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lunes, agosto 20, 2012

Capítulo (30)



© MI MADRE Mónica.......... Capítulo (30)

‘‘El Portero de la Colonia.. Don Mario.’’


Antes que nada quiero agradecer a todos ustedes por la paciencia y el apoyo para seguir adelante. Este relato no hubiera sido posible llegar ante ustedes si no fuera por mi gran fan y amigo Ricardo, quién me ayudó muy amablemente para la revisión de este Capitulo, ya que cómo les había comentado mi maquina había quedado formateada, por lo que no podía escribir ni revisar los Capitulos escritos, y que gracias a él y a su paciencia estoy de nuevo ante ustedes para relatarles esta nueva entrega. Ya no los hago esperar más y disfrutenla tanto cómo la disfrutamos ambos al realizarla.

.....

En esos días, donde mi Madre se debatía entre lo que había hecho bien y lo que había hecho mal, tuvimos la llegada de unos nuevos vecinos, si ya lo recuerdan, la Residencia en donde los obreros estaban haciendo las reconstrucciones. La casa había quedado muy bonita, con un gran jardín en la parte trasera y una enorme alberca muy parecida a la de nosotros, sólo que ésta constaba de una figura irregular con una pequeña isla llena de flora en el centro. El dueño de la casa parecía un tipo muy amable, ya que enseguida hizo una fiesta de bienvenida invitándonos a todos.

De lo poco que sabíamos de los vecinos era que él viajaba mucho y su mujer como su pequeño hijo se iban con su familia para no estar solos, a lo que la casa casi siempre se encontraba vacía. En esos meses se escuchó un rumor de ciertos robos que habían estado sucediendo en la Colonia, mi Madre por cautela mandó colocar cámaras alrededor de la casa, así como luces de movimiento y todas esas cosas, ( la verdad, creo que lo hacía por miedo a que se le metieran otros tipos como el Tito o el Borre, o quizás como éste último, el Macaco, el cual la había sorprendido mientras ella intentaba abrir la puerta, ya lo recuerdan. Bueno les contaba, todos los vecinos estaban algo precavidos, tanto que nomás se oscurecía un poco y ya no había ningún alma por la calle.

Yo como especialista en circuitos cerrados metí mano en las cámaras de Mamá, haciendo que éstas trabajaran también para mí, la verdad no sabía para que pudiera necesitarlas, pero siempre hay que estar prevenidos. Las cosas siguieron muy tranquilas, yo aún le decía a mi Madre que para qué tanta precaución, que además eran sólo simples rumores. Pero cierto día nos enteramos que al vecino del frente le habían robado su camioneta. Ya sabrán las habladurías entre los vecinos, la verdad que ya todos estaban muy asustados, y más Mamá que quería mucho su camioneta.

En toda la Colonia de lo único que se hablaba era sobre esos robos, tanto que mandaron poner una patrulla para que estuviera dando rondas por la Colonia, la verdad que lo hacían muy bien, tanto los vecinos como mi Madre ya estaban más tranquilos. Lo que nunca se imaginaron fue que los patrulleros tenían trabajo no sólo en la Colonia, si no que eran llamados para puestos de vigilancia en otros sitios, a lo que no tardó mucho en caer otro robo. Esto alertó a todos, tanto que tuvieron que hacer una junta y como resultado de todos, pues decidieron contratar a un tipo de planta, que estuviera todo el tiempo al pendiente de todo.

La verdad que no les costó mucho, ya que como les había contado la gente de mi Colonia es muy pudiente, enseguida mandaron poner una caseta con unas barras de acero que subían y bajaban para tener controlado el acceso, además de un cuarto para el vigilante, ya que durante la noche tenía que dar pequeñas vueltas con la linterna para asegurarse de todo. Todo estaba bien; ahora lo más importante: ..¿quién iba a ser el portero? La verdad que las entrevistas estuvieron a la orden del día, muchos tipos llegaron preguntando por el empleo, pero casi todos o eran casados o no tenían experiencia para ellos, a lo que los vecinos querían un tipo soltero ya que se la tendría que pasar trabajando casi las 24 hrs. y con experiencia en ése tipo de trabajo, algún ex-policía o un ex-militar.

Pues de todos, nomás uno dio el ancho, no hubo para más, ya que todos estaban desesperados porque ya hubiera alguien trabajando. De todos esos candidatos sólo quedó uno, ‘‘Don Mario’’ un tipo de unos 50 o 55 años, de 1.85 de estatura, moreno, corpulento por su trabajo y con el cabello negro ondulado pero con varias canas ya dibujadas sobre sus sienes. Vestía siempre con camisas de colores con varios botones abiertos enseñando sus marcados pectorales y pantalones cafés, bastante arrugados ya que no cuidaba en lo más mínimo su imagen.

Un día me presente ante él, y el tipo ni se inmutó a mirarme a la cara, no dándole importancia a un niño de 12 años. Don Mario era el mejor prospecto para ese trabajo, un experto en éste arte, al parecer era Cubano, ex-militar que había escapado de la isla para una mejor vida. Casi siempre desaliñado y con un vocabulario algo vulgar sin ser excesivo, eso sí, conmigo trataba de esforzarse en poder por lo menos cambiar un poco, pero se le dificultaba, como si fuera su naturaleza.

Tras el trascurso de los días todo estaba perfecto con él, hacía bien su trabajo, es más hasta se ganaba un poco de dinero extra haciendo pequeños trabajitos de fontanería y carpintería en la Colonia, era un tipo muy eficiente. Sólo que tenía un problema, al tipo se le iban los ojos con las mujeres de la Colonia, el desgraciado no paraba de observar a todas las Señoras y Señoritas que nuestra zona residencial alberga. Sí era muy servicial y todo, pero tenía ese pequeño detalle, detalle que como siempre no pasó desapercibido con mi Madre.

.....

Un día cerca del medio día nos dirigíamos Mamá y yo hacer unas compras cuando pasamos por su caseta, el tipo no quitó las barras si no que se acercó a la camioneta, en eso se detuvo en la ventanilla de mi Madre, que siempre la trae cerrada, por eso la tocó dándole unos pequeños golpecillos.

-‘‘¿Ahora que querrá éste tipo? ’’. Dijo mi Madre viendo la hora en su finísimo reloj de oro.

-‘‘Disculpe, Güerita, ..creo que trae una llanta baja que debería de checá, no vaya sé que le ocurra un accidente ’’. Le dijo en tono Cubano, eso sí, sin apartar la vista de su escote.

-‘‘Muchas gracias, Señor.....’’

-‘‘Don Mario, ..Mario para usté, Güerita ’’.

-‘‘Muchas gracias Don Mario, ..lo revisaré ’’.

-‘‘Déjeme vé si eh una ponchadula o sólo esta baja de aire, ..enseguida la reviso ’’.

El tipo se fue hacía atrás y se puso a revisar la llanta, sin darse cuenta de que mi Madre traía un poco de prisa.

-‘‘¡Maldito viejo, justo ahora! ’’. Dijo mi Madre quitándose el cinturón y saliendo de la camioneta.

Mi Madre se fue hacia donde estaba él revisando, yo por mi parte los veía desde el espejo lateral de la puerta del piloto. Viéndose mi Madre junto a él y comparándolos, menos el hecho de ser él un hombre y ella una mujer, se podía percibir las diferencias claramente y cómo se contrarrestaban unas con otras, él, moreno oscuro, con su piel rústica y curtida por el sol, de carácter brusco y expresión vulgar. En cambio mi Madre, la Señora rica y orgullosa, con su piel blanca, suave y cuidada, bien educada y con su carácter alegre y juvenil bien marcado.

-‘‘¿Qué es Don Mario?, ..¿qué tiene? ’’. Le dijo mi Madre preguntándole por el estado de su camioneta

El tipo se puso de pie y la vio venir, mientras no dejaba de mirarla, la observaba de arriba abajo como era su costumbre, no se medía en mirarla fijamente en las tetas, la entrepierna o incluso su trasero si hubiera tenido la oportunidad. Pues a él, mi Madre al ser uno de los que solventan su sueldo parecía serle indiferente, bastante diría yo, lo cual eso a mi no me gustaba.

Pero menos aun, éste hombre ni por nada iba a dejar de disfrutar de la vista que le estaba propinando ella, tal vez por la playerita entallada que traía puesta o sería por los vaqueros ajustados que mostraban su figura tal cual era, añadiendo el andar de una modelo que tan bien le sienta.

-‘‘No pasa na'a, Güerita, ..creo que sólo e una pequeña ponchadura, pero no evitará que vaya a donde va ’’. Se tomó la barbilla con una mano mientras no dejaba de mirarle las piernas. 

-‘‘¿Esta usted seguro, Don Mario? ’’. Le preguntó mi Madre ya algo intrigada.

-‘‘Bueno no, la veldá no estoy seguro, ..pero hagamo' algo, Güerita. Como veo que lleva mucha prisa ahora, si lo desea mañana con todo gusto iré a su casa a componela, ..creo que con el aire que trae no tendrá ningún problema hoy, pero desde luego ocupará que le tape el agujero ¡Je, je!..’’

Aunque algunas palabras le resultaban en un doble sentido a Mamá, algo de su ignorancia le hacía pensar que era algún dialecto propio de su entorno.

-‘‘Bueno, gracias Don Mario, ..lo estaré esperando ’’. Se despidió mi Madre moviendo algo exagerado su trasero.

-‘‘Muy bien, Güerita, ..allí estaré ’’.

Su mirada rápidamente se clavó en el trasero de mi Mami, que por el vaquero tan ajustado que traía le permitía tener una perfecta visión del mismo. Al retirarse mi Madre la hizo sentir incomoda, pero algo en ella afloraba que le gustaba, esa sensación que hacía sentirla plena, deseada por los hombres rústicos como él.

-‘‘¿Todo bien, Má? ’’. Le pregunté al ver sus mejillas sonrojadas.

-‘‘Sí mi amor, ..¡ufff! ¿Qué calor, no? ’’. Dijo ella echándose aire con una mano.

La verdad que esa situación me había dejado muy preocupado, me había parecido ver nuevamente a la loba que mi Madre llevaba dentro, y cuando eso ocurría algo estaba por suceder. Apenas un mes llevaba el viejo en la Colonia y ya se había corrido la voz de mirón y descarado, a pesar de que se había ganado la confianza de todos y de que los vecinos le estaban agradecidos por haber acabado con los robos, Mamá sabía muy bien que no le quitaba la mirada de encima, es más no le quitaba la mirada de todas las partes visibles y no visibles de su cuerpo, desde que fue presentado el viejo ante todos y cada uno de los que habitamos en éste fraccionamiento, Mamá había sentido su pesada mirada en cada uno de los poros de su cuerpo, ella sabía que el Cubano la deseaba, si hubiera podido desde el primer día en que la vio, no sólo la hubiera desnudado con la mirada, sino con sus manos y con su boca; y no sólo eso, ella sabía que el Cubano hubiera sido capaz de recorrerla completamente en cada centímetro y en cada poro de su piel, y que seguramente en su loca imaginación ya lo había hecho.

Como les he descrito en innumerables ocasiones Mamá no es de las mujeres que pasan desapercibidas, sino todo lo contrario, un sólo hijo ( o sea yo jeje..) con miles de horas de ejercicio la hacían ver increíblemente más que atractiva. A sus 38 años, Mamá lucía más que radiante, su cuerpo tonificado, sus piernas torneadas, una cadera ancha con glúteos pronunciados y firmes, la hacen lucir con ése cuerpo que vuelve locos a todos los hombres. Si bien ella era una mujer que hacía mucho ejercicio y llevaba una vida saludable, no era para llamar la atención de los hombres, pero sus grandes senos eran del tamaño ideal, aún firmes, tanto por su tamaño como porque a mí nunca quiso darme de mamar sino que prefirió darme biberón, sus pechos y su vientre plano, le quitaban la respiración a cualquiera que pasara por su lado.

Con sólo 1.75 cm de altura, una figura esbelta, más bien atractiva y deseable y sólo con 60 kilos de peso, se antojaba levantarla entre los brazos para poseerla salvajemente, beberse de la miel de sus labios, así como succionar vorazmente el calor de la piel de su cuello, de sus estilizados hombros, de su espalda, y poco a poco penetrar en ella, suave, delicada pero lujuriosa y ardientemente adentrarse a su intimidad; era, en pocas palabras una mujer con una figura que se antojaba más que manipulable, la fantasía de muchas mentes calenturientas para ponerla en todas las posiciones imaginables, y aquellas que aún quedaran por reinventarse; imaginar sentirse abrigado por el calor de mi Mami, de su más íntimo rincón y cobijado por la dulce y tersa piel de sus piernas, para así poco a poco arremeter con más vigor hasta que los movimientos de uno y otro se hicieran uno sólo, ..perdón, perdón me desvié un poco de lo que estaba hablando.

.....

Así que al día siguiente tenía que estar alerta de todo lo que pudiese pasar, me levanté temprano y esperé a que apareciera Don Mario, sabía perfectamente que no iba a faltar, ya que mi Madre lo había alborotado. Salí de mi habitación algo somnoliento aún, cuando me dirigía para abajo a la cocina me di cuenta de que Mamá aún no se había levantado, aunque la puerta de su habitación estaba entreabierta, me acerqué un poco para verificarlo y cuando me asomé me llevé una gran sorpresa. Encontré a mi Madre de espaldas, descorriendo las cortinas para que entrara la luz de la mañana. Me quedé de piedra. Una visión que no olvidaría jamás, que supondrían unas cuantas pajas. Mi Madre estaba en camisón y de qué manera. Era un camisón de gasa, color blanco muy corto de finos tirantes, a medio muslo, con volantes en la base, de muselina totalmente transparente. Me quedé ahí por unos segundos petrificado, pude contemplar con nitidez su espalda y su enorme trasero de nalgas blancas y abombadas con la tirita de sus pantaletas metida por la rajada de su trasero.

Y para acentuar su sensualidad, llevaba unas medias blancas a juego con unas anchas ligas de encaje. Enseguida Mamá se giró hacia mí y por poco me cacha, sudé frío pero por suerte no logró verme ya que se encontraba cegada por el fuerte sol que entró a su habitación. Entonces pude contemplar las copas transparentes del camisón, bajo la cuales se advertían sus bellos pechos de rosados pezones erguidos. Las dos tetas chocaron una contra la otra en un leve movimiento tras el giro. Vi su ombligo en medio del vientre plano y sus pantaletas de gasa donde se adivinaba la mancha rojiza y triangular de su vagina, de finas tiras laterales. Enseguida se me puso el pene tan duro que no podía disimularlo con mi pijama. Quise seguir observando pero por desgracia, mi Madre se metió al baño y se me perdió de la abertura de la puerta, por lo que todo calenturiento tuve que ir a la cocina para bajármelo con vaso de jugo frío.

Como a eso de las 10:00 de la mañana, estábamos mi Madre y yo desayunando, ella ya en sus lycras, se había estado ejercitando un par de horas en el garaje, ya que ahí es donde tiene su escaladora y caminadora para ejercitarse. Me parecía increíble todo su cuerpo, a pesar de haber sido maltratado por ya una gran cantidad de hombres conservaba su escultural anatomía, es más, creo que ahora hasta se le habían formado mejor las caderas, ya que cuando se agachaba por cualquier cosa formaba perfectamente un corazón con su trasero y sus caderas. Apenas ella me había servido cuando escuchamos el timbre sonar:

-‘‘No te molestes mi amor, ..yo abro ’’. Me dijo.

Mi Madre se dirigió a la puerta y yo tras ella, me quedé en una esquina para ver si era el viejo y la reacción de Mamá al encontrárselo de nuevo. Abrió la puerta y enseguida apareció la enorme figura del Cubano, el cual venía como siempre, con una camisa en rayas abierta en el pecho para mostrar sus aún fuertes pectorales. En cuanto vio a mi Madre ya se imaginaran hacía dónde fueron dirigidos sus ojos, el desgraciado viejo la recorrió de pies a cabeza con su mirada, como si fuera un escáner. Ella enseguida sintió su mirada en su entrepierna ya que se cubrió con sus manos.

-‘‘¡Hola, Güerita!, ..ya eh llega'o. ¿A quién hay que palchá? ¡Je, je!..’’ Dijo el desgraciado en doble sentido.

-‘‘¡Ji ji ji!.. A mi camioneta, Don Mario, ..sígame por acá, le voy a abrir el garaje ’’.

Se dirigieron al garaje con mi Madre como guía, el desgraciado iba tras ella sin perder la mirada de su par de nalgas, que como ya se habrán imaginado con sus lycras éstas se le figuraban perfectamente. La delgada tela era tragada por los cachetes de su trasero, que se le iba sin poder evitarlo hasta el fondo de su raja, provocando la delicia del viejo. Ella le abrió la puerta y le entregó las llaves de la camioneta, luego de manera coqueta le dijo jugando:

-‘‘Se la encargo muchísimo, Don Mario, ..‘‘párchemela’’ muy bien ¡Ji ji!..’’

Y se alejó de ahí contoneándose como lo había hecho el día anterior. Llegó a la cocina otra vez muy sonrojada y aún con esa sonrisa coqueta que no borraba de su rostro.

-‘‘¿Qué pasa, Mamá? ’’. Le pregunté algo molesto por su estúpido comportamiento de una chiquilla de 15 años.

-‘‘Na, nada cariño, ..me acordé de algo sin importancia ’’.

El tipo se quedó en el garaje trabajando, mientras que yo encendí el televisor de la sala para estar al pendiente de lo que intentara el viejo. Mi Madre hacía no sé qué cosa en la cocina cuando en eso sacó la cabeza de la cocina para decirme:

-‘‘Cariño, ..¿por qué no vas a decirle a Don Mario que si se le ofrece un vaso de agua fría?. Con éste calor debe de estar muy sediento ’’.

Lo pensé unos segundos pero rápidamente caí que era mejor que yo fuera, ya que quería que Mamá estuviera el mayor tiempo posible alejada del viejo. Tenía un mal presentimiento de ése tipo.

-‘‘Ya voy, Má ’’.

Me dirigí al garaje para decírselo, el cual estaba desmontando la llanta para colocar la extra.

-‘‘Señor, ..dijo mi Mamá que si se le ofrecía un vaso de agua ’’.

-‘‘Si viene de tu Madre muchacho, ..lo que sea ¡Je, je!..’’

Estuve a punto de enfrentarlo, de decirle que no hablara así de mi Mami, cuando miré de reojo que ya se dirigía hacia la casa, el desgraciado sin pedir permiso se metió hacía dentro buscando la cocina. Y apenas la vio y ya había vuelto a fijar su mirada hacia sus pechos, con gran coraje vi que mi Madre le había excitado eso, no lo podía negar, sus mejillas la delataban. Primero le pidió disculpas por la molestia y luego recorriéndole el cuerpo con la mirada le pidió una cerveza.

-‘‘¿Cerveza?, ..no sé si tenga, Don Mario. Déjeme checarlo en la nevera ’’.

-‘‘Tómese su tiempo Güerita, ..yo no tengo prisa ¡Je, je!..’’

Mi Madre ya estaba muy caliente, tanto que hasta se dio un momento observando cómo la devoraba con los ojos, eso era lo que más le agradaba de ése viejo, cómo la miraba, cómo la deseaba, cómo la excitaba. Le pidió que la siguiera y que la acompañara mientras caminaba hacia la cocina, sabiendo que el tipo la seguía sin perder de vista su intencionalmente meneado de trasero; en el camino entendí porque miraba a mi Madre así, se había salpicado agua del fregadero en la blusa y ésta estaba pegada a sus pechos, sus pezones casi estaban al desnudo para el deleite del viejo.

Me preocupó por un momento la impresión que ella podía darle, él podría interpretarlo como una señal de insinuación, o pensaría que mi Mami era una provocadora, esto último me excitó y lo que pudiera suceder con el viejo me tenía muy intrigado. Los vi alejarse hacia la cocina, a lo que inmediatamente me dirigí tras ellos; me escabullí entre la barra y el comedor para ver lo que sucedería ahí dentro. Algo me decía que mi Madre con su excitación jugaría con ése tipo, quería verlo deseándola, se estremecía al pensar que estaba sola en la cocina con un viejo verde que sólo quería probar su cuerpo. Instintivamente paró su trasero, sus hombros se fueron hacía atrás y su caminar se volvió exquisitamente sexy, pero casual a la vez.

Cuando estaban en la cocina, la muy descarada se inclinó en ángulo recto para buscar en la nevera la susodicha cerveza, el desgraciado hasta se inclinó para no perder detalle de su trasero. Mi Madre hasta se demoró simulando que no la encontraba, lo cual era cierto, ya que desde la muerte de mi Padre nadie tomaba cerveza; cuando por fin se sintió satisfecha por su exhibicionismo se dio la vuelta y pudo ver cómo el descarado del Cubano se enderezaba. Casi se volvió loca al pensar que ése viejo le había visto el trasero. Miró disimuladamente su pantalón y se dio cuenta de su erección, él también se dio cuenta que le miraba el bulto pero no dijo nada, así como ella tampoco dijo nada al sorprenderlo mirando su trasero. 

La verdad que la actitud de mi Madre me tenía desconcertado, parecía una chiquilla alborotada tratando de llamar la atención de un chiquillo más grande. Me preocupó por un momento la impresión que podía darle, quizás podría comentarlo con alguien de la Colonia, pensarían que mi Madre era una provocadora, pero tal parecía que eso era lo menos que le importaba a Mamá, y las habladurías que pudieran surgir no le importaban, los seguí observando, Mama estaba muy colorada y cada vez mas sudorosa, tal parecía que su excitación le pedía que jugara más con ése viejo, quería verlo deseándola.

-‘‘Lo siento Don Mario, lo único que tengo es agua, ..la cerveza se la debo para otro día ’’.

-‘‘No se preocupe, Güerita, ..así ya tengo polqué regresá despué ¡Je, je!..’’

Mi Madre estaba como loca, estaba bastante nerviosa, pero no nerviosa de la forma común, sino de esa forma que sólo la excitación extrema puede provocar en una mujer. Le pidió que se acercara para que tomara el vaso de la limonada, él se acercó y lo apoyó sobre los gabinetes, Mama empezó a llenar el vaso con la jarra, pero de a poco, tal parecía que quería que ése momento durara lo más posible. Sus ojos azules llegaban a la altura de su moreno y robusto cuello, lo tenía a unos treinta centímetros de ella y le miraba descaradamente los pechos casi desnudos, su excitación... no, no puedo llamarlo así, su calentura estaba a tope; ése viejo le quería comer los senos y ella lo sabía, la excitaba más aún que ella misma se los estaba mostrando, era una Putita calentando a un vejete rabo verde.

Terminó de llenar el vaso y se volvió dándole la espalda, cerró los ojos y suspiró sin que él la viera, de todo eso que estaba yo viendo sólo de una cosa estaba seguro, realmente no conocía a mi Madre, se quedó ahí contra los muebles de la cocina simulando que ordenaba algo. Era consciente que él la miraba de atrás y el no saber dónde tenía plantada la mirada la generaba ideas demasiado provocativas.

-‘‘Sabe, Güerita, ..tiene una pielnas preciosa ’’. Dijo don Mario, dejando a mi Madre helada. 

-‘‘Pe, perdón ...’’

-‘‘Espero no le moleste que se lo diga ’’.

Mi Madre no respondió, estaba inmóvil, supongo que le pareció algo sumisa porque prosiguió.

-‘‘Y esa cintu'ita, ¿e'tá yendo al gimnasio? ’’.

Mi Madre ya estaba muy excitada, ya no conjuntaba sus ideas, sólo asintió con la cabeza, si le hubiera respondido con un ‘‘sí’’ seguramente se hubiera escuchado más bien como un gemido que como una palabra.

-‘‘Y ese tlasero ¡ufff!, ..dicúlpame que se lo diga, pero lo tiene fantáitico ’’.

De repente vi cómo dio un paso hacia ella y luego poso suavemente sus manos en la cintura de mi Mami.

-‘‘¡¡Guauu!! ..su piel e' tan suave como la seda ’’.

-‘‘Gra, gracias Don Mario ’’. Le respondió mi Madre muy nerviosa.

De pronto sus manos empezaron a moverse suavemente sobre las caderas. El hecho de estar en esas condiciones, con un viejo mirándola descaradamente y a la vez tocándola y sintiendo su piel, no hacía más que acrecentar la excitación de mi Madre, se limitó a sólo escucharlo y tratar de disimular su estado lo mejor posible.

-‘‘¡Tiene un cuelpazo de escándalo Güerita!, ..y siempe lo está mostlando descaradamente. Debería de cuidalse, ..podría pasale algo, ademá le deben deci mucha groserías en la calle ’’. Le dijo cerca del oído.

Mi Madre ya estaba perdida en las manos de ése tipo, mientras ella se debatía entre su excitación y sus principios morales, el tipo apoyó su bulto en su trasero, ella pudo sentir inmediatamente sobre sus nalgas la excitación de Don Mario, una palpitante excitación. El maldito le estaba apoyando la verga descaradamente. ¡Ella era mi Madre!... Maldición, era un viejo que se aprovechaba de mi Mami, un viejo que podía ser su Padre, mi abuelo y además ¡era el portero de la Colonia!.

Pero al parecer eso a ella no le importaba en lo más mínimo, sentía su bulto en la cola y eso era lo único que le importaba, y yo ahí viéndolos a escasos 3 metros, cuando creí que ya era suficientemente para mí, pensé ‘‘no, ya basta’’ pero mi cuerpo no me apoyaba. Incluso me estaba empezando a excitar nuevamente viendo a mi Madre con otro tipo desagradable, pero recordé la última situación similar y recordé la tremenda enculada del Macaco, yo ya no quería que la lastimaran más. En cambio ella, incluso empezó a rozar su trasero contra sus pantalones, con sus nalgas trataba lenta y suavemente de atrapar ése miembro palpitante, era un movimiento sutil pero estoy seguro que el maldito lo sentía. Era obvio que lo sentía, porque empezó a puntearla con más fuerza, no mucha pero fue notorio. Mi Madre estaba haciendo realidad los sucios deseos de aquel horrible viejo y no tenía fuerzas para evitar que abusara de su cuerpo. Cuando de repente no sé de dónde me salió la voz, y les dije:

-‘‘¿Qué pasa, Má? ’’.

Enseguida ellos se separaron y mi Madre salió del trance en el que se encontraba.

-‘‘To, tómese su agua Don Mario, ..yo, yo tengo que hacer unas cosas ’’.

-‘‘No se pleocupe Güerita, ..enseguida le arreglo la llanta ’’.

Enseguida salió mi Mami de la cocina bastante colorada, me miró y me esbozó una pequeña sonrisa, para después irse a su recamara bastante nerviosa. Después salió él, tratando de disimular su terrible erección, me miró muy serio, le acaba de echar a perder su buen revolcón, aunque no lo crean me sentí bien por eso, había salvado a mi Madre de otra cogida en la cocina. Volteé nuevamente a su recamara, sabía perfectamente que estaría masturbándose en la regadera, la terrible excitación que le había causado el viejo le había hecho perder la cordura.   

.....

La semana pasó muy rápido y yo estaba muy nervioso por el extraño comportamiento de mi Madre, sabía que nuevamente mi Madre había despertado aquella hembra fogosa que llevaba dentro, y además ése desgraciado viejo no se iba a quedar con las ganas e intentaría nuevamente aprovecharse de las más mínima oportunidad, para ése viejo repugnante mi Madre era como un exquisito manjar que no podía darse el lujo de no probar, sabía que el viejo intentaría algo, lo presentía, sólo tenía que estar muy alerta a los movimientos del tipo y los de mi Mami por supuesto.

-‘‘Voy al mercado mi amor, ..¿quieres que te compre algo? ’’. Me dijo Mama aquella mañana de sábado.

-‘‘Yo voy contigo Má, ..tal vez necesites ayuda ’’.

-‘‘No, no mi amor, cómo crees, ..mejor quédate aquí, volveré enseguida ’’.

-‘‘No Mami, ..además, estoy aburrido de estar encerrado, necesito distraerme un poco ’’.

-‘‘Bueno, vamos ’’.

Ése día hacía un calor insoportable, ella andaba vestida con un cómodo vestido estampado de tirantes, de gasa blanco con azul celeste, con escote en pico ya que el tiempo estaba realmente caluroso. Complementó el conjunto con unas bonitas sandalias de alto tacón que se había comprado unos días antes, la verdad se miraba preciosísima, esas piernas largas y macizas serían la delicia de todo hombre que se cruzara por nuestro camino. Cuando salimos de casa, como yo siempre era el que cerraba todo, no pude evitar ver cómo su trasero devoraba la delgada prenda de su vestido, seguro que traía una mini tanga ya que no se distinguían sus pantaletas, además porque la tela se le metía en el fondo de su raja dando la bellísima panorámica de su pomposo trasero dividido por la tela del vestido que se le había incrustado.

Serían como eso de las 11 horas de la mañana, tomamos la camioneta y al salir, el Portero estaba de pie al lado de la entrada de la zona residencial, nos saludó efusivamente, como siempre, pero ésta vez no quitaba la vista del escote de mi Mami ni de sus piernas, pues al ir conduciendo la falda estaba recogida bastante arriba dejando ver buena parte de sus muslos perfectos y torneados, además un poco brillosos por el sudor que cubría el cuerpo de mi Mami.

Esperamos a que el tipo subiera las barras, mientras él nos observaba y se reía, yo sólo observando al tipo cómo se la devoraba cómo la miraba, ya que no tenía ningún complejo en mirarla fijamente, lo que evidentemente no me gustaba. Nos dejó pasar y nos dirigimos al mercado por los víveres, todo estaba corriendo con normalidad hasta que vi cómo mi Madre colocaba un six pack de cerveza en el carrito, yo me quedé viéndola extrañado, efectivamente no era para ella, ni para mí, era para ése maldito Portero que seguramente terminaría tomándoselas y quién sabe qué cosas más terminaría por probar.

Al volver sobre las 13 horas cargados de bolsas, me topé en la entrada de la Residencial a mi querido amigo Pablito, ya lo recuerdan el hermano del amor de vida, Yuli, me dijo que si quería jugar un poco con la patineta, yo la verdad me moría de ganas ya que tenía mucho que no salía con él, me pareció bien decirle que sí, sólo que primero tenía que ayudarle a mi Mami con las bolsas. Para esto ella estacionó la camioneta al frente, enseguida vi que se acercó el viejo, Don Mario. que le falto tiempo para correr a ayudarla. Al estacionarnos abrió la puerta de mi Madre para invitarla a salir, se quedó ensimismado pues su falda estaba totalmente recogida y se veía casi el final de sus muslos, salimos enseguida y abrió el maletero, como siempre un montón de bolsas.

-‘‘Déjeme a mi Güerita, ..que esto e' cosa de hombres ’’. Dijo sujetando un par de bolsas.

-‘‘¡Muchas gracias Don Mario!, ..pero no se moleste ’’.

-‘‘Molestia selví a una belleza como uste'? ..e' un lujo y no una molestia Güerita ’’. Le dijo él con su acento andaluz.

Yo la verdad me enfurecía cada vez que el desgraciado la nombraba como ‘‘Güerita’’, y ella como una chiquilla quinceañera alborotada solo se reía y se sonrojaba cada vez mas.

-‘‘Muchas gracias Don Mario, ..es usted muy amable. Pedrito, ..si quieres ya ve con tu amiguito mi amor, Don Mario terminará por ayudarme ’’.

Iba ya a girarme para salir de allí, cuando él dijo:

-‘‘Espe'a Güerita, ..se le ha caído un pendiente ’’.

Y sin separarse un centímetro de ella, se agacho apoyando las rodillas en el suelo, sin darle tiempo a reaccionar y sin molestarse en disimular, levanto la vista desde esa posición, ya sabrán lo que ha de haber visto el desgraciado por debajo de su faldita. Él volvió a inspirar y diciendo:

-‘‘Qué bien huele, Güerita ’’.

Mi Madre inmediatamente llevó su mano hacía su falda para pegarla contra su cuerpo y taparse, pero el vecino fue más rápido y se levantó con una sonrisota entregándole el pendiente.

-‘‘Gra, gracias Don Mario ’’. Dijo bastante ruborizada.

Don Mario cargado con más de 8 bolsas se encaminó detrás de ella hacia el interior de la casa, y yo seguía parado afuera viéndolo todo, completamente ido por lo que había que sucedido. Al llegar a la puerta abrió enseguida para dejarle pasar pero con las bolsas y la estrechez de la puerta el hombre sin querer la rozó toda, sobre todo sus pechos, ya que está bastante pechugona.

-‘‘Diculpe Güerita, ..eto e' tan estrecho ’’.

-‘‘No, no se preocupe Don Mario, ..póngamelas en la cocina ’’. 

Abrieron la puerta y entraron a la casa, enseguida corrí tras ellos, no quería dejar a mi Madre sola en las manos de ése maldito Portero. Los seguí muy cerca de ellos, el viejo llevaba la mayoría de las bolsas y mi Madre lo guiaba, ya sabrán donde iba dirigida la mirada del viejo durante el trascurso, como les había dicho por el tremendo calor y el sudor de Mama, la falda le había quedado prácticamente pegada a sus nalgas por ir sentada manejando, por lo que el viejo tenia la mejor panorámica de esas deliciosas montañas de carne, no sé si mi Madre no lo notaba o esa era su intención, pero de lo que sí estoy seguro era que el viejo estaba disfrutando de lo lindo con tremendo espectáculo.

-‘‘Pase por favor, Don Mario ’’. Le dijo Mama guiándolo hacia dentro.

-‘‘Sí, ..¿dónde dejo to'o e'to, Güerita? ’’.

-‘‘Aquí mismo, Don Mario ..ya lo recogeré después ’’.

-‘‘No, no, dígame que e'to pesa mucho ’’.

-‘‘Bueno, mire tráigalas acá a la cocina ’’.

Le condujo por el pasillo marchando Mamá por delante, contoneando su prominente trasero para el viejo. Las nalgas de mi Mami vibraban con las zancadas. También sus pechos bajo el vestido que llamaban la atención del viejo, sus voluminosos pechos 36 C bailaban bajo el escote en V con el más mínimo movimiento. El Cubano se fijaba en cómo movía el culo y en cómo se le movían las tetas bajo la delgada tela del vestido. Como les decía, daba la impresión de que no llevaba bragas porque no se le notaba ningún relieve sobre el trasero. Mama detectaba su mirada hacia su trasero y piernas, pero parecía no importarle, es más se movía con más sensualidad y erotismo. Qué buena estaba mi Mami, perdón que yo lo diga, madurita, con aquel precioso trasero, con aquel cuerpo espectacular. Cuando llegaron a la cocina, Mama le señaló donde colocar las bolsas. Ambos se encontraban de pie junto a la mesita de cristal que tenemos en la cocina. Al viejo se le iban los ojos hacia la ranura del escote, como si no pudiera evitarlo, cómo miraba las curvas de sus caderas. Entre el escote de mi Mami, el viejo podía apreciar parte de la carne blanda de las tetas y los pezones que quedaban señalados sobre la tela.

Dejó las bolsas en la cocina y enseguida ella le dijo:

-‘‘Muchas gracias Don Mario, ..¿quiere una cerveza? Se la debía ’’.

-‘‘¿Tendrá una? ...’’

-‘‘Sí hombre, siéntese un minuto ’’.

La verdad que la actitud de mi Madre me tenia muy sorprendido, ella jamás había sido tan espléndida y tan atenta con un tipo como con éste viejo, ella siempre había sido muy despreciativa y fría a la hora de tratar a hombres de menor nivel económico, pero ahora, con éste viejo había cambiado, tenía una mirada brillosa y una estúpida sonrisita que no borraba de su rostro. Se puso delante de él, abrió la nevera, sin imaginarse que la fuerte luz haría que se transparentaran sus piernas, y efectivamente así fue, aquel viejo rudo se estaba excitando, y ella sin saber muy bien por qué disfrutaba provocándolo.

-‘‘¡Uy! pues no tengo ni una aquí ’’.

Se volvió a agachar ( inocentemente, eso quiero pensar ) para ver un estante bajo, mostrándole despistadamente su portentoso trasero, que por la delgada tela del vestido marcó sus formas perfectamente, pues la bombacha que llevaba era tanguita, por lo que arriba de sus caderas se dibujo a la perfección el triángulo de las costuras que se perdían entre sus cachetes. Yo que seguía ahí, parado desde atrás veía cómo el viejo se frotaba la entrepierna disimuladamente, el desgraciado ya tenia un bulto más que evidente queriendo romper sus viejos pantalones. Mamá se levantó y se volteó hacia él.

-‘‘Espere, que aquí arriba hay seguro ’’. Dijo ella y se volvió a inclinar.

El viejo estaba soñado, mi Madre le estaba brindado una de sus más sensuales poses y él casi estaba babeando, si por él fuera le hubiera gustado que mi Madre se quedara así por horas, se metió una mano en el bolsillo de su pantalón para acomodarse el bulto y le dijo:

-‘‘E' igual Güerita, ..déjelo, depué me la invita ’’.

-‘‘No, no de ninguna manera, estoy segura que yo compré ’’. Y seguía buscando.

No sé si mi Madre se estaba haciendo la tonta, pero me cansé de que el viejo se la estuviera tragando frente a mis narices, por lo que cansado de ello le dije:

-‘‘Claro Mamá, están todavía en las bolsas ’’. Le dije ya que me había desesperado.

-‘‘¡Ups!, pero qué distraída soy ¡Jiji!.. ya ve, le dije que había comprado ¡Jijiji!..’’

-‘‘Ay Má, ..dónde traes la cabeza ’’.

-‘‘Ya lo sé, mi amor, ¿pe, pero tú qué haces aquí todavía?, ¿no que ibas a salir con tu amiguito? ’’.

-‘‘Ya me voy pues Má, ..al rato regreso ’’.

Salí de la casa algo desconcertado, algo me decía que no dejara a mi Madre sola con ése viejo, si la traicionaba su naturaleza seguramente el tipo se aprovecharía de ella y terminaría montándola. Pero también pensé en ir a jugar con Pablito, que ya estaba desesperado a media calle con la patineta, mi lado morboso me decía que no la dejara sola, pero mi instinto infantil me decía que fuera con Pablito, además ya tenia ganas de divertirme como un niño normal.

Lo pensé unos segundos pero no había más, tenía que ver lo que sucedería dentro de la casa. Corrí hacia donde estaba Pablito para decirle que no podría ya que mi Madre me había obligado a recoger mi cuarto. Enseguida corrí de nuevo a la casa, ya se me figuraba ver a mi Mami en cuatro patas en la sala, corrí a toda velocidad y llegué a la casa sin aliento, entré sigilosamente por la puerta trasera, para no abrir la delantera ya que seguramente estarían aún en la cocina o ya en la sala platicando.

Cuando me asomé en la cocina me di cuenta de que ellos ya no estaban ahí, enseguida distinguí la voz de mi Madre hablando con Don Mario en la sala. El hombre estaba sentado junto a mi Madre tomando su cerveza, mientras que ella tomaba un vaso con agua, al parecer estaban hablando de sus parejas ya que él le preguntaba sobre mi Padre y ella agachando la cabeza le decía que lo extrañaba mucho. Fuera de eso que le decía, no tenía mi Madre por qué contarle su vida privada a un tipo que apenas había conocido, o quizás le decía eso para poner una barrera entre él y ella, pensado que Don Mario no intentaría más cosas con lo que le acaba de decir. 

Desde mi posición cercana a la sala desde donde los observaba, pude ver aún sin necesidad de acercarme demasiado que Mamá tenía sus piernas cruzadas, pero con los movimientos que hacía al dejar su vaso, el vestido poco a poco se le iba subiendo, la tela dejaba totalmente a la vista sus hermosas piernas blancas, adornadas de manera juvenil por una cadenita de plata, la falda era bastante corta como para que frecuentemente ella se la tuviera que estar ajustando y jalando hacia abajo para no descubrir aún más ante la mirada de ése viejo el final de sus infinitas piernas, especialmente así como era precisamente el caso, en el cuál ella se encontraba sentada.

A modo de gesto cordial, medio en bromas y por mi parte totalmente nervioso por lo que pudiera suceder, el viejo le dedicaba continuamente algún que otro piropo y a Mamá no parecía molestarle, más bien al contrario, se reía estúpidamente de sus ocurrencias. El viejo no paraba de exponerle lo bien que le sentaba aquel vestido, lo bonitas que tiene sus piernas bajo esa faldita o lo sexy que brillaba su piel con el calor. Siempre en tono medio jocoso claro está, pero directo al grano y con la intención de halagarla y al tiempo admirarla no solo con la vista, sino también acercándose poco a poco y dándole uno que otro roce inofensivo pero que el viejo caminaba a marcha forzada para acosarla.

Recuerdo alguno que otro piropo de los llamados indirectos que le han hecho reír mucho a Mamá, por ejemplo cuando le dijo que tiraban más dos tetas que dos carretas, haciendo la apreciación en su caso especialmente, ya que mi Mami tiene esas dos preciosidades tamaño casi D, dignas de admiración. Pensé que mi Madre se ofendería y lo sacaría a patadas por su impertinencia, pero no podía sorprenderme más Mamá, que sólo se rió y con el rostro más rojo que un tomate sólo le dijo:

-‘‘Ay Don Mario, qué cosas dice ’’.

La cuestión es que no entendía cómo una mujer como ella podía permitir todo eso, Mamá no era así, ¿cuándo me la habían cambiado? éste personaje, de unos 50 y tantos años, sin afeitar, sin arreglar y sucio...

A veces me planteo si Mamá tiene un problema, cómo una hembra como ella, joven, de buen cuerpo y buenas tetas puede intentar fijarse en esa persona. Que despedía un olor ciertamente fuerte, se notaba claramente que no se duchaba muy seguido, siempre con la misma ropa. No sé si será por su amabilidad o por ése olor tan fuerte que desprendía y que se me quedaba grabado... Admito que el viejo tenía un buen trato con las mujeres ya que siempre tenia a mi Mami riendo, además admiraba la valentía del Cubano, ya que no se impactaba de la belleza de mi Madre, otra persona frente a ella estuviera tartamudeando.

En fin, a mí me daba un poco de asco... pero para serles sincero, ver a mi blanca y limpia Madre sola con ése viejo moreno y sudoroso me resulta morboso. No sé qué le pasaba a Mamá con esos seres tan repugnantes, no sé si tuvo algún trauma de niña, no sé si le habrá pasado a alguien, no sé si esto para ella era una fantasía o no pero día a día cada vez que la veo se me hacía más diferente.

No pasó mucho tiempo para darme cuenta de que mis temores se habían hecho realidad, mi Madre empezaba a ponerse cada vez mas colorada y a excitarse por lo que se me figuraba que estaba viendo, ya que a ella no le molestaba en lo absoluto el modo en que Don Mario parecía estarla devorando con los ojos, que por instantes se clavaban en todos aquellos rincones que sus piernas parecían ofrecerle ante su mirada. Yo ya lo sabía perfectamente, como si ya esto hubiera ocurrido antes cientos de veces, que sin duda alguna aquel tipo no se iría de casa sin al menos haber intentado insinuársele nuevamente a mi Madre.

Reconozco que lo único que tendría yo que haber hecho era hacer algún ruido y todo eso habría terminado de manera instantánea, pero en vez de eso, decidí ver que era lo que podría ocurrir cuando Don Mario lo intentara y poder así constatar la naturaleza de mi Madre. Por lo que simplemente me quedé callado y dispuesto a presenciar el momento en que mi Madre lo corriera de la casa, aunque de eso estaría más adelante arrepentido.

La platica continuó por unos minutos, como les contaba el viejo resultó ser un tipo animado y seductor, tanto, que durante la charla, Mamá fue sintiéndose cada vez más relajada, y poco a poco se iba sintiendo más cómoda con las miradas descaradas que le echaba el viejo. Su conversación era amena y amable y sus comentarios siempre certeros y sorprendentes. Demostraba una madurez y una seguridad para seducir que, sin darse cuenta, Mamá se quedaba embobada escuchándole sin dejar de mirarlo. 

Cuando el viejo la miraba los ojos, ella se ruborizaba y le costaba mantenerle la mirada. Creo que él se daba cuenta y, cuando se dispuso a tomar nuevamente su vaso de agua, el viejo fijó sus ojos de nuevo en su escote y a continuación la miró a los ojos con una leve sonrisa pícara en el rostro. Tuvo que sujetar brevemente la mano de mi Mami para evitar que vertiera el agua sobre el tapete, pues estaba temblando. 

-‘‘Ya algunos me había hablado mucho de uste' Guerita, ..pero no podía imaginal que fuera a impresionalme de ésta manera ’’.

-‘‘Oh ¡Jiji!.. creo que exagera, Don Mario ..un hombre maduro y tan amable como usted seguro que tiene a muchas mujeres a sus pies ’’.

-‘‘Ahora sólo me impolta mi traba'o Güerita, ..aunque sí hay mujeres, que uno no puede deja' pasal desapelsividas ’’. Pronunció la palabra mujeres con un énfasis especial viéndola fijamente a los ojos.

-‘‘Apuesto que un hombre galante como usted tampoco pasa desapercibido para las mujeres ’’. Mama parecía otra, por momentos me parecía que ahora era ella la que lo coqueteaba.

-‘‘Bueno, ..mentilía si dijera que no, pero me halaga especialmente escúchalo de sus labios, nunca había conocido una Mujer tan, ..impresionante ’’.

Por suerte, mi Madre se puso de pie y se alejó del viejo, porque el Cubano ya estaba desplegando toda su artillería y ella estaba poco a poco cayendo en sus redes. Se recompuso decidida a no dejar que aquello avanzara más, pues empezaba a notar cómo todo su cuerpo hervía por dentro, y comenzaba a sudar sin poder evitarlo.

Se levantó a encender el aire acondicionado, el viejo se ofreció para ayudarla pero Mamá le dijo que no era nada y que siguiera disfrutando su cerveza. Ella sabía que estaba observando su trasero mientras se dirigía al panel para encenderlo, y no pudo dejar de moverlo ostensiblemente al caminar ( su instinto de hembra ya la traicionaba ) Ya encendida la ventilación, volvió acompañarlo en el sillón, a lo que rápidamente el viejo se acercó a ella todavía más que antes, se miraba más decidido, como si sintiera que ya la tenia en sus cochinas manos. Mientras le tomaba fuertes tragos a la lata, no dejaba de decirle cosas bonitas pero sin pasar nunca la invisible raya que podría hacer que lo pusiera en su sitio; al fin y al cabo era la Mujer respetable y él debía andar con pies de plomo.

-‘‘Qué suelte tenia su Marido, Güerita ’’.

-‘‘¿Por? ’’. Preguntó Mama distraída.

-‘‘Tenia a la mujel más amable e inteligente y que adema' compra cerveza, ..y que tiene un cuelpo espectacular. Que no he podido evita' fijalme ’’.

-‘‘Gracias por el cumplido, Don Mario ..pero le advierto que no soy una Mujer que suele hacerlo, ..sólo porque se lo debía, ¿eh? ’’.

-‘‘Lo sé, y la cerveza está exquisita, ..casi tanto como la anfitriona ’’. Y se le quedo viendo fijamente hasta que mi Madre bajo la mirada.

-‘‘Ay co, cómo es, Don Mario, ..qui, quiere otra? ’’.

-‘‘Sí, pero la quiero en vaso como éste ’’.

Dijo al tiempo que se pegaba a ella estirando su brazo por enfrente de ella para alcanzar el vaso que había dejado mi Madre en la mesita de centro.

-‘‘Y unos hielos ’’. Afirmó rodeándola con sus brazos para ofrecerle el vaso que ella misma había dejado.

Mamá se quedó unos segundos sin reaccionar, sin tomar el vaso y sintiendo su pecho casi rosando el suyo y su aliento casi en la cara. Tomó el vaso de su mano y se giró hacia la cocina nuevamente. El viejo con su risota triunfante veía como esas nalgas se alejaban de él y que muy pronto si seguía presionando terminarían siendo suyas.

Mi Madre pasó a mi lado y por poco y me cacha ahí escondido, afortunadamente estaba como ida en sus pensamientos, llevaba el rostro enrojecido como tomate y unas perlas de sudor brillaban sobre su nariz y pecho. Por otra parte el viejo se acomodaba en el sillón como si estuviera en su propia casa, le falto subir sus cochinas patas sobre los cojinetes. Mostraba una tremenda erección bajo los pantalones, si yo lo podía notar desde lejos mi Madre seguro que lo había hecho estando tan cerca, quizás eso era lo que la tenía tan nerviosa.

En eso el viejo se levantó y la siguió tras la cocina, yo me puse muy nervioso, sabía que mi Madre estaba muy vulnerable y el viejo estaba cada vez más decidido. Entró a la cocina y la vio desde la puerta.

-‘‘¿Qué le pasa, Güerita? Está temblando ’’.

-‘‘No, no, nada, ..¿puede sacar los hielos de congelador? ’’. Le dijo tratando de salir del paso.

-‘‘Claro, lo que me pida, ..Güerita ’’. Esto ultimo sonó terso y rotundo en sus labios y saliendo de su boca y su acento caribeño estremeció a mi Madre más que nunca.

Mientras el viejo ponía los cubitos en los vasos, Mama trató de calmarse lavándose la cara en el fregadero, se sentía hirviendo, y además le temblaban las manos. El muy cabrón la estaba seduciendo muy a su pesar y estaba seguro de que Mamá ya sólo pensaba en cómo sería su verga, aunque sabía que debía quitárselo de la cabeza.

Sin pensarlo, Mamá se subió a un taburete para buscar en un armario unos preciosos posavasos que Papá había traído de un viaje al extranjero y, cuando estaba a punto de alcanzarlos se acordó de que su falda era un poco corta. Miró hacia abajo y allí estaba el viejo, apoyado en la mesa de cristal sin dejar de admirar sus piernas. Mi Madre se ruborizó y tomando rápidamente lo que buscaba se dispuso a bajar. La mala fortuna y sus tacones hicieron que perdiera el equilibrio. Por suerte, el viejo estuvo presto para sujetarla con sus poderosos brazos curtidos por el trabajo.

-‘‘¡Ay por dios! ’’.

-‘‘No se asuste bonita, ..que ya Don Mario la tiene y no la va a solta' ¡Je, je!..’’

El viejo con una rápida reacción abrazó sus piernas y la cintura de mi Madre quedó a la altura de su cara. La mantuvo así unos instantes hasta que la dejó deslizar por su cuerpo delicadamente y aprovechando para rozarle todo lo que pudiera. Mamá no pudo decirle nada porque lo hizo con mucho disimulo y además la había salvado de un buen porrazo y fue cortés interesándose por si estaba bien. Tengo que reconocer que eso me puso a tope.

Antes de poner todo sobre la bandeja para volver al salón, Mamá tuvo que volver a lavarse la cara y refrescarse un poco la nuca con agua fría, era claro que estaba bastante caliente y el viejo lo había notado.

-‘‘¿No la molesto mucho velda' Güerita? ’’. Le dijo mientras se sentaba de nuevo en el sillón.

-‘‘No, no para nada, ..además si usted no me hubiera salvado qué golpe me habría llevado ’’.

-‘‘No es na'a, ..ademá, eso haría cualquier hombre por un bombón como usted ’’.

-‘‘Ay que cosas dice Don Mario, ..apuesto que eso se lo dice a todas ’’.

-‘‘Sólo a las que se lo merecen, Güerita ..y usté' se merece eso y má' ’’. El viejo viéndola a los ojos plantó una de sus rudas manos en la rodilla de mi Mami.

Enseguida mi Madre apartó su mano de su muslo y cambió de tema, y entre ellos se miraron e hicieron como que nada había pasado. Pero esa mirada no paraba de mosquearme. Parecía que estuvieran planeando algo. Al cabo de un rato volvían a tener una conversación amistosa, con bromas algo subidas de tono pero en buen rollo. Entonces volví a ver que el viejo ponía ‘‘inocentemente’’ su mano en el muslo de Mamá para que ella se girara porque quería contarle algo, pero desde ése momento no volvió a levantar la mano de la pierna de Mamá. Ella no hacía nada que pareciera indicar que la molestaba, y probablemente se sentía halagada por sentirse seducida por ése viejo maduro y lleno de experiencias, y por eso le permitía cierto contacto físico, porque tal y como ponía su manaza sobre las piernas de mi Madre, era imposible que ella no lo notara.

La conversación entre ellos fue tornándose cada vez más subida de tono, ya el Portero trataba de sacarle detalles de su vida sexual a mi Madre a cambio de contarle todo tipo de detalles de sus encuentros con otras mujeres en sus relaciones pasadas. Mi Madre parecía una chiquilla inexperta, y yo empezaba a estar mosqueado de ver a mi Madre tan cómoda con la mano del viejo tratando de sobarla disimuladamente todo el rato. La mano del Cubano llevaba ya en su muslo mas de 10 minutos y cada segundo parecía subir un poco más, y por fin para mi alivio mi Madre notó que esa mano ya había subido demasiado, pues casi estaba rozándole la ingle. Le apartó la mano pero sin brusquedad y riéndose.

-‘‘¡Pero bueno! Jiji!.., ¿a dónde va con esa mano? ’’. Le preguntó Mamá sin enfadarse, más bien riéndose como si le hiciera gracia que aquel viejo tratara de meterla mano.

-‘‘Es que tiene la piel suavecita, ..me cuesta trabajo tenela tan celca y no tocala ’’.

-‘‘Y usted qué dijo ¡Jiji!.. ésta ya se dejó. ¿Acaso le gustaría que lo tocara en esa parte también? ’’.

Diciendo esto mi Madre puso su mano en el muslo del viejo, aunque bastante más debajo de donde él había llegado a tocarla, pero algo encontró allí que le hizo ahogar un ‘‘Oh por dios’’ y apartar la mano enseguida.

-‘‘¿Qué pasó Güerita?, ..¿acaso encontró algo que no le gustara? ¡Je, je, je!.. ’’

Mi Madre lo miraba una y otra vez, como entre confundida y avergonzada, mientras el viejo ya más confiado se reía. Él ya se encontraba recostado sobre el sillón y con un brazo extendido sobre el respaldo en dirección hacia mi Madre, que se había adelantado hacia la mesa para tomar su vaso y beber otro poco de agua. Cuando acabó de tomar del vaso, lo colocó nuevamente sobre la mesita y haciéndose hacia atrás sobre su asiento, de pronto sintió la sorpresa de encontrar aquella mano en contacto con uno de sus hombros y para el poco alivio mío, pude ver cómo ella se sobresaltó y reaccionó con la intención de apartarse de su lado, pero él fue más rápido y sin darle tiempo para hacerlo, cerró la mano sobre su hombro y jalándola hacía él, le dio un beso en la boca.

Tal sorpresa, quizá más yo que ella, apenas pude contener un instante la respiración cuando la alcancé a escuchar dando un fuerte suspiro de asombro, que casi instantáneamente fue silenciado por la boca del viejo cerrándose contra sus delicados labios en un jugoso beso. Sólo pude notar una de sus delicadas manos por parte de Mamá agitarse levemente en el aire como si intentara oponer algo de resistencia ante la inesperada situación en la que se encontraba ahora. Sin embargo aquella pequeña mano no hizo en realidad un verdadero esfuerzo por apartarlo del todo y sólo siguió batiéndose inútilmente en el aire.

Entonces, por fin , después de unos instantes de ése agobiante intercambio de babas, el viejo Cubano se separó de ella para mirarla a los ojos antes de tomarla por la barbilla, y así entre esos segundos sin que ninguno de los dos dijera algo, se acercó nuevamente a sus labios para plantarle otro beso, pero éste más decidido que el anterior, acompañándolo ésta vez por aquella mano que habiendo abandonado su lugar sobre el hombro de mi Mami, comenzaba a bajar rumbo a sus portentosos senos, que subían y bajan por la emoción de la situación. Y mi Madre al sentirlo llegar, ésta vez si uso su mano para apartarlo pero sin hacer más intento por terminar el beso.

-‘‘No por favor ’’. Dijo débilmente.

Suavemente lo apartó de su pecho y subió junto con la suya su mano para dejarla sobre su hombro, pero apenas unos instantes después el viejo había vuelto a bajar su manota y aunque ella parecía pretender apartarlo de nuevo, Don Mario no sintió gran resistencia por parte de mi Madre, que pronto ya tenía nuevamente ambas manos sobre el frente de su vestido jugueteando con los tirantes que le sostenían la tela que cubría aquella parte de su cuerpo, y tratando de deslizar las pequeñas tiritas que le permitirían meterle mano a los pechos de mi Mami.

Mientras se besaban como dos enamorados, noté cómo el viejo muy ágil con sus manos apartaba hacía los hombros las pequeñas tiritas que sostenían su vestido, habiendo conseguido desnudar ya el contorno de sus hombros y logrado bajar la pechera de su vestido, para comenzar a hurgar dentro de las medias copas del brassiere que normalmente usa ella cuando va con ése tipo de vestidos; y que la falda de mi Mami ya había subido tanto por sus piernas que ahora dejaba ver casi el inicio de su bombachita azul que asomaba entre sus piernas, mientras que ella intentaba forcejear débilmente con él y quitárselo de encima.

Yo simplemente me encontraba en estado de estupefacción viendo toda esa acción en la sala de mi casa, como si petrificado estuviera impedido de hacer nada por evitar lo que parecía que pronto iba a ocurrir en mi propia casa, en tanto que fascinado observaba cómo un completo extraño intentaba propasarse con mi Mami. Las imágenes que veía parecían estar siendo tomadas de una de esas películas eróticas que veía cuando mi Madre no estaba en casa, aunque en esta ocasión era diferente a lo que ocurría en aquellas escenas, ya que en vez de ser una actriz profesional la que protagonizaba la película, era mi bella Madre a la que yo vería protagonizar sin saber si lograba o no liberarse de la situación en que sin duda alguna, ella misma se había metido.

En el forcejeo, Don Mario había conseguido ya bajar por completo la pechera de mi Madre y zafar de sus hombros los dos tirantes de su vestido, para después levantar de la copa uno de sus senos y atraparlo con sus rudas manos, permitiéndole así ver su sonrosado y duro pezón que parecía hablar por si sólo al manifestarle que la manipulación que estaba siendo objeto por aquel viejo, estaba surtiendo su efecto en el cuerpo de mi linda Mami.

-‘‘¡Puta chica!, ¡qué tetas tienes Mamasota, ..Mmmhh!  me las como to'as ’’. Le dijo el viejo ya con las tetas de mi Mami en sus manos.

El viejo, después de pellizcarle un poco más el pezón y retorcerlo entre sus dedos, no se conformó con sólo eso, decidió ir más allá, para sin mediar pregunta o contemplación alguna, se alejó de la boca de mi Mami y dirigirse con su boca hacia sus pechos, para comenzar a lamerlos y succionarlos mientras que los presionaba firmemente entre sus dedos. Al mismo tiempo en que mi Mami sintiendo la nueva caricia, sólo echó hacia atrás la cabeza, abriendo ligeramente la boca para dejar escapar un suave gemido que salió de entre sus labios, ‘‘¡Aahh!’’ justo al mismo momento en que ella entrecerrando los ojos, parecía abandonarse por completo ante los deseos de aquel hombre de mas de 50 años. Incluso ante mi estupefacta figura pude ver el momento en que apoyando sus propias manos contra la nuca del viejo, mi Madre lo atrajo más hacia sus pechos para ofrecerle a que continuara pegándose a sus tetas como un becerro lo hace con las ubres de su Madre.

Don Mario, al sentir las manos de mi Mami encomiándolo a seguir succionándola, debió de pensar que independientemente de lo que ella pudiera decir, simplemente era una hembra para ser tomada y se encontraba ya casi por completo a su merced. Él suspendió su labor sobre sus pechos para voltear a verla, mientras le susurraba algo que no alcancé a escuchar bien y volvió a besarla en la boca nuevamente, mientras que con sus manos iba esta vez en busca de lo que tenía mi Madre entre sus muslos.

Una de aquellas fuertes manos se acomodó sobre la rodilla de mi Madre y empezó a subirla por los muslos buscando metérsela bajo el poco recatado vuelo de su falda, logrando apenas unos segundos más tarde pasar más allá de los bajos de sus cachetes, hasta desaparecer bajo su falda, intentando alcanzar su objetivo que, al ver como mi Madre daba un pequeño brinquito, supongo yo que ya había alcanzado su objetivo, justo al final de las piernas de mi Mami. 

-‘‘¡Ooh!, ¡ahh! ’’. Mi Madre gemía con los ojos cerrados sintiendo esos dedos ya hurgando en lo más íntimo.

Ella al sentir la mano esculcando sus rincones íntimos dio un respingón al mismo tiempo que soltaba otro ligero pujido. Pero al sentir que aquella invasión de su privacidad trataba de jalarle su prenda íntima, volvió a hacer otro intento por apartarlo, aunque para ser honesto, puedo decir que a diferencia de la primera vez que ocurrió en que con tan poco éxito pretendió mantenerlo a raya, al menos en ésta ocasión, a éste intento, lo consiguió por un segundo, luego un tercero y finalmente un cuarto y último intento por impedir que la mano del viejo llegara más adentro o permaneciera bajo su levantada falda por mucho tiempo, aun cuando con cada nueva intentona, el vestido de mi Mami subía un poco más por sus muslos, que de inmediato pude notar que sin duda alguna con un par de ocasiones más en que lo intentara, Don Mario ya no tendría necesidad de meter mano bajo la misma para poder tener más fácil alcanzar su intimidad, pues las pantaletas de mi Madre, pronto quedarían totalmente a la vista de él.

Hasta que sin serle necesario más jaloneo, de pronto mi Mami dejó de apartarlo y comenzó a separar levemente las piernas para él, permitiéndole así tener más fácil acceso hacía su aún oculta rajita, que de inmediato Don Mario empezó acariciar con sus dedos por encima de la delicada y casi inexistente tela de su tanga. Acercándose cada vez con cada caricia un poco más hacía el último e intachable secreto íntimo de mi Madre, que hasta ese día habia sido un sueño inalcanzable para un tipo desagradable como éste.

-‘‘Qué rica puchita tiene Mama'ita, ..la tiene bien pachoncita ¡Mmmhh! ’’ Le decía el viejo con cara de maniaco.

-‘‘¡¡AY!!.. Don Mario, no me diga esas cosas ¡Aaahh! ’’. Le respondió mi Madre con cachondez.

En el proceso, su falda se encontraba ya casi totalmente enredada alrededor de su cintura y sus piernas descaradamente abiertas por completo hasta donde el sillón y sus propias posiciones sobre el mismo se los permitían, mi Mami dejando de aparentar la poca rectitud que aún le quedaba, fue en búsqueda del hombre para que mientras lo dejaba manosearla íntimamente, responderle a él con un beso apasionado donde parecía ya estar entregándosele por completo. Don Mario notando ya que la Señora de la casa estaba interesada en demostrarle ahora ella a él cuanto apreciaba ‘‘su visita’’, apartó a un lado la tela de sus pantaletas, para ahora hurgar hacía su hendidura sin que nadie lo detuviera.

-‘‘¡Ummhh! ¡Don Mariommhh! ’’. Le expresó mi Madre mordiéndose los labios.

-‘‘Difruta Mama'ita, ..saqué toda la pasióng que tenía desde lo 'e su Mari'o ’’.

-‘‘Ohhh noohh, no, ..no debería estar haciendo esto, Don Mario ¡Ooohh! ’’.

-‘‘Pero si ya e'ta apunto Señora, ..mire ya cómo tiene de moja'a la panochita ’’.

-‘‘Ohhh no, Don Mario, ..esto está mal, miihhh niño podría en, en cualquier... mo...mentooooohh... ’’ Alcancé a entender sus palabras entrecortadas referirse a mí, mientras que sus caderas comenzaban a agitarse, buscando aumentar el placer que los dedos de ese horrible viejo le provocaban al dedearla continuamente.

Entonces Don Mario se acercó a su oído y le susurró algo que la hizo titubear por unos instantes antes de que aparentemente no sin cierto temor aceptara buscar con sus delicadas manos la bragueta del tipo, al tiempo que le decía:

-‘‘Por favor Don Mario, ..¡ahh!, no se lo vaya a contar a nadie. Me moriría de vergüenza, ..¡ahh! si alguien se enterara ’’.

No obstante con la pena que le decía, pude notar que no le costó mucho trabajo en encontrar el broche del cierre de su pantalón, para que de un sólo jalón bajársela por completo y ver dentro la enardecida barra de carne del viejo, que sin lugar a dudas ya reclama por atención y ella aún en el estado de encantamiento y turbación sexual, al tenerlo frente a sus ojos, hizo un alto para enderezarse sobre el sillón y apreciar aquel enorme puro Cubano que le ofrecían para hacer con ella lo que quisiera.

El viejo estaba recostado en el sillón donde yo solía acostarme para ver mis series favoritas con el pantalón abierto y con la verga fuera, ya sabrán mi frustración y humillación. Mamá le había abierto el cierre hacia los lados y exhibía una gruesa tranca, una macana de muy buenas dimensiones y de un grosor increíble, con venas muy pronunciadas y un capullo voluminoso y arponado. Estaba rodeada de un denso vello negro y poseía unos güevos gordos y flácidos.

Don Mario sonrió al ver que ella no le quitaba el ojo a su terrible estaca. 

-‘‘¿Te gu'ta mi habano Cubano, eh? ’’. Le dijo Don Mario, abiertamente. 

Ella sólo lo volteo a ver para morderse el labio inferior.

-‘‘¡E, es demasiado grande! ..’’ Dijo con los ojos abiertos como dos focos.

-‘‘Y qué espera pué, ..¡no lo saque a que le diera aire Je, je, je!..’’ Y se reía con esa risa gruesa y macabra.

Mi Madre no pudo dominarse más y se lo restregó voluntariosamente.

-‘‘Venga, Güerita, ..agárramela para que la sienta' ’’.

-‘‘No soy Güerita, ..soy pelirroja ¡Jijiji!..’’

-‘‘Je, je, je.. Ya lo noté cariño ’’.

Obediente, mi Madre metió la mano en la bragueta y le costó trabajo liberar semejante herramienta del pantalón. La manita fina de mi Mami descendió por la barriga morena del viejo hasta que le agarró la enorme tranca y empezó a masturbarlo lentamente. Por un momento, calculé que ella iba a necesitar las dos manos para masturbarlo, lo cual se la empezó a menear tímidamente. El viejo se relajó reclinándose con la boca abierta, lanzando relajados jadeos. Desde mi posición observaba perplejo y serio la paja que le hacía mi Madre al viejo. Sus enormes güevos subían y bajaban al son de los suaves tirones. La barriga blanda le vibraba. Mamá permanecía echada sobre el costado del viejo, lamiéndole por el cuello y moviéndole la verga despacio, pero él no tardó en apartarla de su ingenuo propósito de hacer manualidades.

-‘‘Mama'ita, tengo 53 año' y soy Cubano, ..deja la' puñetas para tu niño chiquito. No me defraude', ‘‘pelirroja’’, que tiene' uno' labios que prometen ’’. ¡Uy! eso sí me dolió.

Mi Madre se convenció de que iba a tener que lamérsela. Se le quedó viendo a esa cosota sin saber por dónde empezar, realmente ese mástil la había hipnotizado. Y yo desde mi puesto de espionaje, de nuevo vi a esa mujer a quien aunque ya creía conocer después de estos últimos meses aún me sorprendía, y con asombro contemplé con humillación que ella llevaba puesto alrededor de uno de su dedos, la reluciente sortija con la que mi Padre desposara todo su amor y su cariño hacía muchos años atrás. Me sorprendió tanto ya que ella desde su nueva vida de luto jamás se la había puesto, eso me hizo enfurecer, ya que sentía que manchaba la memoria de mi Padre con sus marranadas.

Nuevamente estaba ante mí esa mujer desconocida, esa hembra hambrienta de placer y sexo, ahora súbitamente me resultaba casi una desconocida a quién jamás hubiera imaginado yo haber visto antes cometiendo tan ilícito acto y mucho menos aún con un completo desconocido, un maldito viejo rabo verde que sin embargo ahora tenía la fortuna de sentir aquellos delicados dedos cerrarse alrededor de su encendida tranca, como les decía, me dio una rabia al ver cómo la sortija brillante que había unido el cariño entre mis Padres estaba resplandeciendo entre la oscuridad de ese garrote.

Lo que sí me resultaba innegable es que en verdad aquel viejo se encontraba además de sumamente excitado, bastante bien dotado y que mi Madre se mostraba gratamente sorprendida por su tamaño, ya que parecía aferrare a él como si de un niño a un caramelo se tratara y aunque no pude distinguirla bien, algo curioso debe de haber habido en su mirada que ocasionó que su acompañante le dijera: 

-‘‘¿Qué pasa Señora?, ..¿encontró algo que no le gutara? ¿O me va a deci' que no e' suficiente para uted solita? ’’.

-‘‘¡Oh por dios no!, ..no, no es eso ’’.

Fue lo primero que contestó ella y luego de hacer una pausa, pero sin poder dejar de apartar la vista de aquel enorme trozo de virilidad que tenía entre las manos, no pudo si no comentar:

-‘‘Es que, ..¡¡es muuuy grande, y yo no sé, yo!! ’’.

-‘‘¡Je, je, je!.. ¿Nunca había tenido uno así de glande pa'a juga' con él, velda'?, ..anda Mama'ita, bésalo y acarícialo ’’. Le interrumpió él sin dejarla terminar de decir y luego preguntar:

-‘‘Te apue'to a que no se compa'a con el que tu Mari'o te debió de esta' dando, ¿velda'? ..’’

-‘‘¡No!, esto es mucho más grande que el suyo, ..y nunca había visto a un hombre con uno de éste tamaño ..’’ Respondió ella con voz melosa sin mayor miramiento al estar dirigiéndose abiertamente a la verga de otro hombre que ahora le pedía que lo comparara con el de mi Padre.

Entonces Don Mario sonrió con aire de triunfo ante la declaración de esa elegante Señora y mientras se incorporaba para acercarse al rostro de mi Madre y plantarse frente a ella, le indicó:

-‘‘¡Bien!, ..así se'á mucho má diveltido. Ahora pruébela que me esta dando frío ’’. Le arrimó hacia el frente su enorme tranca para ofrecérsela y que ella se la llevara a la boca.

En ése punto, mi Mami entendiendo lo que él pretendía, se detuvo sin saber que hacer, volteaba hacia la puerta con el nerviosísimo de que en cualquier momento yo podía entrar, cuando él tomando la justicia por su propia mano, uso su propia masculinidad para abofetear con ella ambas mejillas de mi Madre, que sorprendida, primero volteó la mirada junto con el resto de su cara, pero al sentir el segundo bofetón, intentó echarse hacia atrás, al mismo tiempo en que girando sus ojos hacía arriba, intentaba mirarlo como si quisiera decirle que podía ser peligroso hacerlo en la sala.

Mientras tanto, Don Mario que no tenía realmente intenciones de andar negociando lo que esperaba que ella hiciera, la abofeteo unas cuantas veces más con su encendido falo, haciendo resonar sus mejillas una y otra vez al hacer contacto contra su piel, para después y sin soltar de entre sus dedos aquel enorme mástil que pretendía introducir dentro de la boca de mi Madre, empujarlo contra sus labios en repetidas veces, al tiempo que le decía:

-‘‘Vamo' Seño' Tapia, ..abra esa boquita que quiero ve'la alrededol de mi palo ante' de que se la meta hasta las entrañas ’’.

-‘‘¡No, no, espere.. Mmmghh!, ..¡es, es que yooomffghh!.. mi hij ..nffgghhoo.. ¡AAAH!! ’’. 

Apenas iba ella alcanzar a decir cuando aprovechando la oportunidad, el viejo la hizo gritar al darle un leve pero firme jalón de cabellos que sirvió para que haciéndola abrir la boca más de lo que ella tenía previsto, él introdujera por fin la punta del pene y para cuando ella cerrara la boca nuevamente, sus labios se cerraran en torno a su morada cabeza.

-‘‘¡Oohhh! ¡Qué ricooo, que linda boquitaahhh! ’’. Fue su primera exclamación al entrar en contacto con la húmeda cavidad de mi querida Madre. 

-‘‘Ahora mámelo y déjese de pendeja'a que quiero que me lo ponga bien duro para clava'la con él ..y no me diga que no hacía e'to con su Mari'o ’’.

Mi Madre volteaba la mirada hacía arriba para encontrar su ojos, al mismo tiempo en que parecía estarle diciendo que era peligroso, pero que aquello que ahora él le hacía, era apenas un acto muy solemne que ella le tenía reservado a mi Padre sólo para ocasiones muy especiales en que deseaba complacerlo por alguna circunstancia particular. Don Mario notó esa mirada con que ella lo decía todo y le dijo:

-‘‘¡No puedo cre'ele!, ..una muje' como uste' Seño' Tapia, ..que va con e'tás ropas ofreciéndosele a cualquie'a que promete ayudarla ¿y no le gu'taba mamaselo al pobre de su Mari'o? ’’. Usando aquella manera curiosa de referirse a ella, recordándole su condición de joven viuda, mientras que en lo demás le hablaba de manera tan vulgar.

-‘‘¡Nogh.. yogh.. noghh! ’’.

-‘‘Eeeeesso, asíííí, ..eso e' viudita, chúpelo bien y trágueselo to'o entero que hay mucho má para uste' solita ..¡¡ohhhh!! ’’.

Exclamó el maldito Portero al tiempo en que desde mi lugar pude ver en las mejillas de mi querida Madre formarse unos hoyuelos al momento en que estás comenzaron a desinflarse de manera por demás humillante para ella, al intentar succionar tal y como él se lo pedía.

-‘‘Asíí.. ¡Oohh! así Seño'a, qué ricooo, ..¿ya ve como no era tan difícil? ’’. Preguntó él cuando sintió cómo ella ceñía sus mejillas en torno a su cada vez más enardecida virilidad. 

-‘‘Qué linda Seño'a, ..uste' si sabe cómo atende' bien a sus invitados ¡¡Ooohh!! ’’.

Mi Madre ya llevaba por el deseo, abrió su boca todo lo que pudo y se introdujo aquella exagerada porción de carne hasta la garganta, pero antes de engullirla, se había recreado unos segundos observándola con gula, como quien le echa un vistazo a un buen trozo de solomillo antes de darse el atracón. La verga de Don Mario era un gran músculo vivo, erguido y fibroso, de una longitud y un grosor impensables. No podía creerme que pudiera existir una verga de ese tamaño tan descomunal. Pero era real, mi Madre la tenía ante sus ojos y si no quería pasar por una niñita, debía reaccionar y disponerse a tragársela. La empuñó con las dos manos, como si se tratara de la mítica espada del cuento de la piedra, cerró los ojos y agachó la cabeza, decidida a enterrársela hasta la tráquea. La succionó ávidamente, casi como si fuera el tuétano de un hueso, todavía asombrada de sus insuperables dimensiones, y él se aprovechó de su ansia mal disimulada para susurrarle: 

-‘‘¿Te gu'ta, velda' Pelirroja?, ..¿e' mejo' que la de tu Mari'o? ’’.

-‘‘Mmghh.. Siiighh ..’’

-‘‘¡Je, je, je!.. Pues atragántate, no te quedes con gana ’’.

Y ella no se quedó con las ganas, mi Madre ya totalmente perdida no dejaba de chuparla con voracidad, controlando las arcadas cada vez que el glande chocaba en su paladar. Don Mario le recogió el pelo de la cara para deleitarse mirando cómo se tragaba su sable hasta la empuñadura, y no dejaba de musitar entre jadeos: 

-‘‘¡Qué cara pones, viudita!, ..la chupas de Puta madre! ¡Vaya cara de viciosa que tiene! ¡Je, je, je!..’’ 

A esas alturas, mi Mami ya estaba muy excitada. Lamía su miembro sin parar, hambrienta, como una degenerada, sin sacarlo nunca completamente de la boca, sin soltarlo ni un momento, moviendo la lengua afanosamente, estimulada por sus comentarios incesantes:

-‘‘¡Ooohh! Sigue así cariño, ..a ése ritmo, ¡Ooohh! cómetela toda. No descanses que vas muy bien ’’.

Mi Madre estaba decidida en satisfacer ése tremendo palo, de tan profundas que eran sus mamadas estoy seguro que éste ya rozaba sin cesar con su enorme punta de flecha en su campanilla, ya que le iba produciendo un cosquilleo asfixiante, pero ella como toda una experta ya en el arte de la felación, se estaba realmente esmerando para hacerle la mejor chupada de su vida, que no iba a cesar hasta concluir su labor a la perfección. De pronto, empecé a pensar algo en lo que estoy seguro que mi Madre no había reparado, ¿cómo sería cuando aquella manguera comenzara a descargar en su laringe?.

-‘‘Espera Mama'ita, ..te enseñaré otros trucos ’’.

Entonces el viejo decidió probar algo diferente y tras dejarla hacerle un poco más, con un hueco, húmedo y sonoro ruido que se produjo al extraer de los labios de mi Madre su mojada estaca, ‘‘¡Fflopp!’’, que lucía casi totalmente cubierta con la reluciente saliva de mi Mami, para después restregársela brevemente por la cara hasta dejarla también embadurnada con sus propia babas, que de inmediato se comenzaron a iluminar sobre sus pómulos. Terminando por enderezarse un poco más, buscó dentro de su pantalón para extraer el resto de su monstruosa virilidad, para tomarla con sus dedos y levantarla por completo al tiempo que se acercaba hacia su rostro y le decía:

-‘‘A ver viudita, ..bésame los güevos también, para que me los calientes y te puedan dar tu lechita ’’.

Pasmado me quedé cuando vi aquella monumental lanza que apuntaba al techo, tocando con su área inferior todo el rostro de mi Mami, cubriéndolo por completo desde la nariz hasta cubrirse y adentrarse levemente entre la alborotada cabellera dorada de mi Madre, para reaparecer nuevamente, rotunda y enhiesta en todo su vigor, al mismo tiempo en que tal y como le fuera ordenado, ella aplicó un suave beso sobre aquellos enormes sacos de esperma y luego buscó con su lengua el otro testículo para besarlo con el mismo afecto que a su compañero.

-‘‘¡Umhh!, ¡qué rico Mama'ita!’’ Exclamó Don Mario por la suave caricia.

Mi Madre como si se tratara de una gallina cuidando a sus huevos, trataba de la mejor manera esas arrugadas bolsas de leche, con su lengua le producía un delicioso masaje que hasta a mí me hizo estremecerme con sólo verlo, tanto que tuve que apretarme entre la entrepierna para disfrutar un poco lo que estaba viendo.

-‘‘Los besas tan rico Mama'ita, ..que me dan ganas de echárselos directo a la cara, para ve' cómo te ve' con mi leche embarrada por toda la cara ’’. 

-‘‘¡No, que tal si entra mi hijo! ’’. Le contestaba mi Madre desde sus bajos, pero sin apartarse en ningún momento de su trabajo.

-‘‘¡Le dice' que son para las arrugas Je, je, je!.. ¡Que es un tratamiento que desde ahora en adelante te lo vas a plica' todos los días. Je, je!.. ¡Apenas puedo imagina' que con ésta misma boquita puedas come' y besa' a tu niño Je, je!..’’ Eso me dio más coraje, el desgraciado se mofaba de nuestra humillación.

Y después de hacer el anterior y sumamente perverso comentario, se retiró brevemente de mi Mami para contemplarla por unos segundos antes de buscar con sus manos apartar por completo a ambos lados los tirantes de su vestido, mi Mami, que se mostró ante él sin preocuparse ya por fingir alguna falsa molestia y pretender ocultar ante sus ojos, el modo en que sus tetas ya casi del todo desbordadas de su sostén se lucían. Pero lo que hizo después Don Mario me tomó por sorpresa, al notar cómo iba en busca del elástico frontal del sujetador con que este se unía por las copas, y jalándolo hacía delante de forma violenta, lo separó de sus tetas que por un instante al verse liberados de la ajustada prenda se bambolearon agitadamente. Una vez habiéndolo estirado lo suficiente, colocó bajo el elástico su embravecida masculinidad para soltar la tela que de manera inmediata se contrajo sobre el miembro, aprisionándolo contra sus senos, dónde se acomodó entre lo mismos.

-‘‘Ahí guárdamela, Mama'ita, ..verá como te termina gustando ’’.

En verdad que la escena era algo nunca antes imaginado por mí, al ver a mi Mami, la viuda del gran Empresario Rodolfo Tapia con aquella tremenda masculinidad colocada entre sus pechos y aprisionada por aquella prenda que seguramente había usado con mi Padre y que obviamente él le había comprado, y que sin embargo ahora un desconocido había venido hasta mi casa para mostrarle a ella un nuevo uso que se le podía dar como ‘‘sujetador de falos’’, mientras que por otra parte habiendo ya concedido mucho mayor tamaño su garrote, podía notar cómo pese a estar colocado en su nacimiento a la altura de los pechos de mi Madre, alcanzaba a rozar con la punta del mismo los labios de ella, haciéndome incluso a mi, sentir algo de envidia por su formidable tamaño.

Entonces Don Mario, tomando por ambos pezones los pechos de mi Madre, los ajustó aún más a su rededor, al tiempo que comenzó a deslizarse hacia arriba y abajo, golpeando en cada ocasión la barbilla de mi Mami que sin poder apartar la vista de su recién descubierto y morboso nuevo juguete, no atinaba a saber que hacer o decir, hasta que entre jadeos él le indicó:

-‘‘Vamo' muñeca, ..abre la boquita y cada ve' que te lo presente, chúpalo. Para que él sepa que te gusta y que lo quieres tener dentro ’’.

Y yo por más de una quinta ocasión en esa misma tarde, asombrado pude ver cómo mi Mami sin objetar como normalmente lo hacía, simplemente lo obedecía y sin preámbulo alguno se disponía a complacerlo sin si quiera mencionar nada al respecto del previo jueguito que estaba haciendo con un desconocido en la sala de nuestra casa. Y así estuvieron unos minutos más, con aquel viejo rabo verde haciendo uso de las áreas que normalmente mi Madre las usaba para lucir sus flamantes vestidos y sus carísimas joyas, y ella besándolo en cada ocasión que este se la acercaba a los labios o dejándolo entrar como si fuera un helado, para sorberlo por un instante antes de que éste se retirara y se escondiera nuevamente entre sus tetas.

Yo simplemente lo contemplaba desde una esquina, disponiéndome a presenciar el momento en que sin poder contenerse más, por fin decidiera descargar sobre ella, sin embargo esto no ocurrió y unos instantes más tarde le comentó:

-‘‘¡Dios, ere' tan buena en esto que cuesta trabajo cree' que ya hayas enviudado y que ninguno de los tarado ricachones amigos de tu Mari'o no te pongan a comérselos cada vez que te miran! ’’.

-‘‘¡Por Dios, qué grande essss! ’’ Exclamó ella, en un tono que denotaba completamente la excitación de la que su ser era presa.

-‘‘¡Modestamente bonita Je, je, je!..’’

-‘‘¿Me lo va a dar todo?, ..no creo poder acomodarlo todo dentro ’’.  Dijo ella sin siquiera tener el más mínimo descaro por permitirle que fuera él, quién se lo pidiera y no ella quién se lo ofreciera.

-‘‘¿De velda' quieres tene'la toda dentro, Güerita? ’’. Preguntó él queriendo escucharla decir de sus propios labios

-‘‘Uyy, Don Mario, me va a doler ’’. Mi Madre le hablaba en tono de una chiquilla melosa.

-‘‘¡Je, je, je!.. No Güerita, ..¿harás lo que sea si te dejo tene'la? ’’.

-‘‘Sí, pero por favor Don Mario, ..ya déjame tenerla, es preciosa y quiero sentirla toda ’’. Fue la casi desesperada suplica de mi Madre.

Don Mario aceptando la invitación de mi Madre, extrajo definitivamente de entre sus senos la encendida barra de puro nervio, enseguida mientras la recostaba nuevamente sobre el sillón dirigió sus manos para buscar los elásticos de sus pantaletas y jalarlos hasta despojarse de ellas, las deslizó por sus piernas hasta llevarlas hasta sus zapatillas y tras forcejear un poco con los tacones de una de sus sandalias, aplicó un fuerte tirón para zafarlas de uno de sus pies, pero ya sin apurarse más por batallar con la otra extremidad, se la dejó colgando alrededor de su tobillo.

Mi Madre permaneció allí, recostada totalmente sobre el sofá con la falda enrollada sobre la cintura y con una pierna acomodada sobre el sillón, mientras que la otra permanecía sobre la alfombra apoyada sobre el afilado tacón de su sandalia, mientras su más íntima prenda que poco había hecho por proteger su honor y su honradez, permanecía colgada de su pantorrilla hasta resbalar hacía sus pies para ser pisoteada por la suela de su zapato. Mi Mami ya sin siquiera hacer el menor intento por cubrirse, se mantuvo en la posición que Don Mario la había dejado, totalmente expuesta ante su mirada con su recóndito secreto que ahora únicamente parecía permanecer oculto bajo un pequeño triangulito de pelos de su pubis.

Pero en vez de dirigirse a tomar posesión de su cuerpo, Don Mario se agachó hasta colocar su nariz, justo donde debería de quedar la entrada a su intimidad y aspiró fuertemente para inhalar su aroma, después clavó su prominente nariz contra la hendidura y comenzó a girar su cabeza conforme lo hacía, para después de distinguir algunos suspiros provenientes de la garganta de mi Madre ver cómo ella empezaba a convulsionarse de placer ante la mañosa e inapropiada caricia del viejo. Yo sin poder entender lo que hacía ése viejo lo veía corriéndose hacia arriba sobre los delicados vellos púbicos, para aparecer finalmente su tremenda narizota embarrada completamente por los jugos vaginales de mi querida Mami. Y tras unos instantes más durante los cuales permaneció totalmente pegado con la boca a la intimidad de mi Progenitora, sorbiéndola gustoso, mientras que con gesto divertido parecía celebrar los espasmos con que el cuerpo de ella, parecía anunciar su inminente orgasmo.

-‘‘Oh, Don Mario ¡Ummhh! Qué hace ¡Aaahhh! ’’.

La lengua de aquel viejo maduro y sudoroso la hacía disfrutar, notaba cada uno de sus lametones, cómo su lengua le rozaba contra su clítoris, cómo sus manos acariciaban sus muslos suavemente, sus pezones se endurecieron al límite, podía notarlos desde mi posición cómo se le erguían descaradamente, miró hacia abajo y pudo ver cómo la cabeza de Don Mario estaba metida debajo de su falda, pegó la cabeza contra el sofá a la vez que su lengua aceleraba y su puchita se mojaba todavía más, cerró los ojos y empezó a jadear.

Con los ojos cerrados, extasiada por el placer, escuchaba cómo la lamía y absorbía todos sus jugos, lo cuál no hacía más que ponerla más cachonda aún.

-‘‘Oh por diossss, ..no pare Don Mario ¡Ummhhh! ’’.

Su orgasmo se acercaba, mi Mami notaba cómo todo su cuerpo estaba excitadísimo y pronto se iba a correr. Pero Don Mario se levantó de pronto, ella apretó sus nudillos para soportar el terrible bajón conque se habían disipado las caricias. La movió un poco hasta ponerla boca abajo. Le separó las piernas un poco y la acomodó ahí entre sus piernas con el  trasero en su cara. Con sus manotas le apretaba las nalgas y se las mordía suavemente. Se las lamía como un perro lame la mano de su amo. Le chupó todas las nalgas, se las palmeó suavemente y asumió todo el olor natural que salía del interior de mi Mamita.

-‘‘¿Conoces el beso negro, Mama'ita? ’’. Le preguntó.

-‘‘No, no, ni idea que es ’’.

-‘‘¿Que tu Mari'o nunca te dio un beso negro? ’’.

-‘‘No, jamás ’’.

-‘‘Ah, los ricos, ..lo único que saben es hace' dinero ’’.

El viejo le abrió las nalgas, y comenzó a pasarle la lengua, haciendo un recorrido desde la vagina, hasta llegar al agujerito de su ano, iba y volvía, Mama comenzó a sentir que la lujuria se había apoderado de su razón, su lengua babosa y áspera iba de su clítoris a su ano, dejando su baba en todo el recorrido. Se detuvo justo ahí, en el orificio, su lengua se movía en el agujerito anal de mi Madre, se quedó ahí, intentando entrar como un pene, luego volvió a lamerle el clítoris. Su dedo índice fue entrando lentamente por el orificio empapado de la saliva que había dejado, lo movía en forma circular, luego fue entrando el dedo anular, lentamente, su lengua en su clítoris, sus dos dedos dentro de su ano, mi Madre sentía que alcanzaba el cielo con las manos. En ése momento el viejo tenía enterrado los dos dedos hasta el fondo del trasero de mi Mami. 

-‘‘¡¡Ooh por diosss!! ’’.

-‘‘Pero ve chica, ..tú pareces ma' Cubana que de otro la'o. Tienes un culón de infarto ’’.

Don Mario estaba extasiado con esos cachetes, los abría y cerraba con sus rudas manos, le gustaba absorber el olor natural de mi Mamita, un olor tan de ella. Era un olor común de un culito. Y procedió a chuparlo y a lamerle el culito. No hizo más que ponerle su lengua en ese culito e inmediatamente mi Madre comenzó a moverse. Se movía hacía arriba y hacía abajo, como ofreciéndole su trasero. 

-‘‘Oh, Don Mario, cómame ése culo Papi, ..¡¡Ummh!! ¡¡Qué rico se siente eso!! ’’

Ella misma agarró dos cojines y se los puso debajo para levantarlas un poco más. Al momento noté que mi Madre tenía dos dedos en la chocha ¡estaba masturbándose a la vez!. Le gustaba tocarse el clítoris mientras Don Mario le chupaba el culo.

-‘‘¡Métame la lengua adentro, mi amor! ..¡¡así, así, más, más adentro Uyyyy!! ’’.

Don Mario trincó su lengua y metió toda su cara entre sus cachetes. Casi no podía respirar pero quería disfrutarla al máximo. Las nalgas de mi Madre eran tan grandes y ése culito estaba tan profundo entre sus nalgas que casi se le hacía imposible llegar hasta ese botón rosado. Ella levantó las nalgas ya con el mayor descaro, le ayudó a que el viejo le metiera la lengua dentro del culo. Su lengua entró…Y comenzó a moverla hacia dentro y hacia fuera, como si la estuviera culeando pero con su áspera lengua.

-‘‘Ay Papi qué rico ¡¡Nooommm!! ¡Aaahhh! ¡¡Qué tremendo eres!! ¡¡SSSsshhhh!! ¡¡Aaaahhhh!! ¡¡Qué cosa más rica!! ¡¡Uhmm!! ¡¡Sigue Papi…Cómeme el trasero con tu lengua!! ¡¡¡Oh Dios qué rico oohhhhh!!! ’’

Alcanzó ella apenas unos instantes antes de que casi desfalleciéndose por completo la pudiera ver tensando más sus piernas, y sin lugar a dudas experimentó uno de sus más escandalosos orgasmos que recordara yo haberla visto tener antes, terminando por dejarse llevar bajo la oleada de placer que había reventado con su lengua aquel individuo. 

-‘‘¡¡Oooaaauuhhhh!! ¡¡Aauooooghhh!! ¡¡Ummhh!! ’’.

Don Mario sintió cómo se venía, su culito se contrajo muchas veces a la vez que ella gritaba. Tuvo un orgasmo con su lengua dentro de su ano, él sentía cada contracción en su propia lengua. Esto fue un encuentro cercano con uno de los orgasmos más intensos que le había visto a mi Madre y que jamás olvidaré…Pero ahora…Ahora le toca a  Don Mario disfrutar…

Sacó su lengua de su rosadito arito…le sabía algo extraño…pero seguramente rico, ya que se relamió los labios.

-‘‘Sabe' Güerita, ..apenas puedo cree' que una Señora tan fina y recatada como tú, pueda tenel éste aroma de muje' cachonda como si estuvieras en brama ’’. Terminó de decir él mientras se limpiaba la cara sobre la espalda de mi Mami, que impasible permanecía en esa posición esperando las siguientes órdenes del viejo.

Instantes más tarde, cuando al parecer él decidió que ya había sido bastante descanso para ella, se levantó de entre sus piernas y acercándose hacia mi Madre le ofreció nuevamente su encendido falo, se acomodó más cerca de su entrada, disponiéndose a penetrarla mientras le preguntaba:

-‘‘Dime Güerita, ..¿te gusta hace'lo con cuanto hombre llega a tu casa? ¿O me vas a deci' que soy el primero con quien te revuelcas despué' de tu Mari'o? ’’.

-‘‘No. ¡Aaahhhh! ’’. Le respondió con un corto gemido que me daba a entender que para ella ya no había marcha atrás.

Así fue la casi agónica respuesta de mi Madre que sin embargo no alcanzó a concluir cuando no bastándole ya con el placer que acababa de recibir, ansiosa le ayudó a dirigir su terrible falo hacía su objetivo, y tomándolo entre sus finos dedos y lo guio hacia su entrada, donde sintió por primera vez la carne de sus labios inferiores siendo rozada por aquel descomunal miembro, preparándose para recibirlo en su interior.

-‘‘¿Con cuánto te ha' acostado antes? ’’. Fue la pregunta que siguió con la aclaración de él. 

-‘‘¡Por favor, Don ..métalo yaahhh!  ...’’ 

Trataba ella de decir cada vez que él se le arrimaba para juguetear con su lanza sobre su hendidura, pero sin atreverse aún a profanarla por completo y tentarla a pedirle más. 

-‘‘Está muy deseosa, ..¿velda' cariño? ’’. 

-‘‘Venga acá, ..y mátame de una vez ’’. Y tras hacer una pausa, mi Madre decidió empujarse hacia abajo y provocarse ella misma la penetración.

Entonces Don Mario ya sin más preámbulo, aprovechando la ansiosa invitación se lanzó hacia dentro para sumir dentro de mi Madre aquel colosal órgano, que por lo que alcance a escuchar, lejos de inundarla de placer, al menos en su primer intento le resultó molesta, pues su inmediata reacción al sentirlo entrar, fue la de abrir completamente su boca y tratar de articular palabras con las cuales pedirle que fuera más lento.

-‘‘¡Aaauugghhhh! Nooo, no puedo, es enormeeeehhh, ..no, sácalo no ¡Aaauugghhhh! ’’.

-‘‘Tranquila Güerita, ..aguántese que usted me puso la verga caliente y ahora no me va a deja' así ’’. Contestó él divertido sin intención alguna por echarse hacia atrás.

-‘‘¡No, no, por favor Don Mariooo! ¡Ufff, ufff!.. Quieto, quietoooo.. ¡Por favor, pasito, des ..pasittooo!! ’’

-‘‘Imagina Güerita que tu niño llegara y pudiera velte así, ..te ve' preciosa con tus piernita' abiertas para mi y mi camote bien clavado hasta la mitad de tu panochita ¡Je, je, je!.. ¿Qué le diría'? ’’.

-‘‘Nooohh, nooohhh, por favor, ..sácalo ya, no puedo, noooo ’’. Le seguía pidiendo ella.

Pero sin hacer caso a sus aullidos, él entre gruñidos sólo le contestó:

-‘‘¿Qué pasa Señora?, ..¿nunca había tenido un garrote como el mío entre sus piernas? ’’.

Y luego haciéndose levemente hacia atrás para calmar por unos instantes la dolorosa profanación del cuerpo de mi Madre, agregó:

-‘‘¡Jamá había sentido un hoyito tan apretadito! ..Qué rico Güerita, parece que con el luto se te hubiera cerrado ¡Je, je, je!.. Apriétamelo siiii ¡¡Ooohh!! sí ’’.

Ella aprovechó la ocasión que le daba el viejo para respirar más calmadamente y pedirle:

-‘‘¡¡AAH!! ¡¡Papito, eres enorme!!, ..me matas con tu cosota, pero por favor no te detengas ’’. Terminando así con mi fugaz ilusión de poder considerar que al menos para mi Madre pudiera resultar molesto recibir dentro de su ser tan gigantesco aparato reproductor y detener su invasión.

-‘‘Tu lo pediste Güerita ..¡y aquí te va toda mi verga para que la sientas y al menos por una vez en tu vida sepas cómo es tener un macho de verdad entre las piernas! ’’. Le soltó el hiriente comentario a mi ya envenenada de placer y enviciada Madre.

-‘‘Ooohhhh, Papito sólo ve despacioooo ..y cógeme toda entera. ¡Aahhhhhhh!.. ¡Oouuhhhhhh!.. síííííí, asííííí ..’’ Le pedía ella enardecida.

-‘‘Te gusta mi verga, ..¿velda' Güerita? ’’. Le preguntó ya él. Incluso más decidido al ver el dominio que su masculinidad le daba sobre mi Mami.

Mientras que ella sintiéndolo ya casi hasta el fondo de su vagina, se abrazó a sus hombros y pude ver cómo se aferraba fuertemente a él, clavando sobre la tela de su camisa sus largas y perfectamente arregladas uñas color celeste. En tanto que subiendo los pies sobre la espalda de aquel viejo que había venido hasta mi casa para terminar fornicándose a mi Madre, y flexionando las rodillas, entrecruzó las piernas sobre el mismo y acomodó sus zapatos de forma tal en que sin lastimarlo de más, pudiera aún hincarle los tacones y sujetarse para continuar con las embestidas que se preparaba a tener ella.

Aquella elegante y fina tela de sus hasta apenas minutos atrás, pulcras e inmaculadas pantaletas que todavía negándose a caer permanecían colgadas de una de sus finas sandalias, mostrando algunas manchas de suciedad que denotaban claramente el escaso cuidado que en esta ocasión ella había permitido tener al ser despojada de ellas y dejado que fueran pisoteadas de la misma manera en que ahora el orgullo y la dignidad de nuestra familia era mancillada, en nuestra propia casa y a escasos metros de mis propias narices.

-‘‘¡Ooohh!.. Don Mario, ¡Aaahhh!.. ¡Aaahhh!.. es muy, muy grande.. muy grandeeeeaAAAHHH!! ..’’

Mamá estaba próxima a estallar nuevamente y yo podía ver en medio de la agitación aquel reluciente brillante que coronando su anillo de compromiso, adornaba unos de los dedos que se aferraba a su cuello para así poder soportar el frenético vaivén que se le venía apresuradamente. Cuando de pronto Don Mario modificando el compás de sus embestidas, se lanzó mucho más adentro en donde mi Madre jamás hubiera imaginado albergar algo así. Ella al sentirlo soltó un quejido ya más similar al de la hembra de algunos animales en celo, al ser tomadas por el macho que se propone perpetuar la especie.

-‘‘¡OoouuhhhhhhAAAAAAHHHHH!! ’’

Pero sin embargo, aquello ya no era una grito más de dolor si no de infinito placer al ser poseída por aquel semental, por lo que ella en vez de apartarse, busco con sus propias fuerzas hacer incluso más profunda la penetración, al mismo tiempo en que meneando las caderas sobre el sillón pretendía recompensarle de alguna manera por el enorme placer que el viejo le estaba brindando con su bien proporcionado órgano sexual. Y pronto volvió a gritar un poco más y jadear, mientras que alzándose sobre sus tacones como espuelas parecían clavarse en la espalda de su semental. Mi Madre volvió a experimentar un nuevo éxtasis y estalló con todo su cuerpo alrededor de la tremenda estaca que tenía clavada hasta el fondo mismo de su ser.

Don Mario, notando cómo gozaba ella con cada nuevo embate que parecía arrancarle sus entrañas, decidió retirarse por completo extrayendo de aquella anhelante cavidad, toda su gruesa extremidad, que por un momento pude apreciar en toda su magnificencia, completamente cubierta y bañada por los transparentes jugos con los que mi Madre afectuosamente la había embarrado al haberla tenido abrigada dentro de su chocho. Y que ahora comenzando desde la punta que aparecía especialmente mojada, relucían por toda su extensión hasta la maraña de pelos, donde desaparecía su raíz.

-‘‘¡¡Oh Dios!!, qué grande esssss ...’’ Exclamó mi Madre jadeante.

-‘‘Espera Mama'ita, aún no he terminado, ..y lo que viene será aún mejor ¡Ufff, uffff!!..’’

Lo que el viejo hizo a continuación, fue algo que tendré siempre guardado entre mis recuerdos más imborrables, como uno de los momentos más morbosos y placenteros, que yo vaya a vivir, al montársele sobre los pechos, para acercarse a ofrecerle su encendida tranca, mientras que Mamá cerrando sus lindos ojos, apartaba los labios para recibirlo dentro de su boca, formando una obscena ‘‘O’’ para que él atinara en el blanco. Cosa que tal y como era de esperarse no rechazó y de inmediato acertó a sumírsela por completo y detenerse únicamente cuando la escuchó atragantarse y sus rizados vellos púbicos, amenazaban con cubrir el rostro de mi Madre para extraerla nuevamente y dejarme ver aquella gran barra ahora también cubierta por la espumosa saliva que ella había aplicado sobre la misma, para mezclarse con sus propios jugos vaginales.

-‘‘¡Aaaarrrggggghhhh! ¡Aeghh!.. ¡Arghhh!.. ¡¡Es, es muy grande, ..no creo poder comérmela toda!! ’’. Le dijo mi Madre con toda su cara llena de babas.

Pero entonces Don Mario, en vez de continuar su asalto a la delicada boca de mi hasta entonces amada y bien portada Madre, él se acercó aún más hasta envolver entre sus muslos todo el rostro de mi Mami mientras que levantando su espada hacía el cielo, volteaba a mirar hacia abajo y aún incluso antes de que le pudiera decir que era lo que deseaba, dejar escapar un gran suspiro que se transfiguró más bien en gruñido cuando agitado le escuche decir:

-‘‘¡Ooohh! ¡Oommhhh! Sí, así chúpame los güevos, ..¡mámamelos para que me los calientes y así pode' dalte mi leche! ’’.

El viejo echo su cabeza hacía atrás, mientras que deleitado continuaba sintiendo los labios de mi Madre explorando cada centímetro de sus enormes sacos rellenos de lefa:

-‘‘¡Oh, Güerita, lo haces como las profesionales!, ..¡está' haciendo que casi me venga sobre tu cara, para embarralte con ellos todo tu pelo y dejalte mi leche en tus pestañas! ’’. Fue quizás poco digno y cortés su comentario, pero sin duda alguna muy bien merecido para mi Madre, que con un abandono que jamás me hubiera esperado yo ver, parecía estarlo volviendo loco, al punto de hacerlo bramar de excitación.

-‘‘¡Sí, así!, ..¡¡eso eh, bésalos, piensa que ahí dentro traigo mucha leche con que podría dejalte un hermanito a tu hijo para que jueguen!! ’’.

Aquel sucio y por demás insultante comentario, de pronto casi me saca de mis casillas al hacerme considerar por vez primera que tal y como él lo decía, mi confiada Madre, además de estarse revelando ante mi como una verdadera Puta, pudiera quedar embarazada con la semilla de aquel viejo, si ella no hacía nada por impedirle que su amante terminara dentro de su fértil cuerpo. Pero me contuve de saltar por las escaleras para ir a gritarle al viejo y a mi Madre cosas, o reclamarles al menos algo de la poca dignidad que mi cerda Madre pudiera aún conservar. Pero poseído por un extraño deseo, me mantuve en mi sitio para continuar presenciando aquel duro tormento que como una maldición el destino había puesto en nuestro camino.

Entonces Don Mario, terminando de estar satisfecho por el excelente trabajo que mi Madre le hubiera estado prodigando con sus labios y lengua sobre sus empapados testículos, se retiró de la proximidad con su boca, haciéndose para adelante incluso un poco y dejando resbalar a su paso aquellos enormes sacos colgantes, por todo el bello rostro de mi Mamita, hasta que por unos breves instantes, solamente su culo quedó cubriendo su cara. El desgraciado ese tenía una asquerosa cosa en mente, que aprovechó para sentarse encima de ella y comentarle lo bien que según él se sentía, al sentir la nariz de mi Mami empujándose contra su ano. 

-‘‘Huuyy Güerita, ..¡podría quedalme aquí por horas, pidiéndote que me lamieras el culo y sentalme sobre tu nariz para que me rosaras cada vez que me huelas! ’’. Terminó de decir, apenas un instante antes de que terminando de resbalar por el rostro de mi Madre, buscara apoyarse sobre el sillón para levantarse.

Mi Mami quedó ahí tendida sobre nuestro sillón familiar, con las piernas abiertas de manera por demás indecorosa, sus ropas que aún permanecían sobre su cuerpo se encontraban completamente arrugadas, su normalmente pulcra y siempre bien arreglada cabellera, ésta vez luciendo bastante desordenada, y con los restos de su propia saliva embarrados por todo su rostro, cubriendo parte de aquella respingada nariz y mejillas. Mientras que para mí ver en semejantes condiciones el siempre venerado cuerpo de mi Madre, constituía una franca bofetada a la decencia y autoestima. Constituyendo la más incomprensible imagen misma del ansiado placer, fusionada con la más absoluta deshonra de haber conocido la innegable derrota de su fidelidad a la memoria de mi Padre.

-‘‘Ven acá Güerita, ..que te falta lo bueno ’’.

Fue entonces que mientras absorto me encontraba yo con todo esto, debatiéndome entre mis embarazosos y tan confusos pensamientos, aquel viejo fue acostarse sobre el otro sillón y mi Madre enderezándose sobre el asiento, buscó con sus manos zafarse la íntima prenda que aún permanecía enredada con sus sandalias y tras arrojarla sobre la mesa de centro, donde fue a parar cerca de un arreglo floral muy bonito y elegante que había escogido ella para adornar la sala, finalmente se paró del sillón para terminar de zafarse el vestido que simplemente dejo caer al suelo para dejar al descubierto las incitantes copas de su brassiere, el cual pese a resultarle innecesario ya en ése momento al tener desbordadas sobre las mismas, ambas tetas, decidió conservar para únicamente terminar de zafarse el vestido con las piernas para que fuera a reunirse con su otra prenda, enseguida fue a buscar a su gran amante.

-‘‘¡Ahh! Espera aquí cariño, ..voy a cerrar la puerta. Mi hijo podría llegar en cualquier momento ’’.

-‘‘Déjalo que se entere, ..que sepa quién te va a llena' de ahora en adelante ¡Je, je, je!..’’

Se puso de pie así como se encontraba, la vi caminar hacia la puerta principal para cerrar el cerrojo, yo alcancé a deslizarme pegado a la pared para que no me viera, la verdad que verla así completamente desnuda caminando por la casa me recordó cuando aquellos dos desgraciados habían tenido la bacanal con ella y Beatriz. Antes de regresar a donde la esperaba el viejo volteó a mirarse en el espejo de la entrada para cepillarse el cabello y limpiarse un poco la cara de algunas babas y otros fluidos que habían quedado sobre su bello rostro tras la pasada felación. Sin bragas y sin vestido, con el cabello todo alborotado parecía una puta, la putita del Portero.

-‘‘Ya voy, ¿eh? ..no se me desespere ¡Ji ji!..’’. Le dijo sin mirarle.

-‘‘Vale ’’.

El viejo se estaba llenando otro vaso de cerveza y la esperaba sentado en el sofá con los pantalones en sus rodillas, esa era una imagen tan grotesca que me sería muy difícil de olvidar. Cuando Mamá regresaba pude recuperar mi sitio de observación y mis ojos se desorbitaron al ver a mi Madre en aquel estado. Iba completamente desnuda, ( bueno sólo con sostén, pero sus tetas estaban desbordadas de las copas de manera grotesca ), además pude observar sus gruesos y relucientes muslos y el vaivén de sus prominentes nalgas, que por cierto algo coloradas por los fuertes apretones que le había dado el viejo. Y para colmo se inclinó hacia él para darle un tierno beso, permitiendo que por la posición el viejo se deleitara con el movimiento de aquellos melones blanditos al colgar por el sostén. Mama se fijó en como su palo no había perdido ni una ápice de endurecimiento y lo esperaba ansioso para enterrársele en lo mas profundo de todo su ser.

-‘‘Se le ofrece algo mas, mi Rey ’’. Le dijo mirándolo a los ojos.

-‘‘Sólo que te sientes en mi verga ’’. Le dijo así, sin más de manera vulgar como lo caracterizaba.

-‘‘¡Uyy!, ..yo decía de la cocina, Don Mario ’’.

-‘‘Mis cigarrillos, ..los deje en aquel sillón ’’.

-‘‘Enseguida se los traigo, mi Rey ’’.

El viejo la vio contonear aquel culo pomposo libre de celulitis y parado. Al inclinarse, las nalgas se le abrieron, permitiéndole al Portero una nueva visión de su agujerito rosado en medio de sus nalgas y de la rosada gruta del chocho. Mi Madre estaba que ardía, sus muslos brillaban de la baba del viejo y los labios de su chochita estaban hinchados de la excitación. Con los cigarrillos en la mano, se dirigió de nuevo hacia el sofá y se sentó frente a él, sobre la mesita del centro, cruzando las piernas muy recta, como si con eso pudiera esconder algo de su pudor al estar exponiéndose ante él. Mamá encendió el cigarrillo ( jamás la había visto fumar ) y se lo dio. Al curvarse hacia él, la electricidad lujuriosa invadió más las entrañas del viejo, al ver el meneo de las tetas con el movimiento de los brazos, incluso al erguirse después de habérselo dado ya que sus hermosas Mamas se bambolearon y chocaron una con otra para el deleite del viejo.

-‘‘No hay nada como bebe', fuma' y un buen panochon ¡Je, je, je!.. Ven acá ’’. Dijo el viejo orgulloso de tener a la hembra más suculenta de toda la ciudad a su disposición.

Cuando se reunió con él sobre el sillón, Don Mario se encontraba recostado apenas con la parte superior de su cuerpo sobre el mismo y las piernas parcialmente extendidas hacía delante, doblándolas por las rodillas como si de un modelo humano de silla se tratara, suficientemente estable como para que mi Madre intentara sentarse sobre él y probar su resistencia, que fue exactamente lo que mi Mami hizo, montándose sobre el viejo para situar sobre aquella estaca, todo el centro de su cuerpo y abrazándose a él comenzar a descender sobre la misma.

-‘‘¡Uyyyy!.. ¡¡¡Qué grande essss!!! Sssss... ¡¡¡Aaaaahhhh!!! ’’.

-‘‘Eso eh' Mama'ita, ..siéntate en tu trono ’’.

Pudiendo yo ver desde atrás de su cuerpo cómo aquel tronco, lentamente fue desapareciendo entre sus nalgas mientras que ella sosteniéndose sobre sus tacones, iba doblando sus piernas hasta lograr empalarse por completo sobre aquel descomunal y venoso objeto que para su goce, debía de estar llenándola como nuca lo había hecho ninguno de sus amantes.

-‘‘¡¡¡Oh por diosssss!!! ¡¡Es muy grande, no creo poder Uffff!!..’’ 

-‘‘Y creo que sí ¡Je, je, je!..

Mi Madre se sentía atravesada como una brocheta, permaneció ahí sin moverse unos segundos para después ya un poquito más acostumbrada comenzar a moverse y agitar sus contundentes caderas alrededor de aquel miembro, cuando subía por el mismo, podía notar cómo cada pliegue de su feminidad parecía amoldarse por completo al órgano de aquel viejo, que gozoso se deleitaba con la delicada protección que ella le ofrecía dentro de su cuerpo, mientras que a su salida parecía querer seguir acariciándolo, para retenerlo clavado por siempre dentro de si, cubriéndolo con la deliciosa miel que su temblorosa anatomía producía para él, con el único fin y absoluta intención de hacerle más placentera la estancia y entrega absoluta de su cuerpo ante sus potentes dotes de macho.

-‘‘¡¡¡Por diosss!!!, Qué grande la tiene, Don Mario, ..pero me gusta ¡¡Ummhh!! Qué rica es ¡¡¡Aaahhh!!! ’’.

Mi Madre comenzó a moverse más lentamente, alzándose sobre sus piernas hasta que únicamente la cabeza del enardecido falo permanecía oculta dentro de su cueva y estirando su ajustada feminidad sobre el mismo, parecía estar por salirse, para luego descender nuevamente a todo lo largo del mismo, mientras que como si drogada por el placer estuviera, empezó a decirle algunas palabras de aliento y admiración, diciéndole incluso que de ése momento en adelante, podría él tenerla cuantas veces quisiera cada vez que yo no me encontrara en casa.

-‘‘Eso es lo que quieres, ¿velda', zorrita?, ..¿te gu'ta sentilte una Puta? ’’. Y sacó su vergota del chocho de mi Madre, y con su increíble fuerza le obligó a arrodillarse ante él, mientras que él, desnudo por el torso y barrigón, le observaba sonriendo despectivamente.

Y allí estaba de nuevo mi Madre, de rodillas en nuestra sala cubierta únicamente por su sostén, que como prenda en estos momentos no le servía para nada, hincada ante el Portero, ni más ni menos, su verga a pocos centímetros de sus labios, su colosal órgano, que la hipnotizaba, ya que jamás había tenido nada semejante, y sin poder creerlo de sí misma, con lentitud, abrió nuevamente la boca para con los labios rozar su glande, que besó varias veces, haciéndolo suspirar. Luego que usó su lengua y se embriagó del sabor de aquel vergón del viejo, lamió esa poronga de arriba abajo, Don Mario puso la mano en su cabeza y la sujetó del pelo, quería dirigirla… se sujetó el pene y acercó la boca de mi Mami nuevamente a sus testículos, al parecer cómo le gustaba eso y a mi Mami más ya que enseguida comenzó a lamerlos y a chuparlos como posesa.

-‘‘Métetelos en la boca, Puta, ..como si los estuvieras incubando ¡Je, je, je!..’’ Le ordenó, y ella ya sumisa obedeció, usando sus manos para alojar ese par de bolsas arrugadas y peludas dentro de su boca, y así permaneció por varios segundos.

El rostro de mi Madre era como para tomarle una foto, sus ojos azules como el cielo estaban completamente abiertos, con sus mejillas dibujando unos hoyuelos para absorber esos dos sacos arrugados de semen, mientras que los pelos púbicos del viejo y su terrible estaca descansaban sobre el bello rostro de mi Madre. Esto era de más degradante, no sólo para ella indigna representante del apellido Tapia sin no para mi Padre que con sus cochinadas y depravaciones manchaba la pulcra imagen del ‘‘Gran Empresario Adolfo Tapia.’’ 

-‘‘Sube con tu lengua hasta mi hongo, Puta, ..que también te pide tus caricias ’’ Le ordenó de forma ruda, como seguramente trataba a todas las Putas con las que seguramente se revolcaba. 

Y lentamente, fue subiendo mi Madre por aquella interminable barra de carne, dejó sus güevos bien ensalivados y subió con su lengua hasta su glande, entonces, sin soltar su cabeza, la obligó a meterse nuevamente su pene en la boca, aquí ella comenzó a usar sus manos, y cayó en la cuenta que llevaba un buen rato mugiendo mientras le daba sexo oral al Portero, consciente que jamás había engullido más de la mitad de esa verga por las dimensiones de ése monstruo.

La verdad que mi Mamá estaba irreconocible, estando consciente de que jamás lograría tragársela toda, se dedico a chupársela, lamía toda la barra venosa y bajaba nuevamente a los güevos… en eso, Don Mario sacó su pene de su boca y la besó, usando su lengua, y después del instante de shock, comenzó ella a responderle, lengüeteando juntos, el viejo mordió su labio inferior, estirándolo y luego soltándolo. Don Mario retirándose de sus labios uso la baba que había sacado de mi Madre para escupirle la cara, eso me sorprendió, jamás había visto que le hicieran eso y miren que he visto de todo. Don Mario la empezó a cachetear por todo el rostro con su barra de carne y venas, enfatizando especialmente en esparcir el escupitajo, restregando su carne contra sus labios.

-‘‘Suficiente, ..ahora tendrás lo bueno, perra caliente ’’.

Le dijo así, ya dirigiéndose a ella vulgarmente. La alzó cómo si fuera una muñeca, atrayéndola hacía él y besándola de nuevo, en tanto que sus manos no dejaban de moverse. Le dio vuelta y le hizo girar su cabeza de modo que podía besarla y al mismo tiempo acariciar sus senos, que ya estaban como piedras en ése punto. Mi Madre ya presa de una lujuria jamás experimentada, se dejaba hacer. Rodeó con su brazo la cabeza entrecana de su inesperado amante, sintiendo cómo el tipo le apachurraba las tetas como queriéndoselas exprimir, dándole un placer que ninguno de sus otros ‘‘amantes’’ le proporcionó jamás. Pronto sintió sus dedos gordos y ásperos introduciéndose dentro de su chochita, travesando su abertura ya inundada, haciéndola estremecer de pies a cabeza.

-‘‘Oh por dios Don Mario, ..esto es demasiado, ¡¡lo necesito yaaahhhh!! ’’. Le imploraba entre jadeos volteando el cuello para besarlo.

-‘‘¡Vaya con la Señora Tapia!, ..resulto se' una golosa ¡Je, je, je!.. Ahorita lo vamos a verigua' ’’.

Sus palabras sí me asustaban, éste desgraciado era muy fuerte y con su terrible reata sí me preocupé por mi Mamá, era cierto que ella estaba extasiada pero aun así, éste animal podía reventarla. Seguí muy pendiente por lo que llegara a pasar y vi cómo el viejo seguía esculcando el interior de mi Mamita, metiéndole ambos dedos y estirándolos como queriendo abrir un globo, mientras la boquita de mi Progenitora le pertenecían a su amado Portero. Entre sus dedos y los besos de lengua que le daba, le arrancaron rugidos bestiales que horas antes habría considerado imposibles surgiendo de mi Madre. Los dedos de el viejo recorrían su vagina, así como sus nalgas, y que al rato empezaba a hundirlos entre sus cachetes buscando lo más preciado. El maldito viejo untaba sus dedos con los propios jugos de mi Madre para lubricarle el agujero trasero… sus gemidos fueron en aumento, y si no fuera porque se encontraba agarrada de su cuello, habría caído presa de convulsiones por el fuertísimo orgasmo que el maldito viejo le causó con sus ásperos dedos rudos.

-‘‘¡¡¡Aaahh!!! Qué placerrrr ...’’ Gritaba mi Madre despavorida.

-‘‘Sabes lo que sigue, ¿velda'? ..ven para acá Puta, acá te daré tu merecido ’’.

El maldito viejo se llevó caminando a mi Madre paso a paso por detrás de ella, la cruzó hasta el comedor para ponerla sobre la mesa, ése lujoso mueble sería testigo de su furiosa batalla, esa enorme mesa donde muchas veces convivimos con mi Padre y celebramos sus tantas hazañas en los negocios, ahora serviría como cama para su terrible montada. Mi Madre quedó tendida sobre la mesa apachurrando sus tetas sobre la cálida madera de roble macizo color caoba. Don Mario se colocó detrás de ella admirando su trasero en pompa que lo invitaba sutilmente con un meneo de cadera que lo añoraba como gata en celo.  

Cuando Don Mario rozó su glande contra sus labios vaginales, ella sintió como una corriente eléctrica, estaba a punto de ser nuevamente atravesada por esa verga gigantesca. Creo que gritó cuando el viejo empezó a empujarla, y sus jadeos no se hicieron esperar, abriendo la boca de puro asombro al sentir que esa tranca que parecía nunca acabarse, hasta desvirgarle las profundidades de su panocha a las que ninguno de sus previos amantes había llegado ( y miren que ya eran muchos ).

-‘‘¡Oohh! Nunca me había cogido una cosita tan rica como tú, Putita ’’. Le susurró al oído. 

Mamá estaba como en trance, quejándose en el limbo, en tanto que el Portero la penetraba muy despacio, dejando que su chochito tembloroso se acostumbrara a ese gusanote, sacándola poco y recordándole cómo se la sacaba entera y se la clavaba de golpe hace unos minutos. El sudor bañaba sus cuerpos, Mamá totalmente desnuda y a merced de ése viejo, excepto por sus sandalias y su sostén que en estos momentos no le servía de nada ya que tenía las tetas de fuera. Ni yo mismo podía creer la forma en que mi Madre se quejaba, cual actriz porno, y Don Mario, a medida que aceleraba sus metidas, iba sacando más su tripón, golpeándole con fuerza las nalgas, aferrándose de los hombros, entonces empezó lo bueno, y el viejo enardecido se la sacaba entera y se la ensartaba de un sólo golpe, causando que ella gritara como si de puñaladas se trataran.

-‘‘¡¡AYY!!, Me matas, ¡¡AHH!! Qué grande essss.. ¡AAAHH!! ¡Diosss no puedooo!!! ’’. Exclamaba ella, mientras él rugía y gozaba gustoso.

Como buen amante, se encargó de ver que ella se corriera por tercera vez en la tarde, provocándole movimientos espasmódicos.

-‘‘¡¡¡Oooohh!!! ¡¡¡Don n Mariooo!!! ’’.

Pero entonces, para mi horror, de la nada, Don Mario se detuvo, se separó de ella dejando a mi Madre con un hueco muy grande en su panocha nuevamente, sin más, le abrió los cachetes con ambas manos y apuntando su boca hacía el preciado tesoro de mi Mamita, soltó una película de baba que fue a caer justamente en su botón rosado. Ella inmediatamente frunció el trasero y apretó el orto, comprendió claramente lo que intentaba hacer el Portero, pero antes de dejarla responder algo, éste le sambutió un dedo en el agujero. 

-‘‘¡¡¡AAAHHH!!! ’’.

Don Mario le lamía la cara sudorosa, mientras que con su dedo buscaba escarbar el intestino de mi Madre. Ella todavía en shock, sus manos gigantescas estaban abriéndole el trasero, no sé si de miedo o de excitación, sea como sea, ningún hombre le había dado lo que éste Portero cincuentón le provocaba.

-‘‘Espere, espere Don Mario ’’. Le dijo, mientras le besaba la cara y le rozaba su barba de días.

-‘‘¿Qué quieres Güerita?, ..¿no quieres que siga? ’’.

-‘‘Sí, sí pero... pero es que… me da miedo que haga eso conmigo ’’.

-‘‘¿Qué cosa?, ..no te entiendo, Güerita ’’.

-‘‘¿Qué?,  ..que tengamos sexo anal ’’.

-‘‘Sí, ..mejor sígale como estaba, ..estaba sintiendo delicioso ’’.

-‘‘No te preocupes, Güerita, ..eso lo solucionamos muy fácil ’’.

El desgraciado viejo se volvió a la cocina y regresó con lo que se me figuró una barrita de mantequilla. Creo que me reí de puro nerviosismo, pero me asusté por ella, ya que se aplicara lo que se aplicara era claro que mi Madre sufriría para albergar todo eso.

-‘‘¿Acaso no gozaste conmigo, Güerita? ’’.

-‘‘Sí, sí, ha estado genial pero… escuche, hagamos todo lo demás, si quiere se la chupo y luego me posee donde quiera pero…’’

De inmediato Don Mario se acercó a ella y puso uno de sus gruesos dedos sobre sus labios.

-‘‘Escúcheme bien, Señora, ..su culito va a se' mío, no mañana, ni la otra semana, ahorita. Ahora, relájese y déjeme a mi hace' todo, ..de usted depende si la lastimo o no ’’.

Sus palabras habían sido claras, la iba a sodomizar quisiera mi Madre o no. La abrazó y besándola en la boca, la volvió a colocar con la cola en pompa, y acariciando sus nalgas la preparó. Acercó una silla y sentándose, tomó un sope de mantequilla para untarse en los dedos, cuando su dedo quedó amarilloso en mantequilla hundió el dedo en el culo de mi Madre… pronto, ella se encontró aferrando sus manos a la mesa con el entrecejo fruncido, gimoteando como una Puta por la introducción de ése dedo rasposo.

Cuando su culo quedó tapizado en mantequilla, mi Madre se dio la vuelta para hacer lo mismo con su pene, tomó buen sope de mantequilla para deslizársela por el tronco con la mano, era curioso ver esa tranca de color cafesoso convertirse en un color amarilloso, la mantequilla empezó a escurrir por la punta del glande, la temperatura de esa tranca derretía rápidamente la sustancia, que hacía que ésta goteara por todo el comedor.
  
-‘‘Llénala bien, Güerita, ..a ti te conviene ¡Je, je, je!..’’

Mi Madre le guiñó un ojo y se dedicó a bañar con la mantequilla todo ése maravilloso cipote.

-‘‘Suficiente mi amol, ..es hora de inauguralte el canal ¡Je, je, je!..’’

Le dijo, y la puso de pie, le dio un beso en la boca y con el pie empujó la silla hasta el fondo, le dio vuelta y la volvió apoyar de brazos sobre la mesa. Mi Madre cerró los ojos, por fin, lo que estuvo temiendo todos estos minutos, al fin iba a sucederle… ¡el Portero se la iba a culear frente a mi narices!!

-‘‘Po, por favor Don Mario, tenga mucho cuidado, por favor ..’’

Mi Madre suspiró, estremeciéndose toda cuando sintió esa lengua en su ano, dándole deliciosos besos negros, causándole espasmos de puro placer. Gimió entonces al sentir la mantequilla chorreando por sus muslos, así como los dedotes de Don Mario metiéndoseles nuevamente en el culo.

-‘‘¡¡¡Oh, Dios mío!!! ’’. Exclamó, aterrada por el grosor de esos dedos, consciente de lo que le esperaba después.

Siguió jadeando un rato, en el que Don Mario masajeaba y lubricaba el culo de mi Mamita.

-‘‘Prepárate, Güerita, le llegó la hora a tu culito ¡Je, je, je!..’’ Le dijo, y apoyó el glande en su ano.

Mi Madre abrió la boca y cerró sus ojos, y creo que quedó en shock cuando Don Mario empujó su órgano en su culo estrecho, el viejo la tomó de la cintura y siguió entrando, y entrado, muy, muy despacio.

-‘‘¡¡¡Santo cielo Don Mario, me va a matar!!! ’’. Gritó.

-‘‘¡¡¡TShhh!!! Calma, Güerita, ..que ni he termina'o de metelte la cabezita ¡Je, je, je!..’’ Respondió el viejo, un poco sofocado.

Creo que mi Madre volvió a reírse de puro nerviosismo y Don Mario volvió a pugnar contra su recto. 

-‘‘¡Ya!, ya entró, ..ya pasó lo peo', Güerita ’’.

Mi Madre estaba casi desvanecida, pero Don Mario se inclinó para acariciar sus tetas, prosiguiendo su dolorosa invasión en el trasero de mi Madre. Le lamió la oreja y movió su cadera de súbito, metiéndole más y sacándole otro fuerte alarido.

-‘‘¡AAAHH!!! De, despacito Don Mario. ¡¡¡Auuuhhhh!!! ’’.

-‘‘Tranquila Güerita, ..te va a dole' un rato, pero te va a gusta', despué sólo por el culo va' a quere' ¡Je, je, je!..’’ Le decía, en tanto ella estaba como en trance, mugiendo.

Yo estaba muy atento a la enculada, cada vez veía cómo a cada segundo toda esa barra de nervio y venas se perdía entre el par de cachetes rosados de mi Madre. Entonces ella gritó, a lo que el Portero le dijo que acababa de meterle hasta media tranca. Y empezó un leve mete y saca, dilatando poco a poco su agujero, entonces algo pasó con mi Madre, algo que la embargó de un brutal placer que jamás había sospechado que existiera. Ella hasta sonrió y movió sus caderas para disfrutar más aquello. Ya había tenido sexo anal varias veces, pero pocas con vergas así de colosales.

-‘‘¿Ve'? Ya te está gustando, Zorrita, ..pero todavía te la quiero mete' toda ’’. Le dijo amenazante.

-‘‘¡¡Ouchh!! ¡¡¡A,adelante, Papi, soy toda tuya!!! ’’ Le dijo, sin poder creer lo ella estaba pidiendo.

Poco a poco, ya cuando se había acostumbrado a ése tubo en su culo, sintió que Don Mario empezaba a meterle más carne, creo que hasta se me erizaron los pelos al ver a mi Madre tragándose todo eso, ella sentía que la estaban partiendo en dos, como si de un camión atravesando su túnel se tratara.

-‘‘Grita, Güerita, grita ..aquí nadie te va' a escucha' ’’ Le dijo Don Mario, también jadeando.

Ella chilló, gozando y sufriendo cada milímetro de verga que entraba en su trasero, incluso lloró de placer, nunca le había pasado. Don Mario siguió entrando por un tiempo que me pareció infinito, yo casi ni podía moverme al estar viendo eso, a cada estocada la mesa se movía salvajemente, y eso que la mesa es enorme y cuesta mucho para moverla, pero se movía tanto que sacudía el candelabro. Cuando vi que sus enormes güevos bamboleándose chocaron contra el chocho empapado de mi Madre lo había logrado. Ella ya ni gritaba, de su boca, aunque abierta al máximo, ya no salía un sonido. Don Mario se la sacó un poquito y empezó su mete y saca.

-‘‘.... ¡¡¡Aaarrghhhh!!! .. ¡¡¡Nooooghhh!!! ’’ Se le escuchó decir cuando al fin pudo articular palabras.

Casi me muero de terror al ver el método de Don Mario para encular, el desgraciado se la sacaba cada vez más, para meter más y hasta sacarla toda e incrustarla de golpe. 

-‘‘¡Oh por dios, mi vida!, ..¡¡¡me vuelves loca!!! ’’ Le gritó, y Don Mario se rió, culeándola.

Fueron los minutos más dolorosos y placenteros para mi Madre, Don Mario iba sacándosela poco a poco, causándole un sufrimiento exquisito, por paradójico que suene, su nuevo Portero amado seguía chorreando mantequilla sobre su culo… a ese momento ella ya suspiraba, esperando el glorioso momento en que iban a empalarla con esa estaca de un sólo golpe.

Por fin, Don Mario se la sacó toda, y se la metió de una sola vez. Recuerdo cómo gritó mi Madre, se apretó contra la orilla de la mesa y le temblaron las piernas, corriéndose de nuevo, pero el viejo la sostuvo, y de nuevo, se la sacó, dejando su puro glande dentro de ella y penetrándola otra vez con violencia, haciéndola llorar… repitiendo su sádico empalamiento una y otra vez… para su dolor y extremo placer.

De inmediato, salió de ella y la hizo hincarse otra vez, ella de inmediato adivinó lo que se proponía y abrió su boca, pero él sosteniendo la cabeza de ella en su mano, mientras se pajeaba y la cacheteaba con su tolete sin dejar de masturbarse con una de sus manos. Agarró con la otra uno de los hombros de mi Madre, manteniéndola hincada, la atrajo más hacia él, hasta que su rostro estuvo a escasos centímetros de su rabo. Mamá observó brevemente el hongo hinchado y babeante, y luego dirigió su mirada a los ojos del viejo, que la observaba desde arriba con el mismo aire de desafío mostrado con anterioridad.

El Portero aceleró los movimientos de su mano sobre su verga y por unos instantes pareció que iba a terminar de hacerse la paja sobre el rostro de ella, pero la mirada sumisa de mi Madre debió hacerle recapacitar y se paró. Acercó la punta de su capullo a los labios de Mama y lo restregó suavemente por ellos, impregnándolos de líquido pre seminal.

-‘‘Abre la boca, ..esto te va a gusta' ’’.

El desgraciado planeaba hacer tragar a mi Madre toda su corrida y la muy cerda lo hizo, abrió toda la boca y sacó la lengua. El viejo se dio un par de tirones y soltó toda su lechada, en un par de segundos mi Madre quedó con la boca llena, tanto que la tuvo que cerrar porque ya se le escapaban por la coyuntura de sus labios, Mama quedo con la boca llena de semen, pero no se lo tragaba aun, parecía estar esperando la orden del viejo. Para después ante la mirada exhausta del viejo lo hizo, tuvo una pequeña arcada y una mueca de asco pero se bebió todo ese néctar, el néctar de su nuevo Macho.

Luego se hincó y de manera que me sorprendió y a la vez me dio mucho asco, lamió su propio semen de los labios de mi Madre, para terminar besándose con sus lenguas untadas en su asqueroso néctar.

-‘‘Ere' la Puta má buena que me he montado en mi vida, ..apuesto que ninguno de esos mariconcitos con los que te has revolcado jamá' te han agarrado así como yo lo he hecho ’’. Le decía.

-‘‘Ninguno, Don Mario, ..todos son maricones, usted es un hombre ’’. Le contestó mi Madre todavía extasiada.

Permanecieron ahí por unos instantes, porque las piernas les temblaban.

-‘‘¿Me podría ayudar a llegar al sillón? ’’. Le preguntó, ruborizándose, ya recuperando sus cabales.

-‘‘Preciosa ’’. Le dijo el viejo ayudándola a levantarse y llevándola de un hombro.

La ayudó a caminar, tomándola de su trasero, que seguramente le escocía de un modo infernal, con pasitos chiquitos y temblorosos logró llegar al sillón, pero sin sentarse normalmente, ya se imaginaran porqué. Mi Madre estaba sonrojadísima, debatiéndose sobre qué clase de sentimiento le inspiraba ese hombre. 

-‘‘¿Te hice daño? ’’ Le preguntó.

Ella se puso roja como un tomate.

-‘‘Pues no, no creo ’’.

-‘‘De velda' que eres demasiada hembra para esta' tan sola, ..falta de verga también hace daño. Dime a que horas se va tu hijito a la escuela?’’.

Y Mamá al escucharle decir esto, se acercó a su oído para comenzar a cuchichearle seguramente el horario de mis clases, mientras que Don Mario comenzaba a frotarse su verga que previamente ya había guardado en su pantalón. No lo podía creer, mi Madre le estaba dando permiso para que el viejo ése viniera a la casa para montarla cuando yo estuviera en clases, ¿qué iba a hacer?, mientras yo estuviera recibiendo mis clases mi Madre estaría recibiendo esa descomunal tranca, ¡y todos los días! No iba permitir eso, tenía que hacer algo, si no éste tipo terminaría siendo mi Padre, o peor aún, era capaz de darme un hermanito. 

Sobresaltado volví a la realidad, para evitar que eso ocurriera me escabullí lo más sigilosamente que pude hacía la cocina, para salir de la casa. Aún estaba perturbado, me esperé un tiempo sentado en la cera para darles tiempo de que se acomodaran sus ropas y se alistaran, cuando consideré que ya había sido tiempo más que suficiente para aparentar, me dirigí a la puerta. Como estaba cerrada, obvio por que mi Madre lo había hecho, pero para aparentar que yo no lo sabía, apreté el botón del timbre para que me abriera. 

Cuando finalmente me abrió, justo a su lado se encontraba parado el maldito Portero, con una sonrisa de oreja a oreja, que dudo que hubiera sido la misma si le hubiera yo dicho que sabía bien lo mucho que se había estado esforzando para ayudar a mi Madre con las bolsas. Mamá también con la sonrisota en su rostro terminó diciéndome:

-‘‘Mi amor, me dijo Don Mario que él podría encargarse del jardín, mientras que tu estás en la escuela, ..así tendrás más tiempo para hacer tus tareas ’’.

Valiente comparación hacía mi Madre al querer referirse más bien a lo fácil que para ella había resultado decir un ‘‘Sí’’ para que el desgraciado Portero viniera a montarla todas las mañanas.

-‘‘Ya le dije a tu Mami, ..tú no te preocupes pequeñín, te aseguro que nunca lucirán un jardín tan radiante. ¡Je, je, je!..’’ Añadió él dejándome pasar hacia el interior de la casa, donde más cerca de los sillones, él había estado tomando su victoria sobre el fácil cuerpo de mi Mami, el aroma a sexo se hacía cada vez más fuerte, aun cuando parecían haberlo querido ocultar tras las fragancias que habían rociado.

Como sea fue que pasé el desconcertante momento de estar hablando con el hombre que apenas minutos antes había estado gozándose a mi Madre ¡y cómo lo había hecho!, mientras hablaba sobre sus planes de jardinería, intentar apartar mi vista de aquellas manos que yo había visto paseando por todo su cuerpo y despojándola de su prenda más íntima para ofrecerle la mejor tarde de sexo que ella hubiera jamás soñado siquiera tener.

Aguantándome y tratando de comprender mi tan extraña actitud al no haber optado por al menos gritarle a la cara que bien sabía yo la Puta que yo tenía por Madre, el viejo se despidió de nosotros amenazando con volver el día de mañana, mientras que yo al verla hablar, no podía apartar de mi cabeza la imagen de aquellos mismos labios con que ahora se expresaba conmigo con una sonrisa, acomodados alrededor de aquella descomunal tranca con que apenas minutos antes aquel viejo había profanado la santidad de mi hogar y el buen apellido de nuestra Familia.

Finalmente, dejé pasar el momento antes de decidir que es lo que haría al respecto con ése viejo, sólo supe quedarme callado. Mi Madre se retiraba a su recamara con la carterita de hielos y caminando muy extraño. Ascendió por las gradas y la seguí con la mirada, el culo le estaba cobrando la factura de habérselo floreado. Es increíble cómo una buena tranca puede atarlas a alguien. Apenas llegó a la segunda planta, caminando bien despacio, me miró:

-‘‘Te ves mal, Má ’’. Le dije.

-‘‘Sí, es que me cayó pesado algo que comí ’’. Respondió, ruborizándose.

-‘‘Depende por dónde lo comas ..’’ Le dije solo para mí.

-‘‘¿Cómo dijiste? ...’’

-‘‘Que si quieres que llame al Médico, Mamá ’’.

-‘‘No mi amor, ..sólo necesito un baño y descansar, al ratito bajo ’’.

Mi Madre se fue a curar la cola y yo a masturbarme, tenía el pico a punto de explotar, además tenía que planear algo, el desgraciado ése no se la pasaría enculando a mi Madre mientras yo estuviera en clases, tenía que pensar en algo para borrarlo de esta ciudad, y tenía que hacerlo rápido ya que el maldito aparecería nuevamente el día de mañana. Por lo pronto tenía que tener todas las cámaras listas, aunque me fuera no podía darme el lujo de perder tan excitante espectáculo, pero eso será hasta mañana, hasta que mi Madre recupere su trasero. ...


Continuará brevemente.............ATTE Pedrito Tapia.

‘‘El Portero de la Colonia.. Vigilando a Don Mario.’’

PD.... No se olviden de valorar el relato y escribir su recado para motivarme a contarles más... les mando un cordial saludo.... 
pedritapia08@hotmail.com

14 comentarios:

  1. De nuevo mil gracias a ti Pedrito, fue un placer para mí, si me quedó algún fallo pido disculpas.
    Éste relato es de los mejores que he leído en toda mi vida, MARAVILLOSO. ¡¡Ya voy a leer el siguiente!!

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  2. capitulazo, se echan d menos los ruidos d la mamada, gracias y hasta el nuevo.

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  3. despues de tanto esperar ya llego, gracias pedrito gran episodio

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  4. el relato es igual que el numero XXX jajaja esta buenisimo

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    1. ALGUIEN SABE DEL CAPITULO XXIX, NO LO ENCUENTRO
      MI CORREO: mario05266@yahoo.com.ar

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  5. capitulo antologico mis felicitaciones Pedrito

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  6. relato de ★★★★★ estrellas factible solo de la mano de nuestro Pedrito Tapia, excepcional, una absoluta obra de arte, epsisodio para recordar

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