sujetar sus pechos. Y Mamá, dejando caer su peso hacia atrás, apoyó su trasero en sus partes. No sé cuánto tiempo pasó. Sus manos asían sus pechos.. inmóviles. Su imponente trasero también inmóvil, quedó perfectamente encajado sobre su miembro que a pesar del pantalón podía sentir su dureza.

- Cuidado reynita.. no se vaya a golpear su rico cuerpecito.

Finalmente lo había logrado, había hecho olvidar al pordiosero el hambre natural y lo había hecho pasar al hambre carnal en tan solo un momento, el mendigo ya no se preocupaba por recibir el billete, ahora estaba pendiente en disfrutar cada milésima de segundo al estar pegado en esa diosa a perfumada y blanca como la nieve, deleitándose de esa carne blanda de sus pechos grandes, saboreando el dulce aroma de ese pelo color oro. Mamá sin desviar la mirada ni un solo instante de la de su complacido mentor, ella seguía sin moverse, como una estatua de piedra.

Tenía al andrajoso pegado a su cuerpo como una lapa, en esos momentos ella estaba caliente como una perra en celo, la verga del vagabundo sobre su culo, presionándole, sus manos agarrando con fuerza sus pechos mientras simulaba ayudarle, ese olor a basura y a tantas cosas.. creo que en ese momento enloqueció.. presa de una enajenación mental transitoria o algo así, porque jamás hubiera creído poder hacer lo que estaba viviendo.

- G-gracias..

Mientras hacía que se limpiaba ambas rodillas, esta vez sí que pudo apreciar y sentir en primera plana, su paquetón abultado entre las nalgas. El andrajoso también hacía lo mismo, hacía como que la limpiaba, pero su mano subió entre su falda dejándose impregnar por la humedad. La mano vigorosa no dudó. Aconcabada se apretó entre las piernas de Mamá. Con su dedo corazón pudo tantear su juguete anal y con el pulgar el clítoris. El deseo estaba expuesto. Mamá palpó por el exterior del pantalón el bulto que había crecido entre las piernas del vagabundo. A duras penas, mientras recibía las sacudidas, el aliento de ese sujeto imbañable en su cuello.

La masa de carne era vigorosa. Ella no había podido ver su pene, pero le pareció extremadamente voluminoso. Asegurándose de la excitación del sujeto, se desprendió de él.

- Muchas gracias.. gracias por su ayuda, aquí tiene.- le dijo con la voz entre cortada dándole el billete.

La mente de aquella mujer flamante, una vez liberada de su excitación, volvía a encontrarse presa de la confusión. Y todavía más al saberse caliente. Así que, tan pronto como recuperó el dominio de su propio cuerpo, decidió alejarse de ahí lo antes que pudo. Necesitaba ir con su mentor para sentirse aliviada.

- Si quieres más, vente pacá.. detrás de esas cajas.- le insinuó con una sonrisa, mostrando su dentadura carecida de algunos dientes. Mamá simplemente le dio las gracias por ayudarle y se alejó unos pasos para escaparse.

Al ver lo que había hecho no pudo aguantar una sonrisa y se atacó de la risa mientras reanudaba su camino hacía el renco, creo que esa risa sincera le contestó agradecida por lo que había sucedido hace unos segundos. Dio un par de pasos al frente aun sonriendo cuando en eso sintió un gran pellizco en las nalgas, el pellizco fue fuerte que seguro que le causaría un moretón en su piel tan blanca, volteó y vio la cara del imbécil del pordiosero con una sonrisota y se alejó corriendo, el pellizco la había agarrado de sorpresa.. de su cara proliferara su dolor, pero lo había logrado.. había ganado el reto.

- Y bien, ¿lo he logrado? ¡Jijiji..

- ¡Ja ja ja.. Vas a ser una puta en potencia.. vamos, tenemos más lugares que visitar..

- ¿Hay más?

- Claro mi puta linda.. ¿o que, no estás a gusto conmigo?

- ¡Sii.. vamos..


Eran aproximadamente las 3 de la tarde de este caluroso día.. de nuevo mi Madre y ese viejo renco ya muy alejados de la zona de la cantina y de los callejones en donde la había hecho pasar otra de sus pervertidas situaciones, seguían su camino, ella ya algo acostumbrada a recorrer pues seguían en esas calles corrientes y suburbanas en las que montones de vagos gritaban improperiosos piropos al ser testigos del espectacular cuerpo de la rubia tan solo cubierta por una pequeña falda que no disimulaba la redondez de esas nalgas y esa ajustada blusa que hacían tensar sus tremendos melones al caminar.

Algunos tipejos que caminaban cerca de ellos le murmuraban gruesos piropos, Mama ya más acostumbrada a eso se mantenía airosa tomándose del brazo de viejo que pretendía tomar como Esposo.

- Por favor mi amor.. no me suelte que siento que alguien me pueda jalar y hacerme algo..

Pero el viejo pavorrecido por ir de la mano de aquel mujerón, aprovechando su temor la abrazaba por la cintura pegándola más a él queriendo demostrar que esa diosa de carnes prominentes era suya.

- Deja que griten los pendejos.. que sepan que voy con mi mujer ¡Je je je..

Mamá se sonrojaba más presa del cosquilleo que de la indignación al ir de la mano de ese vejestorio, en ese momento no tenía valor de alejarse de él.. por temor a los tantos vagos que la asechaban.

- ¡SUUEGROOO!!!..- fue uno de los gritos de los vagos que incomodaron al renco, pues él quería que todos supieran que aquella hermosa rubia era suya y no su Padre.

- Muy bien.. demostrémosles a estos pendejos que tú eres mi vieja y estás conmigo.

El renquete la tomó por su cintura y atrayéndola hacia él le estampó un asqueroso beso en plena calle. Mamá al principio quiso negarse en abrir sus labios, pero al sentir como este le apretaba con fuerza la cintura accedió dando paso a esa bífida lengua enrollarse con la suya. Las regordetas manos de su pareja no quisieron estar tranquilas y se posaron en sus tremendas nalgas apretándolas con fuerza elevándola casi al aire para demostrar que era suya.

Mamá no se limitó a la vergüenza que le estaba siendo pasar que la vean con un viejo tan horrible y en tan candente escena, si no que animada por las emociones se enfrasco en esa viboreante y viscosa lengua frente a la incrédula vista de todos aquellos que la acosaban verbalmente.. los sujetos no daban crédito de la suerte que tenía ese vejestorio, pensaba que este estaría forrado de dinero para hacerse acompañar de tremenda hembra.

Tras dejar de besarse, el renco observó en dirección de los vagos un taxi, y tomando nuevamente de la cintura a Mamá la encaminó a su nuevo destino, pero eso sí, sin dejar de sobarle las nalgas ante la vista de los transeúntes que observaban envidiosos.

El dichoso taxista jamás imaginó la suerte que tendría este día.. el tipo estaba fumándose un cigarrillo mientras esperaba pasajeros, cuando alguien abrió la puerta trasera de su taxi y le indicaba una dirección. El espejo retrovisor le confirmó lo que ya había adivinado por el dulce aroma a perfume que inundó su espacio de trabajo. Sus nuevos clientes era una sensual mujer y un hombre de avanzada edad, cuyos rostros quedaba ocultos tras una melena dorada y un rostro que solo mostraba unos regordetes mofletes y el inicio de un escueto bigote debajo de la nariz.


Obviamente no prestó atención a lo segundo, si no a la acompañante femenina.. por el aroma y los gestos dedujo que se trataba de una mujer con clase, de entre treinta o cuarenta años bien conservada. Que vestía con sensualidad y elegancia, una falda muy corta y una chaqueta, ambos de color oscuro, con unas medias negras que contorneaban sus largas piernas y hacían perderse a la vista en lo que ocultaba la falda.

- Buenos días, Señores.. ¿a dónde los llevo?

- Tira para adelante, te voy diciendo en el camino..- dijo el renco, mientras obscenamente metía sus manos en los muslos de mi Madre.

- C-claro Señor..- dijo el taxista mientras se le cortaban las palabras al ver la acción del viejo.

El taxista comenzó con su charla habitual para entretener a su pasaje, mientras claro obviamente ajustaba el espejo para obtener una mejor visión de esa rubia que sin tener el menor recato dejaba que el viejo se regocijara con la suavidad y tibies de sus carnes. El minúsculo triangulo de espacio que hacía la regordeta mano del viejo y que dejaba entrever la escueta falda tenían al chofer un poco nervioso, y como ella se había situado en el centro del asiento, el sujeto esperaba disfrutar de otro espectáculo sensual que seguro su profesión le deparaba en ocasiones, haciéndole otra vivencia más para todo taxista voyeur que se precie de serlo, y claro este era uno en potencia.

- Hace calor verdad.. ¿enciendo el acondicionado para la dama?

- No así está bien.. abriré la ventanilla.- respondió el renco, percatándose de las miradas del taxista a traves de retrovisor.

- ¿E-es su Esposa? Muy guapa..

- No pero muy pronto lo será.. la traigo a pasear por mi rumbo.. a que le pegue el sol a estas piernotas, ¡Je je je..- decía mientras le pegaba unas palmadas en los muslos.

El chofer, oscilando temerariamente la vista entre el tráfico y la regordeta mano en aquellas piernas blancas enmarcadas por esas medias, notó como la falda perdía por momentos su compostura y esa mano iba subiendo poco a poco, debido a que él que suponía ser su prometido la exponía y se lo hacía notar sin el menor disimulo.

Obviamente el viejo, se había dado cuenta del propósito del taxista, dado su insistencia en las miradas y el inminente bulto que seguramente ya le había provocado la erección en sus ajustados pantalones. Dispuesto a seguirle el juego, hizo que Mamá se acomodara hacía atrás en el respaldo, dejando a la luz del día el triángulo blanco de la piel de su pelvis completamente libre de algún bello, al no llevar las bragas que minutos atrás había guardado en su bolso.

- Que suerte tiene Señor.. su prometida parece una modelo de revista.

- Así es.. está muy buena. ¿Verdad que te gusta que te miren mi amor? Díselo que estás bien buena..

- Si, me gusta que lo hagan, porque estoy muy buena.

- ¡Carai pues sí.. esta rebuena..- dijo ya valentonado por las insinuaciones del renco.

Mientras su charla sobre la estructura de mi Madre o las insinuaciones del viejo se mantenían en un juego de exhibicionismo disimulado que nunca antes había experimentado el dichado taxista. Aquella mujer desconocida, a la que el chofer aun no lograba ver su cara, excitándose por momentos en el asiento de atrás del taxi por los manoseos y la manera tan abiertamente en que la exponían. Al poco esa mano regordeta desaparecía en el escueto espacio del canto de la falda.

- ¿N-no me digan que ustedes son como esas parejas exhibicionistas que viven experiencias fuera de su casa?- preguntaba ya un muy nervioso y excitado taxista.

- Pues no.. pero la verdad que tener a esta hembra tan buenota simplemente encerrada en casa ¿sería un desperdicio no crees?

- P-pues si la verdad que sí.. claro con respeto a la damita, ¡Ja ja ja..

- No te preocupes, a ella le encanta, ¿verdad mi amor?..

Y ella también estaba disfrutando de la situación..

- Claro lo que mi Maridito diga.. todo sea para tenerlo feliz, ¡Ji ji ji..

- Desde luego así me gusta,- dijo el viejo abriendo cortésmente las piernas de mi Mamy para que le dichado chofer pudiera verla.

Ver cómo estaba la flamante rubia, subiéndosele la falda al encoger las piernas para que el miserable renco la expusiera fue todo un espectáculo para afortunado chofer, sus muslos se mostraron rotundos, con hermosas y suaves curvas, muy bien depilados y con un tono de piel ligeramente bronceado, casi dorado y brillante por algún tipo de crema hidratante.

- Tocarlos sería como tocar seda,- pensaba seguramente el dichoso taxista.

Estaba tan ensimismado pensando en aquellos carnosos muslos que casi atropella a un anciano que cruzaba por un paso de peatón. Después de increparse y pedir disculpas prosiguió con la carrera. Al poco volvió asomarse por el retrovisor al asiento trasero para quedarse espabilado. La hermosa rubia había abierto de par en par ambas piernas, mostrándole su intimidad en todo su esplendor gracias a la complacencia de su Marido.

El sorprendido chofer no daba crédito a lo que el espejo se reflejaba.. tanto así, que tuvo que cerciorarse por sí mismo volteando la cabeza para ver si era realidad o su mente le estaba jugando una mala pasada. La flamante esposa de ese viejo feo se había despojado de sus braguitas o más bien no las llevaba.. ahora podía ver un sonrosado chochito, rezumante de flujo, que chorreante, permitía contemplar un precioso clítoris y unos labios rosados exentos de pelo púbico que acabaron de conseguir que se empalmara al momento.

- ¿Aquí no habías visto cosa tan maravillosa?- preguntó el renco sonriendo exponiendo a su casi mujer.

- ¡N-no claro que no.. su m-mujer, está muy buena..- respondía entre que veía el camino y el retrovisor.

Mamá le susurró algo al viejo en su oído, que por qué no iban directamente a la casa, que estaba muy caliente. Pero el renco solo sonrió al escucharle, ya tenía otros planes, y cogiéndole de la cabeza, la besó diciendo:

- Súbete más la falda, que nuestro amigo te vea..

Sonrojada o no, obedeció sin rechistar, dejando que el taxista mirón pudiera contemplar en su esplendor su sexo depilado.

- Separa más las rodillas, más..- Mamá empezaba a disfrutar del juego, y con una expresión ansiosa abrió sus piernas como compás.


Para el renco era una situación demasiado fuerte tenerla así y no tocarla, por lo que acariciando sus muslos, se acercó a su cueva y con dos dedos comprobó lo mojada que estaba. Mamá miraba fijamente las maniobras y a su vez los lampareados ojos del taxista que estaba sin creer lo que atrás ocurría. No pudiendo evitar que un gemido saliera de su garganta cuando llevándose la mano a la boca, intentó callar lo que sus sentidos le exigían.

- ¡Mi amogh..- dijo como un ruego.

- Quiero ver cómo te muestras.. que te abras de patas, que le muestres al taxista lo caliente y puta que eres.

Se acomodó en el asiento, apoyándose en el respaldo y mirando al espejo del chofer, de tal manera que sus ojos azulados quedaran fijos en la mirada del individuo que manejaba. El chofer intentaba por todos los medios seguir la trayectoria del camino, cuando observaba como las manos regordetas de su pasajero acariciaban aquellos pechos por encima de la blusa, y como coquetamente su pareja flexionaba una pierna para que el ángulo de su mirada, le permitiera ver como con esa mano separaba sus labios íntimos.

El rubor ya había hecho su aparición en el rostro de mi Madre, cuando el que simulaba ser su Marido con las yemas empezó a torturar gradualmente su clítoris. Estaba en celo, el juego de sumisión la estaba llevando como en una nube hasta alturas de excitación inimaginables para ella, la experiencia de estar siendo manoseada frente a otro extraño la ponía y no podía dejar de gemir.

Las calles pasaban a su alrededor, sin que se dieran cuenta, Mamá y su pareja concentrados en su propio placer y el chofer, como hipnotizado, no podía retirar la vista del asiento de atrás. Dos dedos ya se habían introducido en el interior de la pasajera, mientras que los de la otra, restregaban su tetas llevándola hacía su clímax.

- Enséñale las tetas, muéstrale tus grandes melones,- dijo el renco distrayéndola un poco, continuando a masturbarle a un buen ritmo, Mamá iba a correrse sin remedio, estaba demasiado caliente por todo lo que le había sucedido.

Animada por su necesidad de explotar, se fue abriendo, botón a botón, su escote. Su sujetador negro iba a juego con las bragas que llevaba en el bolsillo. Sensualmente miraba al taxista, mientras se lo desabrochaba, y orgullosamente, se los ofreció al liberarlos de su encierro.

- ¿Que te parecen, he?, ¿a que no habías visto unos melones así como los de mi Mujer?- le preguntó el renco sinceramente al chofer, al sostenerlos entre sus palmas.

- ¡No.. así no, ¿son demasiado grandes y duros no?..- excretó el taxista admirando aquellos rosados pezones que excitados se mostraban. 

- ¿Ya viste como le gustan tus ubres? ¿Qué le contestas cariño?..

- G-gracias, Señor,- le respondió gimiendo, al notar aquellos dedos pellizcando sus aureolas.

La situación era súper excitante que Mamá no podía controlarse. Dejaba escapar un tímido gemido mientras el taxista lujurioso seguía observando las evoluciones de aquel maravilloso espectáculo. Los jugos vaginales de mi Madre fluían ya hasta el asiento de cuero del coche mientras un dedo inquieto bajaba hasta la profundidad su caverna ansiosa.

Los coches pasaban a sus lados mientras todo esto sucedía dentro de aquel taxi, estaban detenidos por el tráfico y la situación cada se desencadenaba más. Logré alcanzarlos mientras estaban detenidos, y desde la ventana noté como el viejo aumentaba la intensidad de sus dedos provocando en mi Madre un ligero temblor en su cuerpo que indicaba que estaba próxima a llegar al orgasmo.

El viejo también estaba muy caliente, y llevado por esa situación en la que la tenía tampoco se podía detener, se metió entre sus piernas elevándolas hasta el techo y comenzó a besarle los pies, para luego ir lentamente bajando por esos tremendos muslos sin despegar esa boca barbuda. Mamá suspiraba porque ya sabía lo que iba a suceder, su mentor bajaba poco a poco hasta llegar a su preciosa intimidad desnuda y palpitante coronada apenas por una línea rosada y brillante de un fluido cristalino. Colocó una de las piernas de Mamá sobre su espalda para poder dedearla también y clavó la cabeza entera dándole de lengüetazos a la caliente pasajera.


- ¡Aahhh.. dios.. aahhmm..

Jadeaba arqueando la cintura y encajando su cabeza en el respaldo del asiento, el viejo le agarraba las nalgas y trataba de meter sus dedos hasta el fondo al mismo tiempo que le seguía mamando su íntima cavidad, Mamá tenía la respiración agitadísima y se calentaba más al ver los oscuros ojos negros del lujurioso taxista.

- ¡Aahhh.. ahhhh... aahhggg..- gritaba Mamá mordiéndose la mano.

Pero el viejo no paraba de chuparle la vagina, cada vez más rápido. Mi Madre se retorcía en el asiento, lo rasguñaba tratando de no gritar. Le rodeaba la cabeza al viejo con una pierna que tenía en la espalda de este y le apretaba la cabeza contra su rajita, queriéndose meter la lengua más y más adentro.

- ¡Mhmm.. Aaaahhh.. aahhh..- los jadeos eran enloquecedores.

El dichado taxista no daba crédito a lo que sucedía atrás de su vehículo, alternaba la mirada del camino hacía los gestos que mi Madre hacía y sus gemidos. El viejo se entretenía girando y presionando hacía afuera el embonador, picoteando su vagina, presionando con sus sucios y callosos dos dedos comenzando un mete saca sin parar, su larga lengua la metía hasta encontrar sitios placenteros que Mamá por la situación y su espectador chofer no podía parar de retorcer y de gemir.

- ¡Aahh.. huufff.. aahhhh..- su respiración se aceleraba, sentía olas de calor y placer que se expandían desde su zona pélvica hacia todo el resto de su cuerpo.

Ella gozaba doblemente, al sentir el embonador en su ano girar, y el cosquilleo placentero que le provocaban esa lengua en su rajita. Mamá no dejaba de arquear la espalda y de cerrar sus manos sobre los canos cabellos del lisiado presa de un placer que nunca había sentido. El viejo a pesar de sus discapacidades y su cadera no paraba de mamar con avidez el clítoris estremeciendo a mi Madre.

- Ahhh.. mi amor que ricohh.. Ahhh..

- ¡Shurps, shocks..- se escuchaba el chapoteo en la parte trasera del taxi.

La situación había hecho perder la cabeza a ambos, toda su lujuria acumulada desde esta mañana estaba completamente fuera de control, no era para menos la experiencia era totalmente enajenante. Mamá se revoloteaba y se contorsionaba ya que el viejo internaba tan profundamente como podía su lengua y la agitaba en ese hirviente interior.

- Ahhhff.. ahhhh! ahhhh Arggh..- gemía, su cuerpo estaba completamente poseído por el placer.

Enseguida el cuerpo de mi Madre respondía a estos estímulos, se movía hacia adelante y hacia atrás, inconscientemente, tratando de hundir su vagina en lo más profundo de la boca del viejo, la cual emitía unos grotescos ruidos de succión con la boca, señal de que estaba tragándose todos sus flujos que emanaba.

- Aaahhhhh.. mi.. amoghhhss Oohh..

El taxista recorría las calles sin saber a dónde ir, tirada solo para adelante y con la mirada fija sobre su retrovisor, a su alrededor se escuchaban los bocinazos, frenadas de otros autos, insultos que le dirijan exigiéndole manejar bien. Desguanzada pero con una sonrisa de feliz orgasmo Mamá descansaba tirada en el asiento trasero.

- Perdona por lo de tu taxi.. pero mi vieja es una volcán en celo y es difícil que se pueda aguantar hasta llegar a la casa.- decía el viejo relamiéndose los bigotes de roedor con el dorso de la mano.

- D-descuide, con solo ver a su mujer es suficiente disculpa para mí, ¡Ja ja ja..

- Bueno, ¿Te importa si me da una mamada?.. llevo rato empalmado jugando con mi mujer, ya me duele de lo dura que la llevo.

- ¡C-carai, claro que no.. solo déjeme estacionarme en un lugar solitario, no vaya ser que nos llegue la poli.

- Tú maneja a ese lugar.. y tu mi amor, ¿ya sabes lo que tienes que hacer verdad?

Le cambio la cara cuando asombrada vio cómo se abría el pantalón en busca de su verga. Rápidamente mi Madre se colgó de su cuello besándolo y pegándose a él como pagándole por tanta excitación.. la situación la tenían muy caliente.. dirigió su mano a la verga masajeándosela por encima, diciéndole..

- ¡Uhmm, ¿todo esto tan duro es para mí?

- Sí.. todo para ti zorra.

- ¡Uhh, déjame verla, déjeme olerla..- se dobló hacía él para olfatearle.- ¡Preciosa..

El taxista aceleró hasta buscar un callejón alejado. El renco ya la tenía donde quería, agachada y mamándome la verga, sin mencionar al taxista mirón que no podía soportar la acción hasta que él también metiéndose la mano en el pantaloncillo se la sacó.

- ¡Vamos ya, hazme una mamada, anda.. que nuestro invitado te vea lo zorra y lo mucho que te gusta mi verga.

Mamá volteó a ver al chofer, se sorprendió de verlo con el pantalón a las rodillas y agarrándose la verga. Nerviosa, asintió bajando del asiento y arrodillándose entre sus piernas. El viejo le ofreció su verga hinchada inclinándola hacia ella, y Mamá enseguida acercó la boca para mamarle. El viejo resoplaba, se la sostenía desde la base y ella la mordía succionando el glande. Para estimularle, le acariciaba los güevos con la yema de sus dedos. Miró de reojo hacia el chofer. Estaba masturbándose ya libre del volante, esta vez atento a la nueva escena.

- ¿Has visto cómo la chupa mi mujer?- le dijo al chofer.- Pues me la come todos los días, ¡Ooh

- Qué afortunado es, su mujer es bellísima y además una zorra..

Se burlaban de ella, pero Mamá no paraba de enjuagar con saliva aquella verga, el renco de agitársela sobre su lengua y el chofer de pelársela ante tal escena.

- Trágatela toda cariño, que nuestro amigo te vea, ¡Uff

Y antes de terminar de hablar le presionó la cabeza hasta su pelvis, Mamá se tragó toda esa extremidad, hasta sentir el rizado de los bellos pubicos en la coyuntura de sus labios. Para no ahogarse, apartó la cabeza y dejando una película de babas que la mantenía pegada a ese glande. Jamás le soltó los güevos, aunque se mantuvo arrodillada ante el viejo.


Mamá no paraba de sobarle los güevos con ansia. Ahí estaba ella en otra situación sub-real, chupándosela a ese viejo hijo de puta mientras otro, un taxista se pajeaba observándoles. Cuando el viejo se cansó de que se la chupara y que el chofer lujurioso estiraba el cuello para lograr ver más, consideró que se bajara y se pusiera a cuatros patas para que se la mamara plenitud.. la tenía con el culo en popa apuntando hacía el chofer, lo que provoco que el chofer lograra alcanzar a ver el artilugio que llevaba ensartado en la cola.

- ¡Puta mad.. lleva algo metido en el culo..

- ¿Te gusta? a mi mujer le encanta andar por la calle con juguetitos en culo.

- ¡No me lo puedo creer, esta tan buena y es bien puta..

Haciendo que empinara más el culo, metiéndosela de golpe por la boca, soltó un gemido y una arcada al sentirla hasta la garganta.. pero nada más, enseguida empezó a mover la cabeza y las caderas para regocijo de su espectador, la muy zorra lo estaba disfrutando de lo lindo.

- Tú tienes pinta de cogerte muchas putas, ¿no?..- le dijo al taxista.- Tienes pinta de ser un cabrón pervertido al igual que yo.

El chofer sonrió.

- No hace falta que me lo digas, ¡Uff.. ¿tienes mujer?

- Divorciado..- dijo.

- ¡Joder.. ¿Y desde cuando no mojas?..

- Bueno tengo lo mío, cuando se puede, todos podemos, ¡Ja ja ja..

- ¿Y está tan buena como mi mujer?..

- Es guapa, sí.. pero su mujer es una diosa, está realmente buena.

- ¿Por qué no le das una nalgada..?- le propuso el viejo.- ¡Ya verás que buena está la cabrona.

El chofer titubeó incrédulo, con una gran sonrisa, pero esta situación no se le iba a repetir nunca.

- Vamos, venga.. dale una palmada, verás que duro tiene el culo, ¿o no te gustan las nalgas de mi vieja?

- C-claro que me gustan, jamás había visto unas así, las tiene como la Jlo..- decía el taxista comparándola con la cantante latina.

A Mamá no le hacía mucha gracia que el viejo estuviera animando a ese completo desconocido a tocarla, pero accedió y ya no había marcha atrás. Estaba feliz complaciendo a su viejo y ella no era nadie para rechazar sus proposiciones indecentes. Se colocó en medio del asiento con el culo en popa, con las nalgas meneándose frente a la cara del taxista que hipnotizado veía el diamante taponeando el orificio rosado.


El viejo estaba apretándola con fuerza contra su barriga para que se la metiera en la garganta mucho más, mientras ella gemía y tosía con ganas de respirar.. el viejo para llevar más excitación a su perversión le indicó al chofer que lo hiciera.

- ¿E-enserio va a dejar que la toque?..- preguntaba el taxista incrédulo.

- ¡Pero qué.. nooghh..

- ¡Cállate y síguemela mamando.. deja que nuestro amigo vea lo zorra que eres.

- No, pero que dices mi amor..

- ¡Escúchame..- le tiró del pelo susurrándola al oído.- Tú haces lo que yo te diga que hagas.. así que.. metete en la boca mi verga y empieza a menearle las nalgas a nuestro amigo o me encargare de que él te termine montando aquí mismo.. ¿te queda claro zorra?- de nuevo un suave tirón de pelo, parecía que ella estuviera excitadísima con la situación.

- ¡Hija de puta, debe coger como una guarra. ¡Mira qué culazo tiene..- dijo cuándo sus manos tocaron por primera vez aquella piel tan suave.

El renco sólo sonreía complacido. El chofer con una mano recorría la suave piel de aquellas nalgas y con la otra se agarró los güevos sacándoselos por encima del pantalón, dejando toda su verga al descubierto.

- Esta verga es la que necesita su mujer..

El renco se percató de que el chofer se había sacado toda verga para pelársela. Tenía una verga bastante blanca, de tamaño normal, con el glande pequeño, aunque con forma afilada, y sus güevos eran duros y diminutos. Se frotaba la verga con la palma de la mano para ponérsela dura, pendiente de recorrer cada centímetro de ambas carnes. Y yo como un tonto a un par de metros del vehículo observando cómo se aprovechaban de ella.

- A esta mamasota yo le rompía bien el culo.- comentó el chofer sin parar de tocar, sin parar de machacársela-. Qué suerte tiene, Señor.- le dijo.- ¿Se la mete por el culo?..

- Porque crees que se lo está preparando.. lleva todo un rato con ese tapón ensartado.. llegando a la casa verás cómo se lo reviento.

- ¡Su mujer necesita que le den bien por culo..- le miró fijamente, como si intuyera los pensamientos del renco.

- ¿Quieres sacarle el tapón para que veas por dentro?..- Dejó caer una sonrisa esperanzadora.

- ¿P-puedo?..

- ¡Mhmm.. noghh

- ¡Cállate y dame más fuerte, puta..- le volvió a empujar la cabeza desde la nuca.- Y ábrete las nalgas para facilitarle a mi amigo.

Extendió ambos brazos para abrirle las dos nalgas. El tipo estaba ensimismado observando el artilugio sobre el ojete de Mamá. Le abría y cerraba las nalgas disfrutando de la situación. Y a Mamá no le quedó de otra que soportar, estaba a cuatro patas en el centro del vehículo y el taxista con medio cuerpo hacía atrás regocijándose de lo que haría. Cogió aquellas nalgas blancas y carnosas y le pasó con la palma de la mano por el chocho.

- V-voy a hacerlo con cuidado, ¿está bien?

- Sí, está bien..

El viejo la sujetó de los hombros para impedirle moverse, así con el tórax inclinado, sintió como las manos de aquel extraño la sujetaban de sus carnes para abrirse la raja del culo. El taxista le untó saliva en el ano con los dedos, deslizando la yema del dedo pulgar por encima del artilugio. Luego acercó dos dedos sujetando la base del plug y comenzó a estirarlo, muy despacio en el culo de mi Madre. Ella se quejaba, trataba de abrirse al máximo la raja a medida que el consolador avanzaba hacia afuera.

- ¿L-le duele?- preguntó el sujeto.

- ¡Agh.. un poquito sí..

Fue progresando hasta rebasar la mitad del esfínter, pero por lo resbaloso se le escaba y se volvía a insertar. Mamá respiraba por la boca con muecas de dolor en la cara, con el ano dilatado. Con casi todo la verga del renco en la boca, comenzó a joderle la cara, mientras el extraño extrayendo el consolador hacia la mitad y hundiéndolo unos centímetros, con sumo cuidado de no dañarla.

- Sácaselo con fuerza, no pasa nada.. ya está acostumbrada, lo ha llevado todo el día.

Mamá gemía sin abandonar la verga que tenía en la boca, con la cabeza ladeada entre los muslos del viejo para mirar de lado lo que el chofer atrás hacía, ayudándole un poco con las manos abriéndose la raja todo lo que podía. El taxista, aún con medio cuerpo hacía atrás ante el glorioso culo que tenía comenzó a estirar el plug con la izquierda. La respiración de Mamá era acelerada.

Sentir como un completo extraño la toqueteaba por detrás la excitaba, tanto que tuvo que meter la mano izquierda bajo su cuerpo y rozarse el chocho. Empezaba a sentir el gustazo de la presión en su culo.

- ¿Le gusta, he?- le preguntó él.

- Sí, ahora sí, me duele menos, siga.. ¡Ahhh.. ¡Aghh..

Se frotaba el chocho con fuerza, abriéndose la raja del culo sólo de un lado, con el ceño fruncido y la boca pegada al glande. Sentía un agudo estiramiento en los esfínteres del ano, pero el gusto resultaba muy morboso. Casi al mismo tiempo que el chofer jugueteaba con el plug, el renco no paraba de agitársela sobre la lengua y Mamá de sobarle los güevos con ansia, hasta que le hizo bufar y jadear, hasta que notó cómo inundaba su boca con su leche, hasta el punto de que se le escurrió por la comisura de los labios y resbaló por su barbilla.

Se tragó todo lo que pudo, era bastante líquido y más amargo que la vez anterior. A su vez el chofer desprendía el embonador de su recto dejándole el culo abierto, una perfecta circunferencia en 'O' se dibujaba entre las dos nalgas de mi Madre. Ella cerró los ojos al notar el culo distendido y el agrio sabor de la lechada en su boca, sin dejar de acariciarse el chocho, dejando la raja abierta con el consolador en la mano del desconocido.

El sujeto miraba el embonador en su mano y la intensidad con la que ella se masturbaba, abriéndose el chocho y hurgándose con los dedos, atrapada por un placer enorme. Analizó entonces que con ese desgraciado viejo, más de una vez la dejaba insatisfecha, si estaba disfrutando de tal situación es porque más de una vez la había dejado descontenta. 

- ¡Aghh.. no paró de correrme..- dijo a su vez Mamá cegada por el deseo que sentía.

- ¿Te gustaría que nuestro amigo te jodiera aquí mismo?- le preguntó el renco en un tono lascivo, con la vista clavada en el taxista que no se creía lo que oía.

- ¡Aah, mi amor, que es lo dices..

- Lo que escuchaste.. que si te gustaría que nuestro amigo te jodiera el culo aquí y ahora?..

- No, no lo sé.. Es muy morboso.. Si sigo así, voy a venirme otra vez, ¡Aah..

- ¿Pero te ha gustado?

- ¡Vámonos a casa mi amor, por favor,- le pidió Mamá para su sorpresa, aun rozándose el chocho con las dos manos.

Y mientras rogaba porque no la cedieran, sintió entre sus nalgas un espeso escupitajo, que al tener el culo abierto se le introdujo dentro. Una parte cayeron dentro y otras gotearon hacia el asiento. Con el culo abierto por las manos del chofer, sintió como el desconocido pegaba su cara en sus partes más carnosas y se ponía a lamerle entre las nalgas de una forma insaciable, deslizando la lengua desde el chocho hasta el ano, esparciendo gran cantidad de saliva, de hecho algunos hilos de babas le resbalaban por la barbilla o gotearon de la vagina.

- ¡Ooh, que hace?, ¿mi amor, que me está haciendo?

Ella sentía el cosquilleo de la lengua y el roce de la nariz por la raja. El taxista le chupaba el culo salvajemente, recreándose en su esfínter abierto, que rodeaba con la punta de su lengua, o donde procuraba insertarle la mitad de su lengua. Mamá miró al frente concentrándose para acaparar todo el placer. El desconocido le chupaba el culo en presencia del que fingía ser su Esposo. 

Mamá meneaba el culo con esa lengua agitándose dentro de sus nalgas, con los ojos entrecerrados, expulsando el aliento velozmente.

- ¡Ahhhh… ¡Pare ya por favor, noo..- le pidió al lujurioso taxista.- Quítalo, quítelo de mí..- gimió desesperada.

Estuvo lamiéndole más de dos minutos.

- ¿Cuánto traes?..- le preguntó el renco hijo de puta como si fuese su padrote.

El chofer fue retirando su lengua poco a poco hasta sacársela de adentro. Le dejó el ano abierto y embadurnado, con todas las nalgas impregnadas de babas. Cuando apartó la cabeza numerosas gotas de saliva se balanceaban desde los labios vaginales. Tenía todo el culo mojado.

- ¡Aah, cuanto traigo, que?

Mamá se relajó suspirando con los ojos entre-cerrados, dejándose caer sobre la barriga del renco, quedando tumbada boca abajo, aún con las manos bajo su cuerpo, las nalgas en popa, pero en reposo. El renco se puso el pantalón y se limpió con un papel las gotas de esperma que manchaban su barriga.

- ¿Cuantos estás dispuesto a pagar por ella en estos momentos?..

- ¿Enserio va a dejar que me la chingue?..

- ¿Cuánto traes para una puta así tan buena?,- le volvía a preguntar.

- Pues, el día ha estado bastante malo.. si acaso a completo unos 800 pesos.

- ¡Joder, con eso solo te haría una paja. ¡Pero échalos.. voy a ir a buscar unos cigarrillos, tienes hasta que regrese para toquetearla, pero que ni se te ocurra joderla, ¿entendiste?

- ¡Me canso..

- ¡Mi amor, que es lo que dices.. ¿no iras a dejar sola con este Señor?

- ¿No querías sentirte una puta?.. pues anda, es momento de chambear.. eso sí, no dejes que te la clave, enseguida vuelvo.

- ¡No mi amor.. no me dejes sola aquí con él..

- Cállate y disfruta, solo tardaré unos minutos, ¡Je je je..

Y mientras el viejo renco hijo de puta salía del taxi para ir a buscar su vicio de pulmón, Mamá asustada se debatía en que era lo que iba a suceder, su pronto Esposo la estaba vendiendo ahora ante un completo extraño por unos míseros pesos, la dejaba sola e indefensa a saber dios que tipo de sujeto era este lujurioso.


Los ojos del oscioso del sujeto infundían en Mamá mucho nervio, casi temor, ya que su mirada era fuerte como su decisión. Y si a eso le sumanos que ella estaba vestida con esa minifalda oscura y su ajustada blusa al cuerpo que dejaba entre ver los breteles sus tremendos pechos empitonados por la pasada excitación, de modo que esa ropa resaltaba sus pezones que eran como el iman a los ojos del sujeto.

El taxista rápidamente ingreso en la parte de atrás del vehículo que encontró sola a la flamante rubia intentando a todos los medios reponer sus ropas de los maltrechas que las llevaba puestas. El chofer notó el nerviosismo de la rubia y antes que ella dijera algo que complicara sus deseos por tocarla, la miró fijamente y le dijo:

- Mamacita, es hora de ganarte esos pesos..

Mamá primero como que no le entendió, pero al ver la mirada del sujeto presintió algo de miedo y le dijo:

- ¡No haga nada por favor.. mi.. mi pareja ya no tardará en venir.- decía encogiendose hasta el otro lado del vehiculo.

El taxista le dijo con voz mas fuerte y con mucha seguridad.

- Lo que te dijo tu Marido.. no se que tipo de jueguitos hacen, pero vas a darle un poco de placer a este hombre, ¿o es que acaso ya no quires seguir jugando?

Mamá no sabía que decir, se quedó paralizada y luego en un acto instintivo abrió la puerta del taxi como para escapar, pero cuando se disponía a hacerlo el sujeto la tomó con fuerza del cuello y la volvió a sentar en su lugar.

- Parece que no entendiste lo que te dijo tu viejo, puta..

Mamá le contestó casi suplicando..

- ¡No, no me haga daño por favor..

- Eso depende de ti Mamasota.. soy algo malo con las putas que no saben obedecer..

Ella se soltó de sus manos e intentó forcejear para salir, pero el taxista más fuerte y más rápido la sujetó del cabello para que tomara conciencia de que iba enserio, al mismo tiempo que sacó de detrás de su asiento una pistola, y la dejó en la parte delantera del taxi para intimidarla.

- No me hagas usarlas putita..- lo dijó de una manera que se notaba seguridad.

- ¿Q-que quiere que haga señor?..- respondio atemorizada.

- Ja ja.. asi me gusta, bonita y obediente. ¿Te han dicho que eres una mujer muy guapa y que estás rebuena?..

El temor en los ojos de mi Madre se intensificó.

- Gra-gracias, Señor..

- Debes de sentirte muy necesitada casada con ese viejo, ¿no?..

- E-estoy bien, Señor.

- Tú Marido no cumple contigo como es debido, por eso haces con él estás guarradas¿no es así?..

Las preguntas resultaban muy comprometidas y la voz comenzó a temblarle en las respuestas. Buscaba por las ventanas al renco, erguida, evitando mirarle, oyéndole y como se acercaba de poco.

- Ya no tardará en venir Señor.. dejeme ir por favor.

- ¿Desde cuándo no te llena el viejo?..

Cerró los ojos, inmóvil por un instante, como si precisara algun escape silencioso. Tragó saliva nerviosamente reanudando la conversación.

- Por favor Señor, no me haga daño por favor. Mi pareja no tardará en volver.

- ¿Tanto quieres a ese viejo que te dejado aqui conmigo por 800 pesos?.. Quiero que hagas lo que venias haciendo unos minutos.. me gustan las putas obedientes y jariosas. Quiero que te saques de nuevo esas tetotas.. quiero verlas de cercas y tocarlas.

- No, por favor..- esta vez volteó la cabeza y desplegó una mirada amarga y temblorosa, sufriendo por la situación en la que estaba metida y la decepción por lo que había llegado.

Le tenía al lado, a escasos centímetros. El acoso estaba resultado muy brutal y ya no sabía que aptitud adoptar ante aquel degenerado. Asi que tomandose un segundo para analisar, y observando la pistola en el asiento, lentamente y entre sollozos se fue abriendo la blusa dejando ver la carne blanda de sus pechos.

- ¡Whao..- dijo sorprendido y lamiendose los labios de deseo.

Le notó muy cerca, casi podía percibir sus exhalaciones. Ella continuaba observando por las ventanillas, rezando por el regreso del viejo cada vez más nerviosa. Con qué soltura aquel hijo de puta la dejaba abandonada con un lujurioso desconocido, pensaba yo, y encima con uno que estaba armado, pero era el viejo hijo de puta siempre metiendola en problemas por sus perversiones.

- Me excitan mucho las mujeres como tú..- le susurró tras la oreja en tono jadeante.- Con clase y muy calientes.

- Por favor, dejeme ir.. solo buscabamos divertirnos.. m-mi pareja y yo no queriamos problemas.- replicó sumergida en ese temor que le significaba estar a solas con ese sujeto armando y violento.

- Y no los vas a tener, si te portas bien. Deja que te vea ese chochito rico que tienes..

Le subió el vestidito hasta la cintura de un solo golpe, observandola desnuda al no llevar bragas.

- ¡No me haga daño Señor, por favor.- Trató de bajárselo, pero él le tiró tan fuerte hacia arriba que se lo dejó arrugado en la cintura, con todas las tetas al aire, esos pechos redondos y blancos sufriendo los bruscos tirones-. ¡Por favor, no me haga nada.

- Tranquila, no te va a pasar nada. Sólo quiero verte el chocho bien, ..aqui de acerquita.

- Señor..

Mamá miró hacia abajo. Le abrió las piernas rudamente con ambas manos y como un poseso hundió la cara para olfaterale la vagina. No sabía que hacer, se mantenía erguida, con las manos en presilla de la puerta para escapar, mientras aquel desconocido le olfateaba su intimidad con la cara incrustada entre sus blancos muslos.

- Que rica estás.. no puedo creer que te andes cogiendo con ese viejo enfermo..- dijo el taxista.- ahora mi amor, te vas a abrir bien de piernas y me enseñaras tu lindo chocho.. quiero ver tu grieta abierta como una zorra.

Mamá dudó en hacerlo, pero el chofer hizo ademan de querer agarrar de nuevo el arma como en actitud amenazante, lo cual hizo que ella se apresurara a cumplir la orden. Pronto se encontró con la blusa abierta y sus piernas extendidas, deseaba tanto haber tenido sus bragas puestas, asi al menos se sentiría más protegida, aunque obviamente y conociendo su lencería estás eran muy pequeñas tendiendosele a meter en la cola. Ella intentaba por todos los medios pedir ayuda, buscar al viejo renco aque la salvara, pero el desgraciado se había perdido, es más, hasta estaba seguro que se dilaba más para hacer tiempo aque este desgraciado la manoseara, sin imaginar en el peligro que nuevamente la había metido.

- ¡Que puta eres.. ni calzones te pones, piruja. Apuesto que siempre andas asi, calentando a todos, seguro que tu Marido ni te complace, solo hay que verlo para saber. Por eso hacen este tipo de juegos en la calle. Pero no te preocupes amorcito, yo te voy a dar y te voy a quitar esas ganas de andar de puta y enseñando por la calle.

Mamá lagrimeaba lo cual excitaba más a su agresor..

- Que rica estás.. Ahora quiero que de pongas en cuatro patas sobre el asiento con la cola apuntando hacia mí.. quiero apreciar ese hermoso culazo que tienes..

Mamá lentamente se fue acomodando con un lógico temor, hasta que el taxista pudo apreciar de nuevo y más de cerca ese hermoso trasero blanco, carnoso y suave. Mamá temblaba y eso le daba mas valentonia al sujeto quien, aprovechando su sumisión dijo:

- ¡Quiero que pares bien la cola, perra.. quiero chuparte todo el chocho..

Mamá hizo lo más que pudo parando su prominente trasero delante la cara de ese extraño y con ello resaltó su abultada vagina entre sus piernas, que dejaba evidenciar claramente sus labios mayores al mismo tiempo que permitía apreciar como su ano se mantenia abierto aun dilatado, con el interior de color rosado.

- ¡Whao, no lo puedo creer.. estás bien rica, ¡Mhmm..- dijo introduciendo su carota entre aquellos blancos cachetes.



Primera Parte.... Autor trabajando.